Subir en Arica y bajar en Punta Arenas en un gran crucero internacional
Un cambio legal permitirá que naves extranjeras puedan ofrecer viajes cortos a turistas dentro del territorio nacional y abrir nuevos circuitos. El Gobierno planea introducir también mayor competencia en transporte marítimo de carga.
Hasta ahora, para abordar un gran crucero en Chile se exige un requisito adicional al pago: que se desembarque en otro país. No es un capricho, sino una exigencia legal que reserva el trasporte de carga y pasajeros entre distintos puertos chilenos exclusivamente a naves que operen bajo bandera nacional. Esto, que se conoce como reserva de cabotaje, va a cambiar.
Una ley aprobada el 13 de enero mantiene el cabotaje en el caso de la carga, pero permite que las naves extranjeras con fines turísticos y capacidad para más de 400 pasajeros puedan trasladar personas por mar, ríos y lagos entre dos puntos del territorio nacional, incluyendo la zona económica exclusiva. Las únicas excepciones se aplican a las recaladas en Rapa Nui (Isla de Pascua) y el archipiélago Juan Fernández.
Aunque hay coincidencia en que se trata de una gran noticia en materia de turismo, con positivos impactos en las economías de las 12 ciudades puertos de Chile, los cambios no se verán en el corto plazo y su sustentabilidad también depende de otros avances. Además, la nueva ley reabre nuevamente el debate sobre el cabotaje de carga, cuya flexibilización ha sido parte de los planes de gobiernos de distinto signo, sin resultados a la fecha.
Impacto en el turismo, pero sustentable
En el mundo del turismo, hay alegría por la nueva ley. La subsecretaria de la cartera, Mónica Zalaquett, afirma que ella permitirá potenciar el turismo local, aumentar la competencia y abrir nuevas rutas. Explica que la industria de cruceros a nivel global está creciendo en torno al 7% y que en la temporada actual Chile recibirá más de 450 mil pasajeros. “Con nuestros más de 4.300 kilómetros de costa y nuestras bellezas naturales podemos ser un destino de excepción, ya que con esta ley la industria podrá ofrecer cruceros de entre cinco y siete días, que representan un 90% de la demanda actual por este producto”, detalla.
La vicepresidenta ejecutiva de Federación de Empresas de Turismo de Chile (Fedetur), Helen Kouyoumdjian, felicita este avance ya que “abre una nueva dinámica” que se concretará con la oferta de productos que hoy no existen. Por ejemplo, que pasajeros chilenos y extranjeros que visiten nuestro territorio, “como hoy ocurre especialmente con los brasileños”, puedan complementar sus recorridos con cruceros cortos dentro de Chile.
“Aunque esta ley protege la oferta de cruceros y buques de turismo nacionales, que hoy fundamentalmente operan atractivos circuitos de Puerto Montt al sur, naves extranjeras con capacidad incluso inferior a 400 pasajeros podrán abrir nuevas rutas que hoy las empresas locales no ofrecen. Y no sólo en el sur”, agrega.
Sobre la excepción que la ley hace para territorios insulares de gran atractivo turístico, como Rapa Nui y Juan Fernández, explica que son dos destinos que tienen una condición distinta: “Son vulnerables desde el punto de vista ambiental y volúmenes tan altos de turistas producen riesgos para la sustentabilidad. Como industria respetamos esa decisión porque queremos que se conserven”.
Fomento a la especialización laboral
La nueva oferta de cruceros cortos en Chile tomará tiempo. La ejecutiva de Fedetur explica que la industria de cruceros opera con mucha planificación y las grandes naves que nos visitan traen dos mil a cuatro mil personas que han hecho sus reservas con mucha anticipación, incluso dos años antes.
“Si las compañías son capaces de armar con rapidez una oferta de cruceros cortos dentro de Chile, podríamos ya ver novedades en la próxima temporada, de octubre de 2019 a abril de 2020. Pero tal vez es más razonable pensar que esto comenzará a consolidarse en la temporada siguiente”, estima.
El senador Kenneth Pugh (RN), exvicealmirante de la Armada, agrega que esta nueva ley podría contribuir a impulsar “la cantidad de recaladas de los cruceros extranjeros en Chile para captar a estos turistas interesados en viajes cortos, ya que hoy si las naves tenían disponibilidad no podían ofrecerla”.
Enfatiza que para potenciar este desarrollo “Chile tiene que tener un terminal oceánico de pasajeros, especialmente en Valparaíso. La industria de cruceros requiere certezas porque todo se programa con mucha antelación y por eso se requiere de terminales especializados para brindar un trato dedicado y amable para los pasajeros. Es el próximo paso al que tenemos que llegar”.
El subsecretario de Transportes, José Luis Domínguez, coincide en que la nueva ley de cabotaje de pasajeros “abre desafíos en los que estamos trabajando, tales como el de seguir potenciando la infraestructura para la atención de pasajeros y naves”.
Cita como ejemplo de este esfuerzo el muelle de Punta Arenas y el próximo terminal de Valparaíso. “Además, contamos con infraestructura en Coquimbo, Puerto Montt, Chacabuco, Punta Arenas y Puerto Williams. En Arica existe un proyecto en etapa de diseño para un muelle de pasajeros”, añade.
Pero eso no es todo. La autoridad agrega que la mayor actividad que enfrentaremos exige fomentar el pilotaje y practicaje, además de disponer de trabajadores portuarios especializados en la atención de cruceros.
Cabotaje de carga
Si ya se flexibilizó parcialmente el cabotaje de pasajeros, es natural que la atención vaya al transporte nacional de carga por vía marítima. Por algo tanto en la agenda de Impulso Competitivo (2011) como en la de Productividad, Innovación y Crecimiento (2014) se propone permitir una mayor competencia en este mercado para incentivar el ingreso de más actores y con ello reducir las tarifas. El debate tiene una larga antigüedad.
El Gobierno ya decidió avanzar al respecto. “Creemos que con una propuesta adecuada que abra la ley de cabotaje de carga, como país podremos transportar más carga, mejoraremos nuestra competitividad y resiliencia en nuestras redes de transporte”, precisa el subsecretario de Transportes.
Advierte que Chile tiene hoy un rol de liderazgo en la región por su actividad portuaria y logística, “y no podemos perder terreno”. Añade que Perú “ya se abrió el cabotaje de carga, por lo que como ministerio ya estamos estudiando fórmulas para definir una nueva propuesta normativa que flexibilice el tránsito de naves extranjeras en territorio nacional”.
La Asociación Nacional de Armadores ha planteado sus reparos a una apertura total del cabotaje, demandando igualdad de condiciones para competir. En simple, esto implicaría que las firmas extranjeras se constituyan en el país y operen bajo las leyes chilenas en materia laboral, tributaria, entre otras regulaciones.
El senador Kenneth Pugh estima que la apertura del cabotaje de pasajeros bajo ciertas condiciones permitirá evaluar qué efectos se producen, lo que estima puede ser relevante a la hora de definir cambios en materia de carga.
“Hay varios elementos a considerar. Algunos son económicos, de costos y distorsiones que podría generar el ingreso de actores externos. Pero también es relevante considerar que Chile es un país marítimo y que el 94% de todo lo que mueve el país, de entrada o salida, se hace por mar. La reserva de cabotaje nos permite tener con una marina mercante nacional; de lo contrario, los armadores podrían llevar su registro a otras naciones y contratar tripulaciones afuera. Abrirse completamente es algo que se debe evaluar bien y los avances hacerlos con mucha precaución”, comenta.