La intervención del fútbol
“Desde ya algunas sociedades anónimas se han anticipado reforzando sus directorios con cuadros políticos. Se resisten a los cambios. Pero lo han hecho tan mal, que ha llegado el momento de la intervención”, dice Fernando A. Tapia.
En el día número 54 de su gobierno por fin pudimos escuchar algunas frases del Presidente Gabriel Boric en relación con el fútbol. Si bien sus palabras estuvieron especialmente dedicadas para manifestar su preocupación por la escalada de violencia en los estadios, reconoció haber conversado en las horas precedentes con el senador Matías Walker, uno de los que como diputado ha impulsado una necesaria reforma a la ley que regula a las sociedades anónimas deportivas. Proyecto que duerme en el Senado desde hace cuatro años, con los que se ha perdido tiempo precioso para anticiparse a un fenómeno ya instalado en la industria del fútbol en Chile: la irrupción de los representantes o agentes de jugadores en la propiedad de los clubes.
El Jefe de Estado habló directamente de intervención, aunque no entregó detalles de los planes del Gobierno en esta materia. Horas después, se sumó también la ministra del deporte, Alexandra Benado, quien también tras un largo silencio al respecto, profundizó en lo que podríamos esperar en el futuro como propuesta para cambiar el calamitoso estado actual de la actividad deportiva que más apasiona y mueve a los chilenos.
Más allá que la atención de las autoridades sobre el asunto haya llegado luego de los vergonzosos hechos ocurridos en los estadios San Carlos de Apoquindo y Monumental, en el clásico entre la Universidad Católica y Colo Colo primero, y luego en los partidos de ambos cuadros en Copa Libertadores, y que dejaron muy en claro la incapacidad y la escasa preocupación de las empresas concesionarias que rigen los destinos de los clubes con la seguridad, lo cierto es que se agradece de que por fin desde el Gobierno exista una señal de, por fin, entrar al área de las definiciones.
La pregunta es ¿Por dónde partir?.
Está claro que los problemas no se solucionarán de la noche a la mañana con apenas unos decretos. Pero sin duda que lo más urgente es arrebatarle a la ANFP y a su consejo de presidentes el control efectivo de la Federación. El Gobierno no lo puede hacer por sí solo, pero tiene la capacidad de empujarlo, sobretodo porque el Estado provee una cantidad muy relevante de recursos que se destinan a la promoción de la actividad deportiva a través del Instituto Nacional del Deporte, con los que se nutre el Comité Olímpico y a través de éste todas las Federaciones, incluyendo la de Fútbol.
Esto es clave, toda vez que hay miles de millones de pesos que genera la Federación -ya que de éste organismo dependen todas las selecciones nacionales – y que finalmente sirven para subvencionar una actividad autodefinida como privada, como son las competencias del fútbol profesional chileno. Recursos que debieran llegar por ejemplo al fútbol amateur y de barrio, y que podrían beneficiarse con un fuerte impacto en su desarrollo con los consecuentes beneficios sociales.
No está demás agregar que la separación de la ANFP y la Federación es una exigencia establecida por la propia FIFA para todos sus asociados, pero que en Chile los dueños de la pelota, es decir, las sociedades anónimas, se han resistido a ejecutar, básicamente porque significa renunciar a los millones de dólares que generan las selecciones a través de los derechos televisivos y los múltiples acuerdos comerciales.
Sin embargo, la madre de todas las batallas se dará en el Congreso. Y por eso es relevante el dato transparentado por el Presidente Boric -su conversación con el Senador Walker-: la reforma a la ley 20.019 que regula a las sociedades anónimas deportivas, aprobada por la cámara de diputados en agosto de 2018, pero congelada desde entonces en el parlamento debido a un intenso lobby ejecutado por las máximas autoridades del fútbol, y por cierto por los empresarios que se han hecho de la propiedad de los clubes.
Los cambios que se proponen en la reforma simplemente buscan regular los conflictos de intereses que dejó abierta la normativa, como por ejemplo que los representantes de futbolistas sean a la vez dueños de un club, lesionando los proyectos deportivos que dieron origen a las instituciones; evitar que un mismo empresario tenga propiedad en más de un equipo -¿lógico, cierto?-; y especialmente devolverle voz y voto a los socios, absolutamente dejados de lado cuando irrumpieron las sociedades anónimas en el fútbol.
En este sentido se propone un ajuste que busca seguir el modelo de la Bundesliga alemana, es decir, que los socios tengan al menos el 50% más uno de las acciones, evitando que el control quede en manos de un sola persona física o jurídica. Será decisión del gobierno del Presidente Boric otorgarle urgencia a ésta discusión en el Congreso. Desde ya algunas sociedades anónimas se han anticipado reforzando sus directorios con cuadros políticos. Se resisten a los cambios. Pero lo han hecho tan mal, que ha llegado el momento de la intervención.
Fernando A. Tapia participa en Pauta de Juego, de Radio PAUTA, de lunes a viernes a partir de las 12:30 horas. Escúchelo por la 100.5 en Santiago, 99.1 en Antofagasta, y por la 96.7 en Valparaíso, Viña del Mar y Temuco, y véalo por el streaming en PAUTA.cl.