El saque de Felipe Larraín
Mientras la reactivación no se afianza, el ministro de Hacienda cultiva un perfil “ciudadano” y alejado de las polémicas.
Lanzó en un hospital la campaña de vacunación contra la influenza con el ministro de Salud, fue a un hogar de Coanil con el ministro de Desarrollo Social para anunciar el instructivo de austeridad fiscal, recorrió la feria Colón en Independencia con el titular de Interior y, como tenista empedernido, recibió en su despacho al número uno de Chile Nicolás Jarry y a su famoso abuelo Jaime Fillol, junto con la ministra del Deporte.
Este despliegue “ciudadano” es parte de este segundo debut del ministro de Hacienda, Felipe Larraín. Si estuviera en la cancha de tenis, sería su saque, ese golpe de pelota que da partida del juego y que si se hace bien permite al jugador quedar en una posición de ventaja. Esa ventaja es lo que ha estado buscando el ministro y para eso se ha salido del molde del economista encerrado en su gabinete para adoptar un perfil más sencillo, protagonizando actividades más cercanas a la gente de modo de lograr más llegada ciudadana que las que tienen las actividades habituales de Hacienda: seminarios, reuniones con empresarios y la CUT, viajes al Congreso y al extranjero.
Larraín también se ha mantenido lejos de las polémicas. Incluso frente al aumento del déficit estructural que heredó este gobierno, fue el titular de Economía quien formuló duras acusaciones mientras Larraín, dueño del tema fiscal, expresó su crítica con moderación. Y cuando se empezaron a agitar las aguas por la medida aplicada para que el alza de las contribuciones fuera de 7% promedio en vez del 10% propuesto por el gobierno anterior, invitó a los alcaldes, dialogó y puso paños fríos.
En esta actitud prudente puede haber mucho del aprendizaje de su gestión anterior, pero en el mercado también lo atribuyen a la necesidad de moderar las expectativas frente a una recuperación de la economía que aún no pisa terreno firme.
Más que expectativas
La partida del año fue buena. El crecimiento medido por el Imacec (cálculo mensual de la variación anual de la actividad de los principales sectores) llegó a cifras ni pensadas el año pasado: sobre 2% desde octubre 2016 y un alza de 4% en febrero pasado. Sin embargo, los expertos advierten que hay que mirar más allá de los grandes números. Se ven favorecidos por bajas bases de comparación: la actividad se enfrió el último trimestre del 2016 y en febrero del año pasado derechamente se desplomó (-1,2%) por la huelga en Escondida y, en menor medida, los incendios.
Por eso, los economistas ahora miran los Imacec desestacionalizados (mes a mes, lo que elimina efectos estacionales como los mencionados) y éstos muestran aceleración en el crecimiento (0,9% en febrero). Y suman otra señal importante, como es lo que está pasando en el mercado laboral, donde si bien el desempleo subió levemente, se ve creación de empleo asalariado privado.
Pero esos no son los únicos datos positivos. El economista jefe de BCI Estudios, Sergio Lehmann, agregó que el aumento de las importaciones de bienes de capital “muestra que la inversión comienza a repuntar acorde con el mayor interés de empresas para invertir que revela el último informe (cuarto trimestre 2017) de la Corporación de Bienes de Capital (CBC). Por otra parte, el gerente de Estudios de la consultora Gemines, Alejandro Fernández, añadió al listado la revisión del PIB de 2017 que mostró aceleración del crecimiento en el segundo semestre; la “alentadora” evolución del Imacec no minero, las ventas del comercio minorista y el Índice Mensual de Actividad de la Construcción (Imacon), todo lo cual a su juicio revela que la recuperación “se ve promisoria”.
Ambos economistas enfatizaron la importancia del alza en la confianza de consumidores e inversionistas. “Anticipa mejorías en el gasto en consumo e inversión, lo que permite suponer que las tendencias que muestran los datos duros se mantendrán”, dijo el gerente de estudios de Gemines. El economista jefe de BCI Estudios apuntó que la evidencia empírica muestra una fuerte correlación entre confianza y actividad económica. “Mayor confianza aumenta el apetito por invertir y en los consumidores significa menos incertidumbre sobre condiciones laborales a futuro. Por eso se animan a mayor consumo”, explicó.
Un poco de cautela
El economista jefe de BBVA Research, Jorge Selaive, suma otros elementos que auguran reactivación como la recuperación de la inversión el semestre pasado (particularmente con el ciclo de la construcción comenzando a revertir su tendencia negativa de trimestres previos), la buena dinámica del consumo privado, un escenario externo con mejores registros de actividad (en especial desde el mundo desarrollado) y la estabilización del precio del cobre en torno a US$3/libra, “que constituye un buen precio para permitir concretar la inversión proyectada en el sector”.
Pero Selaive también advierte que hay un conjunto de datos que muestran que la recuperación económica hoy no aparece tan firme: bajo crecimiento de la inversión en este primer trimestre, aumento de la fuerza de trabajo que no está siendo absorbido por suficiente creación de empleo y nulo crecimiento de los créditos comerciales de la banca, dando cuenta de que existe poca demanda de capex (como se denomina a las inversiones en bienes de capital). También advierte sobre un escenario externo volátil, con temores generalizados por la situación de proteccionismo, la involucración de Estados Unidos en Siria y señales más claras de normalización de la tasa por parte de la FED (el banco central de EE.UU.) que pueden empeorar las condiciones financieras para países emergentes y castigar los precios de commodities.
