Columna de Fernando Tapia: Fútbol sin cabeza
“Una estrategia de silencio a la que ha optado para evitar exponer sus debilidades de conducción y sus permanentes errores comunicacionales”, afirma Fernando Agustín Tapia en relación a los cuestionamientos hacia Pablo Milad.
Ha pasado más de un mes desde la última aparición pública del Presidente del fútbol chileno. Fue en Estados Unidos, tras la eliminación de Chile de Copa América, en la que se observó a un complicado Pablo Milad luego de ser encarado por un periodista por su falta de peso en la Confederación Sudamericana.
Desde entonces el más alto dirigente del fútbol chileno optó por sumergirse y escapar de las polémicas. Una estrategia de silencio a la que ha optado para evitar exponer sus debilidades de conducción y sus permanentes errores comunicacionales.
Tras el papelón deportivo en el torneo de selecciones, su equipo de asesores hizo trascender que Milad evaluaría seriamente la posibilidad de renunciar a su cargo de Vicepresidente de Conmebol, buscando con ello bajar un poco la furia de los hinchas por los fallos arbitrales que perjudicaron a Chile, pero lo cierto es que ello nunca ocurrió.
Estaba de cajón, puro humo, porque no resultaba creíble que el dirigente iba a renunciar tan fácil a los bonos extras expresados en dólares por su presencia en el comité ejecutivo de la dirigencia Sudamericana. “Todo pasa” solía decir el expresidente de la AFA Julio Grondona, lección muy aprendida por varios de los que se mueven en las más altas esferas del fútbol.
Y si bien es verdad que la irritación de los hinchas por lo acontecido en Copa América se fue apagando con los días, lo cierto es que en nuestro país han seguido ocurriendo hechos que explican que Milad haya resuelto simplemente desaparecer.
En este mes en que el Presidente de la ANFP decidió sumergirse en el silencio, ocurrió el bochorno de Copa Chile, en el que se intentó hacer ganar por secretaría a Huachipato perjudicando a un equipo amateur de Punta Arenas.
Milad tampoco apareció para responder la carta de tres clubes de Primera División que denunciaron los nexos que calificaron de irregulares entre la Asociación y una empresa vinculada con casas de apuestas.
Menos se hizo presente para enfrentar como principal autoridad del fútbol una denuncia periodística que instaló la sospecha sobre los árbitros y el aumento de las tarjetas amarillas y la posible relación con los casinos en línea. Peor aún, el Presidente de la ANFP simplemente decidió dejar plantados a los parlamentarios de la Comisión de Deportes de la Cámara de Diputados, que lo invitó para que aclarara los vínculos del fútbol con las apuestas y el rol de los representantes.
Tampoco se le ha visto muy interesado en responder las inquietudes del poder legislativo por la responsabilidad institucional en el gravísimo caso de violación masiva ocurrida en el club Cobreloa, la falta de asistencia a la víctima y la ausencia de una denuncia oportuna en los canales de la organización.
Por si fuera poco, Milad ha brillado por su ausencia luego del fallo del árbitro de la Cámara de Comercio de Santiago, que condenó a la ANFP al pago de US$ 37 millones, litigio que enfrenta a la corporación que dirige nada menos que con su principal socio comercial, la cadena TNT, y que podría decretar la debacle económica del fútbol chileno.
En medio de todo esto, además, han ocurrido una ola de despidos de funcionarios de Quilín y Juan Pinto Durán, ratificando una crisis que el Presidente se niega a reconocer.
¿Dónde está Milad?. A esta altura es impresentable su silencio. ¿Quién está tomando las decisiones en la ANFP? Si está de acuerdo con sus asesores que lo esconden ¿por qué mejor no renunciar? El fútbol chileno es un monstruo sin cabeza.