Deportes

Columna de Fernando Tapia: “Emociones panamericanas”

Imagen principal
POR Equipo Radio Pauta |

“Un guion que pareció sacado de una película: sus padres, Gert Weil, medallista panamericano, y Ximena Restrepo, bronce olímpico en Barcelona 92, estaban en las tribunas reviviendo en primera persona las grandes glorias protagonizadas en el pasado”, dice Fernando Tapia.

Los juegos Panamericanos están cerca de terminar. Y sólo pensarlo provoca nostalgia. La verdad es que ha sido un evento fantástico que durante dos semanas nos ha llenado el alma, con decenas de potentes ejemplos de superación, sacrificio y pasión por el deporte. Todo ha sido tan bueno que no vale la pena detenerse, por ahora, en la noticia del momento, la bochornosa desorganización exhibida por la ANFP y la Selección Femenina de fútbol, con la falta de una arquera oficial para jugar la final por la medalla de oro.

Simplemente, un papelón de una disciplina en que la negligencia de su directiva, tantas veces tratada en este espacio, ha filtrado también a los estamentos técnicos y administrativos. No sorprende por ende que el fútbol, la disciplina más privilegiada de todas, protagonice la mayor vergüenza de los juegos.

Es preferible, en cambio, quedarse con las maravillosas escenas y sensaciones vividas en los últimos días. El coliseo del Estadio Nacional, con más de 30 mil personas en una tarde lluviosa, vibrando con el atletismo, debe ser una de las imágenes más hermosas que quedarán en la retina. Una postal para la historia.

En la pista, el estruendo de la gente, tras la vibrante victoria de Martina Weil en los 400 metros, será un momento que quedará para siempre en la memoria. Un guion que pareció sacado de una película: sus padres, Gert Weil, medallista panamericano, y Ximena Restrepo, bronce olímpico en Barcelona 92, estaban en las tribunas reviviendo en primera persona las grandes glorias protagonizadas en el pasado. Martina brilló en el rekortán y fuera de él.

Tras colgarse el oro declaró que tras escuchar la historia de Santiago Ford, el chileno de origen cubano ganador del declatón, entendió que ella ha tenido todo para alcanzar sus metas. Consciencia se llama eso ante el potente caso del atleta que, pasando penurias, miedo y hambre, cruzó todo el continente para llegar a Chile, en donde pudo cumplir el sueño de colgarse una medalla dorada panamericana.

Santiago quiso ser chileno y la ovación del Nacional tras su victoria en la prueba combinada, es otro de los momentos inolvidables de los Juegos. Si de ejemplos se trata está el caso de Tania Zeng, la tenimesista de 57 años que provocó el reconocimiento de todos.

De origen chino y avecindada en el país hace cuatro décadas, defendió los colores de Chile, regalándonos una gran lección: que los caminos de la vida te pueden llevar a veces por rumbos muy inesperados, pero jamás se debe renunciar a la pasión que nos mueve. En su caso, el tenis de mesa. Tania no ganó medallas, pero sí se llevó el premio más importante. Quedó en lo más alto del podio del respeto y la admiración. De paso nos dijo a todos que nunca es tarde para volver a intentarlo. De eso se trata el deporte. Disfrutemos lo que queda y sigamos vibrando con las emociones panamericanas.