Economía

La justificación que da el PC para la jornada laboral de 40 horas

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Parlamentarios opositores se han manifestado en el Congreso para promover la reducción de la jornada laboral. Crédito: Agencia Uno
POR Marcela Gómez |

El equipo económico que asesora al PC dice que el proyecto no destruye, sino que crea empleo. Otros economistas discrepan de ese escenario.

El proyecto de ley que propone rebajar la jornada laboral de 45 horas a 40 horas semanales no solo no destruiría empleo, sino que abriría un espacio para crear nuevos puestos de trabajo, asegura un documento del Observatorio de Política Sociales (OPES). Se trata de un centro de estudios de economistas ligado a la izquierda, que por medio de sus cálculos buscan sustentar la propuesta de las parlamentarias Camila Vallejo y Karol Cariola (ambas PC).

El artículo que reduce la jornada fue aprobado este lunes 2 de septiembre por siete votos a favor y seis en contra en la Comisión del Trabajo de la Cámara de Diputados. La Democracia Cristiana respaldó el proyecto tras un acuerdo de esa medida se aplicaría gradualmente en cinco años para las pymes. Parlamentarios del oficialismo plantearon una reserva de constitucionalidad y el ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, dijo que “el PC ha encabezado una cruzada que no tiene mucha sustancia y que lamentablemente afecta las remuneraciones de los trabajadores“.

El documento del PC indica conclusiones distintas. En el texto, elaborado por los economistas Ramón López y Javiera Petersen, se afirma que la iniciativa tendrá un impacto positivo en el empleo, la productividad, la eficiencia económica y los salarios de los trabajadores, aun cuando respecto de este último factor el resultado positivo depende de los efectos sobre la productividad.

Ello contrasta con otros cálculos. Las autoridades han advertido sobre un alza de 11,1% en el costo laboral de las empresas y la destrucción de hasta 303 mil empleos. Por otra parte, el presidente de la CPC, Alfonso Swett, advirtió que si la rebaja no es gradual podrían perderse 170 mil empleos.

Economistas como Cristóbal Huneeus, exasesor del Ministerio del Trabajo durante la administración previa de Michelle Bachelet, comentó en PAUTA Bloomberg este mismo lunes que en todo este debate se ignoran los efectos del pago de las horas extra o en la edad de jubilación.

Los impactos

Para medir los impactos de la rebaja de la jornada a 40 horas, tanto el Gobierno como el documento de OPES se centran en la tasa en que baja la demanda por trabajo de las empresas cuando sube el salario (lo que se denomina elasticidad), que diversos estudios la sitúan entre -0,5 y -0,2. Sobre esta base, ambas visiones coinciden en que disminuir la jornada en 11,1% (de 45 a 40 horas) se traduciría en un alza proporcional del salario por hora que pagan las empresas.

Donde ambos cálculos difieren es que mientras el Gobierno apunta a los impactos que esto generaría sobre los trabajadores contratados, el documento de OPES apunta a las horas de trabajo contratadas por las empresas. Si cada persona trabaja menos horas, sostienen, la masa total de horas disminuiría entre 5,5% y 2,2%, lo que implicaría que las empresas deberían contratar más trabajadores.

“Dado que ahora cada empleado trabaja menos horas, la disminución en la demanda por horas laborales se traduciría en un aumento en el número de trabajadores y del empleo entre 5% y 8%”, afirma el texto. Añade que bajo el supuesto de distribución de jornadas y considerando que el empleo de jornadas parciales no se ve afectado, la reforma implicaría la creación de 235.310 empleos. Además, estima que la reducción de la jornada “puede contribuir a bajar la tasa de desempleo y/o a reducir el empleo informal” si la mayor contratación proviene de quienes hoy trabajan sin contrato o por cuenta propia.

En cuanto a los ingresos de los trabajadores, el texto agrega que si en las empresas se producen ajustes en las jornadas de trabajo, el alza prevista en el salario por hora podría diluirse si se termina trabajando menos horas cada semana. Si este es el caso, plantean, es posible que el salario semanal baje en forma moderada, en torno a 3%. Ello podría ser más que compensado por los efectos positivos que esperan en productividad a consecuencia de la reducción de la jornada, suponen.

Al respecto, el texto alude a la hipótesis de salarios de eficiencia, que señala que ofrecer salarios más altos que el mercado genera ganancias de productividad, ya que el trabajador “se esfuerza más” pues no encontrará otro empleo con el mismo sueldo. En este caso, se trataría de salarios más altos que los que se ofrecen en el mercado informal. Sumado a mejoras en el bienestar del trabajador, el texto señala que reducir la jornada podría ser “una medida aún más efectiva para promover la productividad del trabajador que meramente subir los salarios”.

Visiones discrepantes

El asesor macroeconómico senior de Clapes UCJuan Bravo, discrepa del planteamiento del equipo de OPES al detallar que los supuestos empleados en el documento (la elasticidad y los estudios citados) “son sobre el empleo; es decir, sobre el número de trabajadores y no sobre las horas de trabajo demandadas”. De ahí que estime que “esa elasticidad negativa corresponde al impacto directo de las remuneraciones por hora al número de empleos. En consecuencia, el efecto del alza del costo salarial por hora genera un impacto negativo en el número de empleos”.

Añade que la literatura teórica es clara en señalar que en las firmas en donde hay trabajadores que trabajan más horas que el nuevo umbral de la jornada ordinaria (en este caso, más de 40 horas) “habrá un efecto negativo en las horas trabajadas totales (esto es, el empleo multiplicado por el número de horas por trabajador), por menor producción (el efecto escala) y por efecto sustitución de horas trabajadas totales por capital”.

El experto en temas laborales admite que existen efectos que atenúan el impacto negativo en el empleo: “La existencia de poder monopsónico en una porción de las firmas de la economía permite que al menos a corto plazo haya un efecto positivo en el empleo, debido a la rebaja de la jornada, así como el efecto de las reorganizaciones productivas que buscan producir más en menor tiempo”. Ello, además de otros efectos económicos beneficiosos en la salud mental y física que hacen que al reducir la jornada haya un menor gasto en salud.

Por otra parte, para la economista senior de Libertad y Desarrollo Macarena García, además de hacer presente la inconstitucionalidad de la iniciativa, advierte sobre el aumento de los costos laborales. Esto, dice, en momentos en que simultáneamente se discuten otras alzas de costos empresariales “asociados a proyectos que son reconocidos por su urgencia e importancia, y que sin duda van en directo beneficio de los trabajadores, especialmente aquellos más vulnerables, como la reforma de las pensiones y la sala cuna universal“.

La profesional señala que en el debate “se está confundiendo una correlación con causalidad”: los países desarrollados de la OCDE han podido “comprar” una menor jornada laboral gracias a su elevada productividad, ya que los ingresos que generan en jornadas más cortas les permiten sostener su nivel de vida. Añade que en Chile la baja productividad laboral se relaciona mayoritariamente con el bajo nivel de capital humano de los trabajadores, que se manifiesta desde la edad escolar.

En ese marco, sostiene, “no hay ningún elemento del proyecto asociado a mejorar la productividad de los trabajadores que les permita, efectivamente, mantener e incluso incrementar sus ingresos laborales a pesar de la menor cantidad de horas”. Precisa que sin medidas en ese sentido, “esta moción terminará en el mediano plazo con menores sueldos, menores reajustes salariales y menores contrataciones”.