Deportes

La prohibición que aterra al fútbol

Imagen principal
PAUTA
POR Andres Sepúlveda |

“Fiscalizar apropiadamente cualquier actividad sospechosa y sin duda regularizar el funcionamiento de estas casas de apuestas para que operen con representación legal en el territorio nacional y paguen impuestos son algunas de las posibles soluciones que se plantean”, dice Fernando A. Tapia.

Esta semana la comisión de deportes de la Cámara de Diputados aprobó de manera unánime el proyecto de ley que prohíbe a las casas de apuestas en línea patrocinar clubes y eventos deportivos. Esto con el argumento de que la mayoría de estas empresas no están reguladas en nuestro país y porque, además, la actividad que publicitan puede tener un efecto negativo en los espectadores, especialmente los menores de edad.

La iniciativa deberá ser votada en la cámara de diputados y luego pasará al Senado. Es posible que el trámite legislativo dure varios meses antes que se transforme en ley, pero desde ya la noticia encendió las alarmas en la industria del fútbol.

En Chile, 11 de los 16 equipos de la primera división mantienen algún acuerdo comercial con algunas de las varias casas de apuestas que operan a través de internet. Por ende el efecto de una norma como ésta puede ser devastador para las finanzas de las instituciones.

Así por ejemplo Colo Colo acaba de firmar un suculento contrato que asciende a US$ 6 millones a cambio de la publicidad de su camiseta por un periodo de dos años con la empresa Coolbet. Universidad de Chile y la Universidad Católica también han sellado compromisos comerciales con corredoras de pronósticos deportivos cuyas sedes se encuentran principalmente en paraísos fiscales como Malta o Curazao.

La propia ANFP, es decir el organismo que dirige el fútbol chileno, también vendió el nombre del campeonato de ascenso a una casa de apuestas. La irrupción de este fenómeno es mundial, y se acrecentó en medio de la pandemia, cuando los ingresos de los clubes de fútbol se redujeron ostensiblemente debido a la paralización de los torneos y a la realización de partidos sin público, afectando duramente las economías de las instituciones.

Por eso es esperable una dura resistencia de los dirigentes del fútbol a este proyecto de ley que en principio prohibirá que las casas de apuestas en línea patrocinen eventos deportivos ya sea a través de forma presencial, es decir, de tableros publicitarios en los estadios, como también de transmisiones vía streaming, de radio o televisión y la publicidad en camisetas y equipamiento deportivo.

Habrá un lobby intenso, sin duda. Sobre todo porque hay cálculos que en Chile las apuestas de este tipo generan ganancias por más de US$ 150 millones, aunque, claro, con el agravante de que no pagan ni un solo peso en impuestos ya que la totalidad de estas plataformas operan desde el extranjero. En rigor las casas de apuestas en línea son un negocio ilegal, pero que favorecidas por un vacío regulatorio han operado sin problemas en nuestro país.

Según la Superintendencia de Casinos y Juegos (SCJ) en Chile existen más de 900 sitios de juegos, y aunque no todos son de apuestas, son los de pronósticos deportivos los que generan las más suculentas ganancias. Por lo mismo, también en el parlamento se discute desde marzo pasado otro proyecto de ley que pretende regularizar esta actividad, estableciendo la obligación de constituirse como empresas en el país, y pagar un 20% de sus ingresos brutos en impuestos. También pretende que los apostadores tributen un 15% de sus ganancias. Pero éste no es el único problema. La FIFA, si bien reconoce que las apuestas deportivas se han transformado en una importante fuente de financiamento para la industria, califica esta práctica como un serio riesgo a la integridad del fútbol. De hecho en su código de ética establece la prohibición a dirigentes, árbitros, jugadores, intermediarios y organizadores, de participar directa o indirectamente en el negocio de las apuestas. Establece sanciones que van desde multas económicas hasta tres años de suspensión. El problema es que no tiene capacidad de fiscalizar y la realidad establece que es muy fácil que alguno de estos actores termine vinculado a las mafias de las apuestas.

De hecho hace menos de un mes, la Policía Nacional de España desbarató una banda que manejaba resultados con equipos de la segunda y tercera división, llegando a detener a 21 personas, entre ellas varios futbolistas. El riesgo de amañar resultados de partidos está latente también en Chile. De hecho hay una investigación en curso en la fiscalía oriente de la Región Metropolitana con encuentros de la segunda división profesional, aunque en principio no directamente vinculada con casas de apuestas. Al menos por ahora.

¿Con qué independencia podría fiscalizar la ANFP si entre sus socios comerciales está precisamente una plataforma de pronósticos que hoy no está regulada en Chile?.

Quizás la solución no sea prohibir los patrocinios, por el impacto que tendría para la industria del fútbol, ya al borde de la quiebra. Pero sí restringir, limitar, como lo han hecho otros países, procurando que la publicidad no fomente la ludopatía y esté alejada de los menores de edad. También fiscalizar apropiadamente cualquier actividad sospechosa y sin duda regularizar el funcionamiento de estas casas de apuestas para que operen con representación legal en el territorio nacional y paguen impuestos, como debe ser.

Fernando A. Tapia participa en Pauta de Juego, de Radio PAUTA, de lunes a viernes a partir de las 12:30 horas. Escúchelo por la 100.5 en Santiago, 99.1 en Antofagasta, y por la 96.7 en Valparaíso, Viña del Mar y Temuco, y véalo por el streaming en PAUTA.cl.