La casa siempre gana
“En la ANFP han preferido aprovechar el vacío legal para seguir adelante”, dice Fernando A. Tapia: “Un conflicto de interés evidente”.
Todos ven el peligro, pero todos también han sucumbido a la tentación del negocio y el dinero. Y en el caso de Chile, a la posibilidad de evitar el descalabro económico. Pese a las advertencias, y a la tendencia imperante en el mundo, el fútbol chileno ha terminado por entregarse a las casas de apuestas en línea, una industria no regulada y considerada como ilegal por la superintendencia de Casinos y Juegos.
La ANFP, que ya había cedido el nombre del campeonato de la Primera B a un operador de apuestas a través de internet, cerró ahora un acuerdo para que la empresa Betsson sea el principal auspiciador del torneo de Primera División. A cambio recibirá US$ 2.5 millones por año, trato que se extenderá por tres temporadas.
La actual dirigencia encabezada por Pablo Milad optó por mirar para el lado, y desentenderse incluso de la discusión en el Parlamento en el que se tramitan dos proyectos de ley que buscan regularizar esta industria, y prohibir la publicidad en organizaciones y eventos deportivos, atendiendo las externalidades negativas que supone el negocio. Peor aún: los dirigentes del fútbol optaron por menospreciar la recomendación de la propia FIFA, que ha calificado la irrupción de las casas de apuestas como un peligro para la integridad de este deporte.
Mientras en Europa este mecanismo de financiamiento de los clubes va en retirada, a partir de legislaciones como las que hoy tramitan nuestros parlamentarios, en la ANFP han preferido aprovechar el vacío legal para seguir adelante, cueste lo que cueste, conscientes del riesgo, poniendo, una vez más, el negocio por sobre la competencia y la transparencia del juego. Esto último es lo que más se ve afectado, porque desde la dirigencia no habrá altura ética para despejar las dudas que se puedan instalar ante el riesgo de un amaño de partido, del posible acuerdo entre bambalinas o una acción premeditada que permita que alguno de los actores o un tercero vinculado a ellos obtenga suculentas ganancias en el juego.
Las casas de apuestas en línea han aterrizado con fuerza en Chile, según estimaciones oficiales, generando ganancias por más de US$ 150 millones por año, y cerrando generosos contratos publicitarios con más de la mitad de los equipos profesionales en las dos divisiones más importantes de la competencia. De hecho, 15 de los 16 equipos de la serie de honor tienen acuerdos comerciales con corredoras de apuestas no reguladas, que funcionan en el mercado chileno, mayoritariamente, sin tener domicilio establecido en el país, sin representación legal en el territorio nacional, funcionando muchas de ellas en paraísos fiscales, y que, por tanto, no tributan ni un solo peso, generando además una competencia desleal con la industria de los Casinos, la Polla Chilena de Beneficencia, la Lotería de Concepción y la Hípica, negocios que si están legalizadas en nuestro país.
Esto, por cierto, ha generado acciones judiciales que están en curso, las que también fueron desestimadas por la industria del fútbol. Sin ir más lejos, Colo Colo y Universidad de Chile, los dos equipos más populares del país, firmaron acuerdos con corredoras de apuestas como principales sponsors de sus camisetas, en una danza de millones jamás antes vista en nuestro país para este concepto.
Esto no es todo, porque si desde ya el negocio se mueve en un escenario opaco, varios de los acuerdos entre casas de apuestas en línea y los clubes fueron gestionados por la empresa Vibra Marketing, de propiedad del representante de futbolistas más poderoso del fútbol chileno: Fernando Felicevich.
Un conflicto de interés evidente del cual también la gran mayoría de los actores de la industria optan por hacerse los desentendidos. Los generosos patrocinios también han alcanzado con fuerza a futbolistas, retirados y en actividad -en el caso de estos últimos una acción mucho más cuestionada- además de personalidades del espectáculo y, también, masivamente, a medios de comunicación, incluyendo a reconocidos periodistas, lo que ha contribuido a que este importante tema no sea abordado con la objetividad, insistencia y profundidad necesarias.
A la espera de que los parlamentarios completen el trabajo, que la justicia dictamine en relación con las demandas en curso, y ante el riesgo asociado de este mercado no regulado, quizás sólo quede una recomendación para los hinchas, los que generalmente terminan siendo los principales apostadores: no olviden que en este tipo de negocios la casa siempre gana.