Columna de Fernando Tapia: “El discurso del Rey”
En su columna de esta semana, Fernando Tapia comenta qué hay detrás de el regreso del “King” al fútbol chileno.
Costó, y mucho, pero finalmente sucedió. En gran medida gracias a la voluntad y paciencia del propio jugador, que supo soportar las zancadillas, trabas, escollos y obstáculos que surgieron desde las entrañas de Blanco y Negro. Arturo Vidal pudo por fin estampar la firma y decretar su regreso a Colo Colo después de 17 exitosas temporadas en el extranjero.
Un grupo de dirigentes nunca lo quiso de vuelta, de hecho lo tuvo que aceptar a regañadientes. Pero, claro, nunca lo dijeron públicamente. No hace falta en todo caso, la dirigencia del club albo, como sí es ultra sabido, es una bolsa de gatos.
Quienes hoy tienen el control de la administración, llámese el bloque de Leonidas Vial y Gabriel Ruiz Tagle, duda de haber hecho tan alta inversión en un futbolista de 36 años que, objetivamente, venía perdiendo protagonismo en sus últimos tres clubes: Inter de Milán, Flamengo y Athlético Paranaense.
En el modelo de sociedades anónimas, en donde el negocio está por sobre cualquier cosa, no es fácil encontrar gestos de respeto hacia jugadores pese a una trayectoria tan impresionante como la de Vidal, el futbolista de mayor jerarquía surgido de la cantera alba en toda su historia. Por eso, todo el circo armado con su retorno no fue digno de la carrera del volante.
Muy distinto a los regresos a canchas chilenas de los cracks del pasado como Elías Figueroa, Iván Zamorano y Marcelo Salas, recibidos con brazos abiertos, con sobrada y merecida pompa. Pero así fue no más. El Rey Arturo está de regreso, y desde ya mueve el tablero directivo. De este capítulo ha sabido sacar provecho el expresidente Aníbal Mosa, quien se jugó por su regreso, anticipó el acuerdo mientras al lado tenía al presidente Alfredo Stöhwing apretándose los labios y disimulando su derrota, y selló su protagonismo besando al jugador en la conferencia de prensa vestido con la camiseta del club.
Suficiente, desde la perspectiva del hincha, para expiar en parte sus culpas al haber estado al frente en el momento más delicado de la historia de la institución, cuando Colo Colo, en gran medida por su estilo personalista de conducción, estuvo a punto de perder la categoría.
De paso apareció alineado con el Club Social y Deportivo, los mismos que le dieron vuelta la espalda cuando formaron alianza con el bloque Vial-Ruiz Tagle, que puso en la presidencia a Stöwing. Por eso, no es descabellado esperar un cambio de timón en el futuro próximo. En sus primeras declaraciones, Vidal dijo que viene para ser campeón y reposicionar a Colo Colo a nivel internacional.
La tarea no está fácil, porque difícilmente un solo jugador pueda cambiar la dinámica de la crisis del fútbol chileno. Sí le hace bien al torneo local. Le da otro brillo. Pero su retorno se produjo la misma semana en que la Federación de historia y estadística del fútbol estableció en su ranking anual que el campeonato nacional de Primera División perdió tres puestos en relación con el año pasado y hoy aparece octavo a nivel sudamericano, sólo superando a Bolivia y Venezuela.
La misma semana en que la Selección Preolímpica, la del presente y futuro, cayó en su debut ante Perú. Ya veremos hasta dónde llega el discurso del Rey.