Economía

Los datos que el mercado espera del BC para aterrizar la crisis social

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La economista Rosanna Costa concluye su mandato en el Consejo del Banco Centra el 27 de diciembre. Crédito: Agencia Uno
POR Marcela Gómez |

El IPoM de este jueves 5 de diciembre no debe “mirar con el espejo retrovisor”, sino develar los cambios en la economía que el estallido ha dejado al descubierto.

Una alta expectativa existe respecto del Informe de Política Monetaria (IPoM) que se conocerá el jueves 5 de octubre. En medio de un clima de incertidumbre y malas noticias en materia económica, resulta crucial conocer la visión que el Banco Central tiene sobre la economía hacia adelante y cómo eso se plasmará en la Tasa de Política Monetaria.

Será el último IPoM de la consejera Rosanna Costa, cuyo mandato concluye el 27 de diciembre. Con la agenda legislativa centrada en las demandas sociales, hay otros temas que Hacienda está priorizando en vez de tramitar un oficio en el Senado para renovar su mandato o proponer a otro candidato.

Con escasos análisis sobre la trayectoria futura de la actividad y el empleo, el IPoM constituirá un barómetro relevante para las decisiones de los inversionistas y se espera que sea una visión que combine realismo y optimismo. “Nadie tiene muchos datos, pero todos estamos haciendo nuestros cálculos y los resultados son pésimos. El Central tiene más datos pero no una bola de cristal, y tenderá a ser optimista por un problema de responsabilidad y de cuidar las expectativas”, dice el líder de un equipo de estudios de un banco.

Del mercado de autos al consumo eléctrico

Para preparar el IPoM, en el organismo revisan datos duros para construir el escenario macro que sustenta la evolución de la política monetaria. Desde el mercado apuntan a que habrá mayor interés en los indicadores líderes, que permiten visualizar la trayectoria de la actividad a corto y mediano plazo, junto con detectar cambios de tendencia.

Entre estos se menciona el crecimiento del dinero real, tasa de colocaciones por segmento, tasas de interés de corto y largo plazo, y desempeño del IPSA. Otros menos tradicionales son las ventas de automóviles nuevos y los despachos de materiales que reporta el INE. “Se está usando mucho el consumo eléctrico, ya que existe una relación muy fuerte entre la actividad económica y el funcionamiento de equipos que requieren electricidad. Aunque al inicio de la crisis ese consumo cayó fuerte,  después ha tendido a normalizarse”, agrega un analista de mercado.

Un dato relevante en este escenario es lo que ocurre en el mercado laboral, aunque la encuesta de empleo del INE ha sido cuestionada por sus falencias para sumar a los inmigrantes. También ha mostrado escasa sensibilidad al ciclo económico. “Nunca bajó cuando crecimos 4% y tampoco subió demasiado a fines del gobierno anterior cuando la economía se desaceleró”, añade un académico. Por ello, se estima que el Banco Central usará datos administrativos de las AFP y seguro de cesantía, aun cuando ambos solo dan cuenta del mercado formal.

Pero hoy, como dice un economista de una corredora de bolsa, “más que los datos duros que son como mirar con el espejo retrovisor, interesa más la visión prospectiva que aportan los datos asociados al clima de negocios y la confianza, que son más subjetivos”. Aquí, además de las sondeos de confianza empresarial y de los consumidores, podrian sumarse consultas a expertos y a grandes empresas.

Desde el mercado ven que este IPoM tiene que dar cuenta de los cambios de escenario que la crisis ha dejado al descubierto. “Por ejemplo, pensábamos que teníamos un mercado relativamente profundo, pero hubo problemas de liquidez. Y lo que pasó con el tipo de cambio también merece un análisis mayor de si es algo puntual y reversible o una depreciación que se va a mantener”, apunta un analista.

En cuanto a los recuadros de análisis específico, hay dos que parecen obvios por su interés coyuntural: uno sobre la evolución del tipo de cambio y las medidas que ha tomado el Banco Central, y otro sobre episodios de estallido social registrados en otros países y su impacto en la actividad. “Ahí tenemos el caso de Francia y los ‘chalecos amarillos’, que en general no tiene impactos a nivel macro. Distinto es el caso de Hong Kong, Nicaragua y Brasil, donde ha habido fuertes caídas en la actividad”, añade un economista.

El factor fiscal

Otro asunto que el Banco Central debe “meter en la juguera” de su visión sobre la evolución de la economía es que el Gobierno llevará adelante una política fiscal fuertemente expansiva en 2020, la mayor desde la crisis subprime.

Aun cuando el anuncio que el gasto público crecerá 9,8% en 2020 (en lugar del 4,5% anunciado al cierre del Presupuesto 2020) fue entregado el 2 de diciembre por el ministro de Hacienda, seguro no es un dato desconocido por el ente monetario. Esto debido a la coordinación entre ambas entidades, que lógicamente se estrecha en periodos turbulentos.

Según analistas, una política fiscal expansiva en respuesta al desplome de la actividad y para proteger el empleo es necesaria, aunque también “fuerza” al Banco Central a mantener o seguir reduciendo la tasa de política monetaria, que ya es baja. Si la crisis subprime de 2009 hubo una baja agresiva porque la tasa estaba en 8%, ahora el espacio es ínfimo porque está en 1,75%.

Hay quienes también estiman que el anuncio del paquete fiscal no tuvo un buen timing. Apuntan a que la intervención monetaria en el mercado cambiario buscaba “dar espacio” para reducir más agresivamente la tasa, frenando la depreciación y su traspaso a inflación. No es la única razón: “El Fisco comenzó a gastar sus balas cuando podría haber esperado un poco. ¿Qué hará en marzo con el desempleo sobre dos dígitos?”, cuestiona un economista.

¿Y la necesidad de crecer?

Un tema central que preocupa al mercado es la visión del Banco Central sobre esta crisis y el potencial de crecimiento de la economía.

Muchos ven que en la pérdida de valor del peso está la búsqueda de refugio de inversionistas nerviosos, pero señala también algo más estructural que es la realidad de que Chile se ha vuelto un país más pobre, con menores ingresos y más deuda. Además, se suma la incertidumbre asociada al desarrollo del proceso constituyente.

“Cuando se asiente el polvo de todo lo que está pasando, veremos cambios relevantes en factores que han sido claves en nuestro crecimiento, como la estabilidad política y la claridad en las reglas del juego”, agrega un analista. Queda por ver cuál es la magnitud de esos cambios.