Columna de Fernando Tapia: “El retorno del Rey”
En su columna de esta semana, Fernando Tapia comenta el inminente regreso de Arturo Vidal al fútbol chileno.
“Hasta las piedras cambian” me dijo alguna vez el expresidente de la Universidad de Chile, el recordado doctor René Orozco, cuando tuvo que justificar el cambio de postura institucional para aceptar la publicidad de una bebida alcohólica en la camiseta del equipo laico, cuestión a la que se había negado por principios, según decía.
Por conveniencia y pragmatismo es muy común observar cómo dirigentes y autoridades deben someterse a la realidad de los hechos, y tener que aceptar que a veces es necesario cambiar de opinión. Así pasó con el directorio de Blanco y Negro, en donde el bloque de representantes del accionista Leonidas Vial, uno de los máximos controladores de la concesionaria, debió sumarse a quienes sí quieren de vuelta a Arturo Vidal como flamante refuerzo del club.
El giro se explica por la presión de los hinchas y buena parte del medio futbolístico, que veía claramente que en ciernes podría producirse un error histórico, como habría sido cerrarle la puerta al regreso del futbolista más importante surgido de la cantera alba. Había que ser claro. No era Colo Colo el que se oponía a la vuelta de Vidal. Eran apenas cuatro directores, que circunstancialmente hoy están a la cabeza del club en la toma de decisiones.
Por eso, en un acto de transparencia, era necesario identificarlos con nombres y apellidos, para que después no hubiera dudas de quiénes deberían asumir la responsabilidad de tamaño desacierto. Reunidos de manera extraordinaria, la comisión de fútbol y el directorio, en pleno, decidió avanzar en la contratación de Arturo Vidal, de manera unánime, como se encargaron de informar para que nadie se viera apuntado con el dedo, y tratando de disimular las divisiones internas que hubo en este capítulo.
Seamos claros: todo el mundo sabía que el futbolista quedaba libre el pasado 31 de diciembre, y de haber existido consenso, no se esperaba hasta mediados de enero para iniciar las conversaciones para su regreso, cuando el equipo ya está en pleno trabajo de pretemporada en Montevideo. Pero más vale tarde que nunca. Era lo que había que hacer. Si bien todas las contrataciones debieran estar supeditadas a las valoraciones deportivas y físicas, además de las personales, hay casos que bien valen una excepción.
Arturo Vidal es una de ellas. Las aprensiones de quienes se oponían a su regreso están relacionadas fundamentalmente con su comportamiento fuera de la cancha, al impacto supuestamente negativo que podría generar en el camarín, y también porque al aceptar su vuelta implica una victoria del bloque que lidera Aníbal Mossa, que impulsó su retorno desde un comienzo. Las dudas sobre lo primero son legítimas, porque el jugador tiene un historial que lo persigue.
Pero por lo mismo, superada la barrera directiva, ahora todo queda en manos del propio futbolista.
Después de dieciséis años en el extranjero, con pasos por grandes equipos del fútbol mundial y varios títulos en el cuerpo, incluidos los dos campeonatos de América con la Selección Chilena, Arturo Vidal se apresta a volver a Chile. Si su compromiso es total, y el físico lo acompaña, no debiera tener problemas para marcar una enorme diferencia en el torneo local. Si no es así, deberá cargar con la responsabilidad y ya no será culpa de Colo Colo y su dirigencia.
Nos aprestamos a presenciar un nuevo capítulo en la historia del fútbol chileno: el retorno del Rey.