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Columna de Fernando A. Tapia: La geopolítica del fútbol”

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POR Andres Sepúlveda |

“Los hinchas tienen todo el derecho a disfrutar de las acciones que ocurren dentro de la cancha, pero afuera de ella se disputan otras batallas que ya superan el negocio”, dice Fernando A. Tapia.

El Manchester City es el nuevo campeón de Europa. Una alegría inimaginable hace 20 años por sus hinchas, acostumbrados a ser los parientes pobres del Manchester United, el clásico y potente rival de la misma ciudad.

Los fanáticos ciudadanos llenaron las calles festejando un histórico triplete: campeones de la Liga Premier, de la Copa FA y nada menos que, por primera vez en su historia, de la Champions League. Este último un trofeo buscado con obsesión desbordada. Desde el 2016, cuando el Jeque Mansour Bin Zayed, miembro de la familia real de los Emiratos Árabes Unidos, y propietario del club a través del City Football Group, decidió la contratación del español Pep Guardiola como entrenador, el club invirtió 1297 millones de euros en fichajes. Una cifra récord en el mundo del fútbol. Ni siquiera haber ganado en cinco ocasiones la máxima competencia de Inglaterra en los últimos siete años alcanzaba para justificar la impresionante danza de recursos económicos. Para el City, su dueño, Guardiola, jugadores e hinchas o era el título de Europa o el fracaso.

Resultó lo primero, y con justicia, más allá del inesperado trámite que tuvo el partido final con el Inter de Milán, equipo de profunda tradición en Italia, pero que hoy está bajo control del empresario Chino Steven Zhang, del superpoderoso grupo comercial Suning. Porque en el fútbol de hoy no es que la pasión esté siendo desplazada por el negocio, sino que ahora también la geopolítica ayuda a comprender la batalla paralela que se disputa fuera de cancha. No es una exageración decir que, en la final de la Champions League, los petrodólares de los Emiratos se impusieron a los yuanes chinos.

De la misma manera, se podría decir que el fracaso del PSG, por no conquistar Europa con el tridente Messi, Mbappé y Neymar, es relativo. Mal que mal, el objetivo final del club estado financiado por Qatar desde el 2011 era otro: un vehículo de marketing y propaganda para el mundial realizado a fines del año pasado, y que cargaba con el peso de la duda por cómo se obtuvo la sede en medio de denuncias por corrupción y la compra de votos. Pero como los objetivos de la geopolítica van cambiando, y ya se dice que ahora los petrodólares cataríes serán destinados a una nueva jugada: nada menos que la compra del Manchester United a cambio de 6 mil millones de euros, con la posibilidad de incluir en el negocio el traspaso del crack francés Kylian Mbappé desde el PSG a los Diablos Rojos de Inglaterra.

Podríamos tener un clásico de dueños árabes en la ciudad de Manchester. No son los únicos. Arabia Saudita, a través de su Fondo de Inversión Pública, sigue arremetiendo con sus miles de millones de dólares de inversión en la industria del deporte. Se habla de un claro objetivo geopolítico: el lavado de imagen de un régimen autoritario y denunciado por organizaciones de derechos humanos.

La Liga de Arabia Saudita, que ya tiene a Cristiano Ronaldo, acaba de fichar a la ex estrella del Real Madrid, Karim Benzema, y estuvo a punto de cerrar acuerdo con Lionel Messi, a quien ya tiene como embajador turístico. La MLS de Estados Unidos pudo convencer al astro argentino, evitando un nuevo bochorno para el deporte norteamericano, luego que el PGA Tour debiera levantar la bandera blanca de la paz luego de haber prometido una guerra sin cuartel al LIV Golf, también financiado por Arabia Saudita. Pero los estadounidenses no se andan con chicas: Según Forbes, 7 de los 30 clubes más valiosos del mundo pertenecen a la Liga Norteamericana, donde el valor promedio de cada franquicia es de 579 millones de dólares. Una locura. Inversionistas estadounidenses, además, están detrás de la propiedad de equipos tradicionales de Europa, como Liverpool, Arsenal, Manchester United, Milan, Roma, Fiorentina y Sevilla, entre otros. Los hinchas tienen todo el derecho a disfrutar de las acciones que ocurren dentro de la cancha, pero afuera de ella se disputan otras batallas que ya superan el negocio: es la geopolítica del fútbol.