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El Estallido Azul

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Agencia Uno
POR Andres Sepúlveda |

“Por ahora el abandono en el que se encuentra el club amenaza con desembocar en un estallido azul”, dice Fernando A. Tapia: “Después no digan que no lo vieron venir”.

No se trata de alimentar malas ideas, pero la paupérrima gestión del Grupo Sartor como administrador principal de Azul Azul parece alentar cada vez más una reacción en cadena, incluso posiblemente violenta de los hinchas de la Universidad de Chile.

Por cuarto año consecutivo el equipo azul vuelve a convivir con el fantasma del descenso, y a diez fechas del final del campeonato, su posición en la tabla amenaza con reeditar la traumática experiencia de la temporada pasada, en la que logró zafar de caer a la “B” de milagro.

En el fútbol mandan los resultados, y tras constatar que nuevamente el club vuelve a estar en peligro de perder la categoría, no son pocos los hinchas que a través de diversas organizaciones autónomas, se plantean acciones más decididas para recuperar el control de la institución o al menos tener una voz que realmente sea escuchada.

La “U” es una olla a presión que podría explotar en cualquier momento, y quienes hoy controlan la sociedad anónima que dirige los destinos del club han agudizado el panorama con actitudes de indolencia ante el drama deportivo. Los máximos dirigentes no dan la cara. No se les ve en los estadios, mucho menos en los medios de comunicación como para disimularlo.

Tras una nueva derrota en el superclásico, el presidente Michael Clark no halló nada mejor que tomarse vacaciones, en un nuevo acto inoportuno que no hizo otra cosa de dejarle en claro a los hinchas que la máxima autoridad parece no estar realmente preocupada por la crisis.

¿Dónde está el piloto?, se preguntó José Joaquín Laso, uno de los once miembros del directorio, representante de la familia Schapira, hoy en minoría en la empresa concesionaria. La referencia a la comedia de los 80 no era para la risa, ni tampoco sólo hacía referencia a los días de asueto del presidente del club justo después de la derrota ante Colo Colo.

Sin duda la ironía apunta también a las dudas que persisten respecto de los verdaderos dueños del paquete mayoritario de Azul Azul y, especialmente, a tratar de instalar la otra gran pregunta: ¿A dónde va el proyecto deportivo?. Hasta ahora el periodismo está en deuda con la opinión pública respecto de esta legítima inquietud de los hinchas azules. El entramado de sociedades comerciales parapetados tras un fondo de inversión privado han dificultado la tarea. No hay pruebas aún para establecer quiénes realmente son los dueños de la “U”, aunque sí muchas coincidencias que alimentan la sospecha de una operación financiera de gran envergadura en la que eventualmente podrían aparecer dirigentes de otros clubes del fútbol chileno e incluso algún representante de futbolistas involucrados en distintos grados tanto en la propiedad como en la gestión.

Rodrigo Goldberg, que fue uno de los gerentes deportivos de Azul Azul hasta mayo de este año, declaró hace unas semanas que no tenía pruebas, pero tampoco dudas que el presidente y propietario de Huachipato, Victoriano Cerda, era uno de los controladores del club de fútbol de la Universidad de Chile.

Verdad o no, lo cierto es que la “U” ha establecido en los hechos una alianza con el equipo del sur, traducida en múltiples operaciones de traspasos de jugadores que coincidentemente han terminado en suculentos beneficios económicos para el cuadro del acero y, por contrapartida, en escuálidos dividendos para los azules.

¿Es posible que la administración de uno de los clubes más importantes del país haya quedado en manos de dirigentes o empresarios cuyo principal objetivo es utilizarlo como una gran vitrina para comprar y vender pases de jugadores? ¿Está el club de fútbol de la Universidad de Chile bajo el control de especuladores financieros que pretenden alcanzar importantes ganancias con una inversión de corto plazo, abandonando el proyecto deportivo y lesionando los valores que representa su nombre?. Por ahora son preguntas sin respuestas definitivas, porque no hay pruebas. Pero sí señales que debiera enfrentar la casa de estudios.

A fines de los 80, luego de una dictadura que intervino y dilapidó gran parte del patrimonio del club, terminando con su descenso a la segunda división, fue precisamente la academia la que llegó a su rescate y resurrección. Primero con el abogado Mario Mosquera y luego con el doctor René Orozco. Surgió entonces la nueva “U”, que logró reinstalar al equipo entre los grandes protagonistas del fútbol chileno, con títulos y una importante conexión con sus hinchas y el rol social que establecían sus propias bases.

Quizás sea el momento de que las actuales autoridades universitarias, encabezadas por la rectora Rosa Devés, se tomen realmente en serio la crisis de la institución que lleva su nombre. Por ahora el abandono en el que se encuentra el club amenaza con desembocar en un estallido azul. Después no digan que no lo vieron venir.

Fernando A. Tapia participa en Pauta de Juego, de Radio PAUTA, de lunes a viernes a partir de las 12:30 horas. Escúchelo por la 100.5 en Santiago, 99.1 en Antofagasta, y por la 96.7 en Valparaíso, Viña del Mar y Temuco, y véalo por el streaming en PAUTA.cl.