El gerente de inversión del gobierno
Hijo de un exitoso empresario, Juan José Obach se inclinó por las políticas públicas. Ahora llegó a Economía a agilizar los grandes proyectos de inversión.
Si hay un mandato que el Presidente electo Sebastián Piñera le entregó a su ministro de Economía, José Ramón Valente, es el de generar un “boom de inversión”. Pero no es que pueda concentrarse sólo en eso, porque tendrá que liderar una cartera que tiene una amplia agenda legislativa y temas diversos que enfrentar, desde el Sernac a la innovación, pasando por la pesca.
Por eso, en la distribución de tareas, Valente ya creó un nuevo cargo: jefe de la oficina de grandes proyectos, una especie de “gerente” responsable de monitorear y sacar adelante las iniciativas de inversión que impulsan los privados. La tarea no es menor: cuando en febrero pasado el recién designado titular de Economía se reunió con el entonces Presidente electo, le entregó un listado 850 proyectos de inversión por un total de US$ 74.000 millones que podrían concretarse dentro de los próximos cuatro años. Eso, si no enfrentan obstáculos.
El sello Harvard
Este rol lo desempeña el ingeniero comercial UC Juan José Obach Granifo, quien no es un debutante en el sector público. Aunque inició su carrera en la ya desaparecida Celfin, no siguió el camino de su padre, el empresario Juan Obach González, socio de Inversiones Pathfinder y actual vicepresidente del Centro de Estudios Públicos (CEP). Juan José Obach eligió el camino de las políticas públicas. Durante el primer gobierno de Piñera trabajó en el Ministerio de Desarrollo Social (2010-2011) y luego en el Ministerio de Trabajo (2012-2014). En julio de 2014 comenzó a cursar la Maestría en Administración Pública en Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, gracias a una beca Bicentenario.
Al concluir ese posgrado y tras desempeñarse brevemente como consultor de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), se unió al Growth Lab del Centro para el Desarrollo Internacional (CID) de la Universidad de Harvard, Estados Unidos, donde ejercía hasta ser nombrado en este cargo. El CID lo dirige el economista venezolano Ricardo Haussman, profesor de desarrollo económico en Harvard que se ha transformado en un referente mundial en temas de diversificación productiva. Esta es precisamente un área en la que Obach ha estado muy interesado, así como las relativas a mercado laboral, distribución del ingreso, políticas productivas y cómo estos factores inciden en un crecimiento sostenible en los países en desarrollo.
“Es más liberal que el resto del equipo que estará en Economía, partiendo por el ministro. Ya que su papá es empresario podría haberse dedicado al mundo financiero o empresarial, pero en vez de un MBA eligió el camino de las políticas públicas. Y se fue a trabajar con Haussman, que está en las antípodas de los Chicago Boys”, dice un economista que ha seguido su carrera.
Quienes lo conocen agregan que Obach es una persona no identificada políticamente y de intereses amplios. “Me parece una persona súper balanceada. Creo que tiene una visión muy equilibrada en lo político y tengo la mejor impresión de sus habilidades técnicas, aunque compartimos más en asados que en la sala de clases”, dice una economista que fue compañera de clases de Obach en Harvard. Su cuenta en Twitter también revela este enfoque, donde recoge opiniones de Andrés Zahler (“como dijo Einstein, si quieres resultados distintos, no hagas más de lo mismo! Seguir sólo generando condiciones va a generar diversificación (productiva)?”, Miguel Yaksic (quien en el debate sobre migrantes en Chile dijo que a los costos “hay que sumar ingresos por visas, trámites, impuestos. Además de su trabajo, creatividad, capacidad de emprendimiento”), The Clinic (calificó de notable el editorial sobre Ricardo Lagos y la Concertación), Ignacio Briones y Claudio Agostini, por mencionar a algunos.
“No viene a turistear a este cargo, a estar un año e irse. Le gusta el sector público y está muy entusiasmado. En el periodo de traspaso vino a varias reuniones; al menos cuatro. Ha sido muy atento y amable con todos”, agrega un asesor de Economía.
Su tarea
El ministro Valente lo sabe: “La única forma real de generar un boom de inversiones es con una muy buena coordinación al interior del Estado. Cada repartición es como una parcela y les cuesta mucho trabajar juntas”, dijo en su primera entrevista tras ser nombrado en el cargo.
Esa es precisamente una de las tareas que mayor tiempo y energías exigirá a Obach. Trabajar con todos los organismos que tienen atribuciones en materia de aprobación de proyectos de inversión exige construir confianzas para que exista colaboración, delimitar bien los espacios de cada uno y propiciar conversaciones entre organismos que se rigen por normas que no consideran su interacción con otros servicios.
En concreto, esto significa generar un espacio de coordinación (que no existe formalmente) entre organismos como el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), Dirección General de Aguas (DGA), Consejo de Monumentos Nacionales (CMN), Corporación Nacional Forestal (Conaf), Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) y las Subsecretarías de Vivienda y Obras Públicas, entre los más relevantes. Esto, porque si el proyecto toca intereses de comunidades indígenas o el uso del borde costero, hay nuevos intervinientes.
Dos modelos
En el gobierno anterior, el mandato para agilizar inversiones provino del Comité Económico de Ministros. La instancia, dirigida por el titular de Hacienda, se reunía semanalmente y en ella, entre otras actividades, se monitoreaba el avance general de las iniciativas y los casos más complejos. La tarea concreta de destrabar proyectos se realizó en forma más bien reservada y con muy “bajo perfil”.
Pero ahora la meta es avanzar en la creación de una institucionalidad formal con la oficina de grandes proyectos, para lo cual se han mirado experiencias en el extranjero, entre ellas la de Canadá. Ese país creó en 2007 una Oficina de Gestión de Grandes Proyectos, una especie de coordinación ejecutiva supraministerial que tiene control de gestión sobre el conjunto de organismos públicos con responsabilidades en la aprobación de inversiones. Este modelo nació luego que Canadá constatara que la capacidad institucional para aprobar grandes inversiones era insuficiente, los procesos demasiado largos y poco coordinados perjudicando la competitividad del país y sin que se evidenciara una mejoría en la protección del medio ambiente. También buscando generar mejores condiciones para el diálogo con las comunidades, entre ellas los aborígenes.
Será tarea de Obach avanzar simultáneamente en acompañar los proyectos para que la inversión de materialice y crear la nueva institucionalidad. Un desafío nada fácil, ya que una modificación de esa envergadura excede el ámbito de acción de Economía.