Columna de Fernando Tapia: “Despelote final”
“Han aparecido sobre el final de año múltiples denuncias por incumplimientos y violaciones normativas que nos llevan a concluir, una vez más, que la ANFP ha vuelto a fracasar en su labor de fiscalización”, afirmó Fernando Agustín Tapia.
El fútbol chileno no da tregua con su desorden y caos. De principio a fin de temporada, la desprolijidad y la desorganización han sido la tónica.
Pese a que la imagen pareció mejorar con la emocionante definición entre Colo Colo y la “U” por el título de Primera División, el anunciado reclamo de los azules ante el TAS por el caso “desacato” nos obliga a seguir poniendo puntos suspensivos al campeonato.
El triunfo de la Selección ante Venezuela en la última fecha de la clasificatoria mejoró también en algo el ánimo, pero el balance anual de La Roja siguió siendo deficiente. Gareca se salvó, pero su continuidad camina por una cornisa estrecha.
El fútbol escritorio mantiene tomada la actividad, con reclamaciones en el tribunal de disciplina en todas las divisiones del profesionalismo.
Tal como viene siendo una mala costumbre, han aparecido sobre el final de año múltiples denuncias por incumplimientos y violaciones normativas que nos llevan a concluir, una vez más, que la ANFP ha vuelto a fracasar en su labor de fiscalización.
Es legítimo cuestionar para qué diablos existe la Unidad de Control Financiero (UCF) si al final de cuentas no se controla nada.
Pero, lo más preocupante, es que los problemas estructurales, aquellos que venimos denunciando majaderamente, no sólo se mantienen sino que se siguen profundizando.
La polémica con el técnico de Colo Colo en el estadio CAP, puso otra vez en el tapete la estrecha relación estratégica entre Huachipato y la “U”.
Aníbal Mosa planteó el peligro de la multipropiedad, pero se quedó en el enunciado, y zanjado el campeonato en cancha a favor de los albos, bajó el tono y pareció olvidarse del tema.
Mientras tanto, desde Rancagua, una alta fuente del Holding empresarial propietario de O’higgins, confirmó que el empresario argentino Ricardo Pini, dueño de Unión La Calera en sociedad con el poderoso representante de futbolistas Christian Bragarnik, realizó una oferta para comprar al club celeste.
Es decir, ya no les importa nada, el fútbol chileno es la cueca en pelotas. Huachipato fue vendido, y quedó en manos de un ex alto funcionario de Ñublense, Hernán Rosenblum, mano de derecha de Patricio Kiblisky, de triste actuación en el caso Jadue.
En Chillán no son pocos los que se preguntan quién realmente puso el dinero el control del cuadro del acero.
Más preguntas abiertas: ¿en qué pasos anda Michael Clark? El presidente de Azul Azul fue mencionado en la investigación iniciada por la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), que suspendió las actividades del grupo Sartor por “deficiencias relevantes en su gestión”.
Básicamente por el uso de fondos de inversionistas para préstamos destinados a empresas pertenecientes a los mismos directores de la administradora.
Según un ex superintendente de valores y seguros que consulté, una situación grave que podría constituir un delito económico.
Recordemos que también Azul Azul, con Clark a la cabeza, utilizó a la corredora STF Capital para emitir los bonos de deuda con los que pagó su compromiso con la Tesorería, permitiéndole extender la concesión de la administración del club de fútbol hasta el año 2052.
La mencionada corredora, de propiedad de los imputados en el bullado caso “Hermosilla”, fue suspendida también por la CMF.
Dime con quién andas…¿Seguimos? Hay caos con la Segunda División Profesional, por el ninguneo de la ANFP y no es segura su continuidad; el SIFUP presentó propuestas de cambios a la dirigencia, y aún no recibe respuestas; la Supercopa no se jugará en partido único y en cancha neutral, como dicen las bases, básicamente porque será entre Colo Colo y la “U”.
La violencia los superó a todos, y además es mejor negocio. Así que mejor olvidémonos del reglamento y sigamos adelante con el despelote.