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Columna de Fernando Tapia: “Lo que el fallo nos dejó”

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Pauta
POR Equipo Radio Pauta |

“Una primera reflexión obliga a lamentar cómo el escritorio se ha tomado el fútbol chileno. Ya dejó de ser una tendencia y se ha transformado en una triste costumbre”, afirmó Fernando Agustín Tapia.

Extraoficialmente la primera sala del Tribunal de Disciplina de la ANFP rechazó la denuncia por desacato que pesaba contra Colo Colo por 4 votos a 2. Esto significa que no habría resta de puntos y el club albo sigue teniendo la primera opción para consagrase Campeón.

Sin embargo, todavía falta por conocer el detalle del veredicto, los argumentos de los jueces, y también saber cuál será la postura de Azul Azul sobre la posibilidad de apelar ante la segunda sala del mismo tribunal, lo que alargaría la discusión y el debate que se han tomado todos los espacios futboleros en los últimos días.

Más allá de los argumentos de lado y lado, una primera reflexión obliga a lamentar cómo el escritorio se ha tomado el fútbol chileno. Ya dejó de ser una tendencia y se ha transformado en una triste costumbre.

El fútbol de pasillo campea a su antojo en las oficinas de la ANFP, el ente que tiene la obligación de fiscalizar y que, como en tantos otros ámbitos, ha fracasado en su tarea de anticiparse para evitar que los escándalos administrativos terminen dejando en un segundo plano lo deportivo.

Cuestión que se ha hecho más palpable en las situaciones que han aquejado a equipos de la Primera B y la Segunda División profesional. Que Colo Colo y la “U” se hayan enfrentado en los tribunales simplemente ha hecho más visible esta tendencia.

Ahora bien, respecto del caso “desacato” que pesa sobre el técnico albo Jorge Almirón, todo hacía pensar que era muy difícil que el tribunal accediera a una resta de puntos. El Tribunal de Disciplina de la ANFP, que se define como un organismo autónomo, en los hechos no lo es.

Sus integrantes son nombrados por los presidentes de clubes, y por tanto, están ahí en representación de los mismos incumbentes. Sus decisiones están influenciadas por los intereses políticos de la industria. Y podemos imaginar lo que podría implicar un castigo en contra del club con mayor peso específico del fútbol chileno.

El mejor ejemplo: la sanción que recayó sobre Unión La Calera por una falta similar. Allí sí hubo resta de puntos, aún cuando hubo mucho menos pruebas a la vista. El TAS revirtió la decisión, pero todavía no conocemos los fundamentos del Tribunal Internacional.

En el último caso, Colo Colo pasó de negar totalmente los hechos a justificar luego la falta de pruebas irrefutables del desacato de su entrenador. Su principal argumento de defensa se presentó fuera del tribunal, a través de su presidente, Aníbal Mosa.

Hábil, el dirigente albo dirigió un misil contra el archirrival tras constatar la perfecta coordinación que hubo para la recolección de pruebas entre Huachipato y la Universidad de Chile, clubes que desde hace rato están bajo sospecha de conformar un conglomerado bajo una misma propiedad o control.

Por primera vez un presidente de club, nada menos que de Colo Colo, emplazó abiertamente a Pablo Milad y a Victoriano Cerda, controlador del equipo del sur, a transparentar los vínculos de propiedad de azules y acereros.

Demandar a ambos clubes por competencia desleal podría ser el siguiente paso. Sería sano, aunque eso desataría una guerra civil que profundizaría la crisis del fútbol chileno, según admiten en la industria. Hasta ahora no hay dudas que son socios, pero faltan pruebas.

Lo mismo que sucedió con Almirón. Pocos dudan que efectivamente dio instrucciones estando castigado, pero a ojos de la primera sala del tribunal, faltaron pruebas contundentes y, tampoco, hubo margen político.