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Columna de Fernando Tapia: Europa por paliza

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POR Equipo Radio Pauta |

“Desde el 2015 a la fecha se han disputado cinco copas América cuyo objetivo final, el verdadero y el que disimulan cada vez menos los señores de la Confederación Sudamericana, no ha sido otro que el económico” asegura Fernando Agustín Tapia.

Fueron los dirigentes de la CONMEBOL los que decidieron jugar una nueva Copa América en paralelo con la Eurocopa. El argumento fue la necesidad de igualar el calendario del máximo torneo de selecciones con el del viejo continente, de tal manera de asegurar la presencia de las grandes estrellas sudamericanas con sus respectivos países.

Tiene sentido, aunque el problema ha sido el abuso, porque desde el 2015 a la fecha se han disputado cinco copas América cuyo objetivo final, el verdadero y el que disimulan cada vez menos los señores de la Confederación Sudamericana, no ha sido otro que el económico.

De hecho, los cuatro últimos torneos se han desarrollado exclusivamente en dos países: Brasil y Estados Unidos. Más allá del debate que instaló el crack de la Selección Francesa, Kylian Mbappé, que aseguró que la Euro resultaba más difícil de ganar que la Copa América, el hecho de poder ver los dos campeonatos al mismo tiempo nos permite comparar el nivel de ambos espectáculos.

Y la verdad es que la sensación que nos queda es que la competencia que representa al continente americano ha quedado absolutamente al debe en relación con lo que se ha visto en Europa. Hay malas prácticas que Sudamérica, que es quien controla todo, no abandona, como es el claro manejo que hubo del sorteo y especialmente de los cruces.

Argentina gozó de un trato privilegiado, y todo se armó para que pudiese encontrarse con los rivales más duros sólo en la final. Uruguay, Colombia y Brasil debieron aceptar una batalla frontal para decidir quién de ellos podría aspirar a arrebatarle el título al vigente Campeón de América, con un Messi jugando casi en el patio de su casa.

En Europa, Alemania, anfitrión del torneo, tropezó en la fase de grupos y fue a caer en el lado de España, Francia y Portugal. Nada de ventajas, prebendas o concesiones. Ni hablar del desastroso desempeño de los árbitros que ha marcado la Copa América.

Horrores de los que fue víctima la Selección Chilena, incluyendo un vergonzoso uso del VAR, sistema que, para peor, demostró su escaso nivel tecnológico comparado con el que se ha utilizado en la Eurocopa. CONMEBOL decidió ahorrarse algunos millones de dólares contratando un servicio mediocre, de baja calidad técnica, además de ser operado con torpeza por jueces incompetentes o derechamente malintencionados.

Preocupante ha sido también el estado de las canchas, de las cuales se quejaron unánimemente todas la selecciones. Todo pareció ser demasiado improvisado, con arreglos a última hora, muy lejos de lo que se espera de Estados Unidos, cuyos espectáculos deportivos en general son impecables.

En Alemania ha sido lo contrario. Todo perfecto para la práctica del fútbol, con partidos de gran nivel en el que las polémicas arbitrales han sido más bien la excepción. Y otro aspecto: mientras la Copa América no ha visto brillar a nuevos talentos, históricamente cuna de la habilidad y destreza de exportación para el fútbol mundial, el torneo del viejo continente ha pasado a la delantera con la exhibición de jóvenes futbolistas que asegura el recambio.

Los españoles Lamine Yamal y Nico Williams; el turco Arda Güller; el alemán Jamal Musiala o el inglés Jude Bellingham han sido grandes protagonistas. Está claro, en esta pasada, Europa se ha impuesto por paliza.