Deportes

Columna de Fernando Tapia: “A llorar a la iglesia”

Imagen principal
Agencia Uno / Radio Pauta
POR Equipo Radio Pauta |

“El encuentro contra el Campeón del Mundo al menos sirvió para recuperar el espíritu de lucha que el equipo extravió en el debut con los peruanos”, dice Fernando Agustín Tapia.

Chile perdió con Argentina con un gol polémico en el minuto 87, acción revisada en el VAR y que no aclaró nada al público televidente. Curioso que un país con tan alta tecnología, la acción más determinante del partido apenas haya sido ofrecida de manera tan primitiva y pobre.

Raro, aunque no tanto, si concluimos que todo está en manos de la Conmebol, organización que no es precisamente sinónimo de transparencia. Indignante es también que el mismo VAR haya estado de adorno para no sancionar con roja directa el planchazo de Rodrigo de Paul sobre Gabriel Suazo en el primer tiempo.

Aún así, hubo que escuchar delirantes opiniones, la mayoría proveniente del otro lado de la cordillera, que justificaron la determinación del árbitro, porque el jugador argentino, supuestamente, no tenía otra opción que poner el pie sobre la canilla del defensa chileno producto de la inercia del movimiento, desconociendo que el reglamento establece claramente que una acción de juego brusco y grave, como era el caso, no admite la interpretación de intenciones.

Sobre el supuesto penal de Romero contra Dávila, un manotazo que dejó en el piso al delantero chileno, también en el primer tiempo, más discutible a mi juicio, simplemente se aplicó el siga siga, porque para cobrar una pena máxima contra Argentina, como suele ocurrir con los equipos grandes, la falta debe ser inobjetable. Dicho todo lo anterior, que justifica la molestia con los árbitros, habrá que reconocer que la Selección trasandina fue ampliamente superior a Chile.

Por algo Claudio Bravo fue la gran figura del partido, ratificando de paso que la decisión de Gareca de entregarle la titularidad ha sido un acierto. El encuentro contra el Campeón del Mundo al menos sirvió para recuperar el espíritu de lucha que el equipo extravió en el debut con los peruanos.

También para confirmar que se puede confiar en toda la línea defensiva, además de ratificar que Rodrigo Echeverría, que jugó un partidazo recuperando y distribuyendo pelotas además de protagonizar las dos únicas llegadas profundas de Chile, no debe salir más del equipo titular. Lo problemas han vuelto de la mitad para arriba, como ha sido la tónica de los últimos años. Chile aún no puede marcar goles en esta Copa América.

Las señales positivas que en este aspecto arrojaron los partidos amistosos no se han verificado en los duelos oficiales, donde realmente vale. Hasta ahora en deuda siguen figuras como Alexis Sánchez y la nueva esperanza del fútbol chileno, Darío Osorio, por quienes dadas sus enormes condiciones técnicas, se espera mucho más. Las posibilidades de clasificar a cuartos de final pasan por ganarle en el tercer partido de la serie a Canadá, suponiendo que Argentina, con su equipo alternativo, no perderá ante el limitado cuadro peruano.

Sabido es que el técnico Gareca fue a este torneo con la intención final de consolidar un grupo y una idea de juego, encontrar variantes y nuevos liderazgos, pensando en el objetivo para el que fue contratado: clasificar al próximo mundial. Para ello es relevante sumar más de tres partidos en Copa América, porque eso implicaría ganar más tiempo de trabajo con el grupo. Sería fantástico llegar a semifinales.

Más allá de eso está difícil, porque en el horizonte aparecería nuevamente Argentina, que tiene todos los argumentos para llegar a la final, pero que, si además encuentra complicaciones en el camino, se sabe, contará con el empujón extra que exige el negocio. De eso ya estamos notificados. A llorar a la iglesia.