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Columna de Fernando Tapia: “El fin de los imprescindibles”

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Pauta
POR Equipo Radio Pauta |

“Los próximos partidos ante Brasil en Santiago, y ante Colombia en Barranquilla, suponen duelos de altísimo riesgo que podrían sentenciar definitivamente las posibilidades de clasificación. Gareca sorprendió con sus decisiones y declaraciones”, afirmó Fernando Agustín Tapia.

Una enorme batahola dejó la última nómina dada a conocer por el técnico de la Selección Nacional, Ricardo Gareca. El fracaso en Copa América, y las derrotas ante Argentina y Bolivia, especialmente ésta última, dejó al equipo tirado en la lona y con cuenta de protección. La posibilidad de quedar, una vez más, fuera de un mundial, se vislumbra en el horizonte.

Los próximos partidos ante Brasil en Santiago, y ante Colombia en Barranquilla, suponen duelos de altísimo riesgo que podrían sentenciar definitivamente las posibilidades de clasificación. Gareca sorprendió con sus decisiones y declaraciones.

Hay confusión en Juan Pinto Durán, o al menos las resoluciones adoptadas por el seleccionador dan cuenta de que el plan inicial debió ser desechado prematuramente. Cuesta entender desde afuera las exclusiones del arquero Gabriel Arias, por quien Gareca apostó fuerte desde un comienzo.

El portero de Racing de Avellaneda pasó de ser titular a ni siquiera ser considerado en la lista de los 26. Raro también fue la marginación de Mauricio Isla, quien en la anterior pasada incluso llevó la jineta de capitán. Mucho peor fue la bomba lanzada por el seleccionador al señalar que hubo jugadores que ni siquiera le contestaron el teléfono, aunque no dio nombres.

Esto más bien sonó a excusas para justificar su incapacidad de darle una nueva impronta al equipo, y tras constatar que el crédito con el que llegó se esfumó rápidamente. Arturo Vidal, descartado hace un buen rato por el técnico, se ha transformado en su principal enemigo, y echó más palos a la hoguera.

El mediocampista de Colo Colo sostuvo que el técnico está tirando todo por la borda, al desestimar a prácticamente toda la generación dorada, y exigió públicamente su presencia y la de otros jugadores del plantel bicampeón de América para enfrentar los duros partidos ante Brasil y Colombia. Sus palabras hoy generan altísima adhesión entre los hinchas, dados los resultados negativos que exhibe la Selección.

Es un golpe bajo para el entrenador, pero también para los que han sido llamados en esta pasada. Sin embargo, lo que no se puede obviar es el dato duro de que con la base de ese equipo exitoso, Chile viene de dos eliminaciones consecutivas en los mundiales. Hasta ahora con los mismos de siempre, la Selección acumula fracaso tras fracaso desde 2017 a la fecha.

No se pueden esperar resultados distintos si seguimos haciendo lo mismo. Por esta razón, y considerando el feo porrazo con Bolivia, es que la determinación de Gareca tiene cierta lógica, aún cuando un par de nombres excluidos generen confusión.

El entrenador ha hecho una apuesta altísima, quizás jugando su última carta para seguir sobreviviendo. Ha optado por empujar el recambio definitivo confeccionando una lista con varios nombres del medio local, que en otras circunstancias difícilmente habrían tenido alguna posibilidad de ser convocados. ¿Pudo haber estado Vidal? Futbolísticamente sí. ¿Socavó él mismo esa opción con sus declaraciones? También.

Pero la triste realidad de Chile es ésta. No se puede seguir viviendo del recuerdo. En la Selección ya no hay nombres indiscutidos. Es el fin de los imprescindibles.