En su visión sobre el primer tercio del año, Santander Estudios también es cauto respecto de la recuperación, especialmente porque estima que “el repunte de la inversión —clave para sostener un alto crecimiento— aún no logra afianzarse”. Agrega que ese impulso depende principalmente de la inversión en construcción y obras de ingeniería, que mostró mayor vigor a fines de 2017, aunque ello no alcanzó a reflejarse en el catastro de grandes proyectos de la CBC.
Sergio Lehmann resume la temperatura de la economía hoy: “Hay señales positivas, pero se debe hacer seguimiento sobre cómo evolucionan estos datos. No hay que pecar de ser sobreoptimistas: uno ve recuperación, pero aún son las primeras señales y tienen que consolidarse”.
Las señales del ministro
Correctas. Ese es el adjetivo que más se repite entre los economistas cuando se les consulta sobre cómo han sido las señales del ministro Felipe Larraín en este periodo de instalación. Pero también coinciden en que faltan detalles y medidas concretas.
El economista jefe de BBVA Research afirmó que el ministro ha dado señales de austeridad con medidas concretas y dos anuncios (con “detalles por venir”): “Ordenamiento y reforma tributaria, que ojalá coloque foco en re estimular la inversión privada; y mejoras a la institucionalidad fiscal, lo que beneficia la credibilidad y siembra mejores perspectivas de mediano plazo para el crecimiento”. Sostuvo que este foco “es adecuado y aporta hacia la mantención de confianzas en niveles optimistas. Falta, entonces, que se implementen con medidas concretas que el mercado espera ansiosamente”.
Alejandro Fernández también destacó el anuncio de una revisión tributaria y la preocupación por mejorar la situación fiscal. “Hasta ahora todo lo positivo está asociado principalmente a expectativas por el cambio de gobierno, pero no hay mucho en cuanto a medidas específicas, aunque se confía en que serán procrecimiento”, agregó.
Sergio Lehmann apreció especialmente las medidas para ir moderando el gasto público, “porque tenemos que movernos hacia una convergencia fiscal”. También valoró que el ministro mantenga “un tono de prudencia al comentar el desempeño de la actividad, porque es importante que las expectativas este alineadas con el crecimiento del año y no se vean exacerbadas”.
La mirada política
Desde el mundo político, las señales procrecimiento, fiscales y tributarias que ha entregado el ministro Larraín son lo que más ha calado, pero con todo aún hay gusto a poco.
Pablo Correa, director de Denk Consultores y economista de Evópoli, comentó que la instalación del titular de Hacienda “por la coyuntura y lo que se dijo en la campaña, ha estado demasiado marcada por la reforma tributaria, lo que probablemente le ha quitado espacio para abordar otros temas”. Agregó que espera que esa discusión tributaria “se salve prontamente, porque creo que es malo que se mantenga abierta y, si no hay capacidad fiscal para hacer una reforma relevante, es preferible sincerarlo e ir cerrando esa puerta”. Y estimó que el ministro debe develar su política económica, entrando incluso en anuncios “que trascienden la esfera de Hacienda, relacionados con cómo diversificar y hacer más productiva nuestra economía”.
El presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, Pablo Lorenzini (DC), afirma que si bien el primer mes “siempre es complicado”, el ministro Felipe Larraín “ha mostrado buena disposición y gentileza con nosotros. Ya ha estado tres veces en la comisión y hemos conversado también algunos temas en forma personal”. No obstante, dijo que desde el punto de vista legislativo ha habido “muy poco, sólo temas de arrastre, no hemos visto aún temas importantes como lo tributario y pensiones, que vendrán en algún momento”.
Una visión distinta tiene el senador José Antonio Coloma (UDI), quien integra la Comisión de Hacienda de la Cámara Alta. “La principal necesidad en materia económica hoy no son leyes, sino gestión, eficiencia y destrabar temas largamente postergados. Eso el ministro lo está haciendo y bien. Si alguien cree que los problemas económicos se arreglan con más leyes, le tengo una mala noticia: no es así”, comentó. Coloma dijo que estos primeros 40 días de Larraín “han sido óptimos”, porque ha sabido dar señales “de los tiempos distintos que comienzan a llegar, pero sin caer en la euforia o exitismo”. También valoró el perfil más “ciudadano” del ministro, ya que dijo que esa cercanía “es parte de los desafíos de hoy y refleja capacidad de escuchar”.
Sobre el ese nuevo estilo, el diputado Manuel Monsalve (PS), que ha visto el desempeño del ministro en la comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, opinó que es “interesante que el ministro tenga un perfil más ciudadano y que se entretenga en eso, pero es algo que no tiene impacto en la economía”. Agregó que si bien ha insistido en la prioridad de la recuperación de la economía, “al Congreso no ha llegado nada, cero. La productividad ha estado estacada en la última década y uno esperaría un paquete de medidas destinadas a impulsar la productividad, pero no se ha visto aún. Aplaudo que se quiera que el ministro esté más en la gestión, pero no conozco qué medidas ha tomado en esa dirección”.
El senador José García (RN) valoró especialmente las señales que ha instalado el ministro Larraín: la importancia del crecimiento económico para mejorar las condiciones de vida de las personas y una mayor recaudación fiscal para abordar urgencias sociales como pensiones, salud, educación, inversión pública, seguridad ciudadana. Asimismo, dijo que es muy importante la apuesta por recuperar las clasificaciones de riesgo soberano y la austeridad fiscal, “ya que el gobierno no puede seguir gastando sin límites; el déficit fiscal debe ir disminuyendo y el endeudamiento debe reducirse como porcentaje del PIB”.