Columna de Fernando Tapia: “Golpe al tenis panamericano”
“Jarry y Garin han resuelto privilegiar sus carreras en el circuito de la ATP en vez de representar a Chile”, comenta Fernando A. Tapia: “Es legítimo, pero doloroso”.
No por lógicas dejan de ser decepcionantes las ausencias confirmadas en los próximos Juegos Panamericanos de las dos mejores raquetas del tenis chileno. Nicolás Jarry y Cristián Garin no estarán en Santiago 2023, por lejos el evento polideportivo más importante de nuestra historia.
Quienes siguen al detalle el circuito de la ATP aseguran que el exigente calendario al que son sometidos todos los tenistas profesionales, en el que están obligados a defender los puntos del ranking semana a semana, además de los premios económicos que los torneos otorgan, justifican que ambos hayan privilegiado sus carreras en vez de venir a Chile para disputar un campeonato que no otorga unidades para el escalafón mundial, y cuyos eventuales beneficios en dinero están muy por debajo de lo que ofrece el circuito internacional.
La decisión de Jarry, comunicada hace varias semanas, ya había provocado una fuerte polémica luego que Harold Mayne-Nicholls, director ejecutivo de los Juegos, manifestara su decepción por la postura del tenista chileno mejor rankeado. Pero la razón es poderosa: al estar entre los mejores 30 del planeta, está obligado a presentarse en los torneos Top, alguno de los cuales coinciden en el calendario con Santiago 2023.
Doloroso pero entendible. La situación de Garin es parecida pero no igual. Porque en el caso de la segunda raqueta nacional, la decisión pasa por apostar a disputar la mayor cantidad de torneos en lo que resta de la temporada para así volver a entrar al grupo de los 100 mejores de la ATP, lo que le permitiría jugar los torneos de la próxima temporada evitando las clasificaciones. El problema para Garin es que es reincidente.
Hace dos años, estando Top 20, declinó representar a Chile nada menos que en los Juegos Olímpicos de Tokio, con argumentos menos sólidos que los de ahora. Una situación que sin duda provocó un distanciamiento con el público que seguramente se profundizará a partir de esta nueva negativa.
Jarry y Garin han resuelto privilegiar sus carreras en el circuito de la ATP en vez de representar a Chile en la fiesta deportiva organizada por nuestro país más importante de los últimos 60 años .
Es legítimo, pero doloroso. Pero sus casos no son los únicos en el continente. En el pasado y ahora han habido deserciones producto de los problemas del calendario, lo que plantea un desafío futuro para la Organización Deportiva Panamericana. De hecho, de no mediar una milagrosa coincidencia, los mejores golfistas del país, Joaquín Niemann y Guillermo “Mito” Pereira no hubiesen podido venir, gracias a que el Liv Golf no programó torneos de su multimillonario circuito en las fechas de los Juegos de Santiago. Pasa también con el fútbol. Jugadores Sub 23 habilitados reglamentariamente para jugar, pero que militan en el extranjero, no pueden venir, ya que los Panamericanos no están protegidos con fechas FIFA como sí sucede con las clasificatorias al mundial.
Sería ideal que los más altos dirigentes acordasen algunas garantías para asegurar unos juegos de excelencia, aunque, claro, son tantos los intereses en conflicto que parece una utopía. Lo concreto es que, por muy lógica que sea, la decisión de Jarry y Garin es un duro golpe al tenis Panamericano.