Columna de Fernando Tapia: “Te esperamos en Pinto Durán, Capitán”
“Los 21 años de impecable carrera, su paso por la Selección, el bicampeonato de América, y todos los títulos conseguidos en los cinco clubes en que jugó, avalan la sentencia y despejan cualquier duda: no hay en nuestro país un portero que haya llegado más lejos que Bravo” afirma Fernando Agustín Tapia.
Aunque se esperaba, el anuncio del retiro profesional de Claudio Bravo provocó una sensación de tristeza generalizada en el fútbol chileno.
Apenas el capitán de la generación dorada publicó en sus redes sociales la noticia, de inmediato se vinieron a la mente de los millones de aficionados las innumerables imágenes de esas grandes atajadas que provocaron tantas alegrías y la admiración por el que finalmente se transformó, a no dudarlo, en el mejor arquero de la historia del fútbol chileno.
Los 21 años de impecable carrera, su paso por la Selección, el bicampeonato de América, y todos los títulos conseguidos en los cinco clubes en que jugó, avalan la sentencia y despejan cualquier duda: no hay en nuestro país un portero que haya llegado más lejos que Bravo.
En su prime, que lo podemos establecer entre los años 2014 y 2017, estuvo siempre considerado entre los diez mejores porteros del mundo. Se retira a lo grande, habiendo sido elegido el jugador del partido en su última presentación, nada menos que el duelo con Argentina en la Copa América de Estados Unidos.
Perfectamente pudo haber estirado un año más su carrera, quizás con un regreso a Chile donde sin duda no habría tenido problemas para marcar diferencias. Pero optó por irse por la puerta ancha, eligiendo a la Selección Chilena como su última estación.
En entrevista con TVN, Bravo dijo sentirse como un muerto en vida, a propósito de los miles de mensajes que explotaron en su celular, los llamados de personalidades de todos los ámbitos, reconocimientos y felicitaciones por su trayectoria de ex compañeros y gente vinculada al deporte y, especialmente, de miles de hinchas anónimos que le transmitieron en redes sociales la sensación de desamparo por su alejamiento definitivo del fútbol.
En el mano a mano con Pedro Carcuro, el ahora ex arquero, señaló por primera vez de manera pública que su deseo ahora será prepararse para iniciar una carrera como entrenador, y agregó que su nuevo sueño es también a lo grande: por qué no, en el futuro, dirigir la Selección Nacional. Con su retiro, la Roja ha quedado también huérfana de un liderazgo claro y potente.
Lo dijo el actual seleccionador, Ricardo Gareca, al entregar la nómina de convocados para la próxima fecha clasificatoria. Por primera vez en 19 años, la Roja enfrentará partidos por los puntos sin ninguno de los jugadores que conformaron la columna vertebral de la generación dorada. No estará Bravo, por cierto, pero tampoco Medel, Vidal y Sánchez, éste último ausente por lesión y el llamado a heredar la jineta de capitán.
Claudio Bravo dijo que se tomará el tiempo que sea necesario para iniciar su nueva etapa. Tiene la legítima aspiración de alejarse un tiempo del fútbol y disfrutar nuevas experiencias con su familia. Un deseo merecido e incuestionable.
Pero a veces también la urgencia puede cambiar los planes. La selección lo necesita también ahora, desde otro rol. Quizás como acompañante de Gareca en el banco, entregando su experiencia, conocimientos, ascendencia y liderazgo con el plantel de jugadores.
No tengo duda que su presencia allí al borde de la cancha podría ayudar a empujar el carro buscando el objetivo de ir a un nuevo mundial.
Es cierto, suena injusto forzar una decisión como ésta, pero en pedir no hay engaño. Piénsalo, Claudio. Te esperamos en Pinto Durán, Capitán.