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Columna de Fernando Tapia: “El último vagón”

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POR Santiago Parro |

“No por azar es que el pesimismo se instaló con fuerza tras la dolorosa derrota con Bolivia en el Estadio Nacional en la última fecha”, afirmó Fernando Agustín Tapia.

La Selección Chilena vuelve a la acción en unas clasificatorias que hasta ahora han sido una pesadilla. Al frente estarán nada menos que Brasil en Santiago, y luego habrá que ir a Barranquilla para enfrentar a Colombia, actual vice campeón de América.

A todas luces un panorama preocupante, casi desolador, especialmente porque ante los magros resultados, que nos tienen en el penúltimo lugar de la tabla, el equipo de Gareca ha sido incapaz de mostrar funcionamiento y capacidad de gol en los partidos oficiales.

No por azar es que el pesimismo se instaló con fuerza tras la dolorosa derrota con Bolivia en el Estadio Nacional en la última fecha. El medio entiende que allí se agotó el margen de error, por lo que la Selección quedó totalmente obligada a sumar en una nueva fecha doble altamente peligrosa y que, aplicando la lógica, podría dejarnos sin puntos en esta nueva pasada.

Existe el riesgo de quedar colistas absolutos, lo que podría empujar el fin prematuro del ciclo del “Tigre” en la Selección. Gareca se ha mostrado casi imperturbable, y junto con ganarse en Arturo Vidal a un poderoso enemigo, ha resuelto jugarse todas sus cartas, las últimas quizás, apostando a una renovación con fórceps, buscando un golpe de efecto con la nominación de varios rostros nuevos, incorporando a nueve jugadores del medio local, cuestión que también resume el actual momento del fútbol chileno, que hace rato dejó de tener exponentes en las mejores ligas del mundo.

En una de esas el entusiasmo de los nuevos convocados se traduzca en un cambio de aire que le permita al equipo enderezar el rumbo, o al menos revivir las esperanzas en el camino al próximo Mundial. A esto habrá que aferrarse, porque hasta ahora el trabajo del entrenador argentino ha sido completamente decepcionante. Los números, y especialmente el juego que ha mostrado la Selección, nos obligan a ser realistas.

Si Chile logra sumar unidades ante Brasil y Colombia, aunque sea un punto, y mantenerse cerca del séptimo lugar de la tabla, que entrega el cupo para el repechaje, se podrán encarar con más ilusión los partidos de Noviembre, cuando se deba enfrentar a Perú en Lima y a Venezuela en Santiago.

Si al contrario, quedamos en cero, y los rivales directos se distancian, habría que asumir a mitad de camino la dolorosa realidad de la altísima opción de quedar fuera de la Copa del Mundo por tercera vez consecutiva.

En este escenario, que nadie quiere pero en el que hay que ponerse, también habría que aceptar que la apuesta por Gareca, aprobada casi unánimemente por el medio, no resultó. El tren de las clasificatorias superará más de la mitad del camino tras la siguiente fecha doble.

La circunstancias colocan a Chile el difícil desafío de tener que intentar mantenerse en carrera enfrentando a rivales potentes como Brasil y Colombia. Contra ellos habrá que saldar la deuda que nos dejó la vergonzosa derrota con Bolivia en Santiago.

Las chances se agotan, pero como dice el dicho la esperanza es lo último que se pierde. Es lo que nos queda, aferrarnos a la fe de que será posible subirse en el último vagón que lleva al mundial.