Columna de Fernando Tapia: “Reforma a paso de tortuga”
“Se entiende que las prioridades del país exige la atención de múltiples otras leyes que se discuten en el Congreso, pero el fútbol, una actividad de un impacto tan importante en la sociedad chilena, no resiste más postergaciones”, afirmó Fernando Agustín Tapia.
Esta semana, por fin, la Comisión de Deportes del Senado aprobó la idea de legislar la postergada reforma a la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas.
Cuesta entender cómo un proyecto tan vital para corregir los problemas estructurales del fútbol haya estado dormido en el Parlamento por más de seis años.
Los congresistas se escudan en las múltiples urgencias en otras materias, y que copan la agenda legislativa, para justificar el nulo avance de la reforma en todo este tiempo.
Pero la verdad sea dicha: ha sido el intenso lobby de los dueños de los clubes y de la propia ANFP, la que provocó que el proyecto, aprobado en la Cámara de Diputados en 2018, haya quedado estancado en el Senado hasta ahora.
Con la votación en la Comisión que encabeza el Senador y ex atleta Sebastián Keitel, finalmente el cuerpo legal que reforma una ley que está por cumplir 20 años de vigencia, pasará a su discusión en particular en la sala, teniendo todavía que transitar por un proceso de indicaciones, además de una nueva revisión en las comisiones de Constitución y de Hacienda.
Se entiende que las prioridades del país exige la atención de múltiples otras leyes que se discuten en el Congreso, pero el fútbol, una actividad de un impacto tan importante en la sociedad chilena, no resiste más postergaciones, ya que la crisis estructural de la actividad, de cual es muy responsable su marco legal lleno de vacíos y carentes de fiscalización, la tienen en estado terminal.
A partir de ahora, se abre una ventana de salida a la crisis. El tiempo apremia, y la reforma no resistiría nuevas postergaciones de años como ha sucedido hasta ahora.
Mientras los parlamentarios la dejaron durmiendo en el Senado, el fenómeno de la multipropiedad de los clubes se ha acentuado, y los conflictos de interés abundan con la presencia de los representantes de futbolistas en el control y propiedad de las instituciones.
Por eso es que los parlamentarios tienen la misión de apurar el tranco, de actuar con transparencia y alejados de las presiones de los dueños de los clubes.
Los socios e hinchas del fútbol tienen también la obligación de exigirles a sus representantes en el Parlamento eficiencia en la tramitación de la reforma.
Que el 2025 sea un año electoral también abre una oportunidad. Habrá que estar muy atentos al comportamiento de los Senadores a la hora de votar, especialmente con las indicaciones que se han incorporado por parte del Ministerio del Deporte, que entre varios aspectos, separa la ANFP de la Federación de Fútbol, o prohíbe taxativamente la presencia de los agentes de futbolistas en la propiedad de los clubes, lo que ha dañado profundamente los proyectos deportivos colocando el negocio por sobre la competencia.
Entregarle herramientas eficaces de fiscalización y de sanción al Instituto Nacional del Deporte (IND) o a la Comisión del Mercado Financiero (CMF) resulta vital para evitar la multipropiedad, como ha quedado en evidencia en varios casos que tienen en entredicho la transparencia de los torneos y de muchas operaciones económicas y comerciales de empresas que supuestamente compiten y cuyas acciones se transan en el mercado de valores.
Los Parlamentarios deben entender que la reforma a la Ley de Sociedades Anónimas Deportivas no resiste seguir a paso de tortuga.