Economía

Las condiciones para llegar a los puestos de la élite en Chile

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Quienes fueron compañeros de colegio y de universidad tienen más probabilidades de dirigir empresas. Crédito: PAUTA
POR Marcela Gómez |

Para ser parte del 0,1% más rico del país prevalecen el género, el colegio de origen, la universidad escogida y la carrera estudiada, según el estudio de Seth Zimmerman. .

Llegar a la cima de la élite empresarial en Chile es más fácil si se cumplen algunas condiciones: haber egresado de un selecto grupo de siete colegios privados de Santiago; haber estudiado derecho, ingeniería o administración de empresas/economía, y haberlo hecho en las universidades de Chile o Católica de Chile. Y aun cumpliendo todos esos requisitos, falta el más básico: ser hombre. La suma de estas características eleva la probabilidad de dirigir una empresa o llegar al tope en la escala de ingresos.

Esto se desprende de una extensa investigación del doctor en Economía por Yale y profesor de la escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago Seth Zimmerman, denominada “Universidades de élite y movilidad ascendente para mejores trabajos y mejores ingresos“. Bajo la guía de la Premio Nobel en Economía 2019, Esther Dufflo, el estudio fue publicado este año en la American Economic Review, una de las revistas más prestigiosas del mundo sobre investigación en economía.

“Pasé seis o siete años trabajando en este proyecto”, dice Zimmerman a PAUTA vía email respecto de una investigación que implicó revisar y cruzar datos de varias décadas de colegios, selección universitaria, impuestos y mallas empresariales para determinar qué caracteriza a los equipos que dirigen las empresas listadas en Bolsa en Chile. Aunque la investigación había circulado como paper hace algunos años y levantó interés, la investigación fue fortalecida y publicada justo como preámbulo del estallido social y la demanda por mayores grados de inclusión.

Los pocos afortunados

La investigación mapea la distribución del liderazgo en las empresas que cotizan en Bolsa y el logro de ingresos máximos de acuerdo con los antecedentes educativos y de origen socioeconómico de los estudiantes. Para ello emplea dos medidas de alto rendimiento: ocupar un puesto de dirección ejecutiva o en el directorio de la firma, o recibir ingresos que le permitan situarse en el 0,1% más rico de la población.

Un primer hallazgo es que los titulados de una pequeña cantidad de carreras universitarias enfocadas en negocios copan las posiciones de liderazgo y los mejores ingresos: 41% de los puestos de liderazgo y 39% de los ingresos principales del 0,1% más rico provienen de quienes estudiaron derecho, ingeniería o administración de empresas/economía en la Universidad de Chile o Pontificia Universidad Católica de Chile, grupo que equivale a 1,8% del total de los egresados de esas carreras en todo el sistema universitario.

Visto desde otro lado: elegir esas carreras y universidades aumenta en 44% las opciones de llegar al liderazgo empresarial y en 51% la opción de alcanzar un ingreso superior del 0,1%.

Sin embargo, estas ventajas no son para cualquiera, sino para hombres egresados de los colegios de élite seleccionados para este estudio: St. George’s, Verbo Divino, The Grange School, Sagrados Corazones Manquehue, Tabancura, San Ignacio El Bosque y Craighouse. El efecto positivo de elegir las mismas carreras y universidades es cero para quienes no estudiaron en esos colegios o son mujeres; la brecha de logro respecto del grupo privilegiado se ve así ampliada en 54% y 38%, respectivamente.

Una singularidad del estudio es que la probabilidad de un mayor ingreso asociado al colegio secundario donde se estudió y al género “no ocurre en todas las trayectorias profesionales de altos ingresos en Chile y no pueden atribuirse fácilmente a las diferencias entre grupos en el rendimiento académico”.

Para ilustrar el punto, el autor recopiló información sobre las carreras de medicina más selectivas, “donde los ingresos promedio y la selectividad son comparables a los mejores programas de negocios. Pero en este caso, los mejores resultados no están reservados solo a los hombres de orígenes ricos, sino que incorporan a las mujeres y los hombres de otros grupos socioeconómicos”.

El “efecto colegio”

La investigación sugiere que los logros que consigue el grupo más privilegiado se ven reforzados por los lazos de pares formados entre compañeros de clase universitaria de antecedentes similares. Es decir, entre los hombres de alto nivel socioeconómico que cursaron la educación secundaria en algunos de los colegios mencionados.

El texto afirma que los rendimientos elevados que ellos consiguen “son difíciles de explicar basándose en diferencias en las habilidades básicas, propensión a trabajar en industrias con altos salarios o tasas de finalización de la universidad”. Lo que sí confirma es que los universitarios que fueron compañeros de clase y comparten orígenes de alto nivel socioeconómico tienen más probabilidades de liderar las mismas empresas que los compañeros de otros orígenes o si son mujeres. 

“La composición de los equipos de liderazgo en empresas particulares sugiere que los lazos formados entre pares universitarios de escuelas secundarias privadas son un mecanismo importante”, detalla el texto. Así, estima que “los estudiantes de escuelas secundarias privadas que son pares en el mismo programa de grado tienen 126% más probabilidades de liderar las mismas empresas que los que no son pares”. Y concluye que este vínculo “es difícil de conciliar con mecanismos basados en la acumulación de capital humano general o específico de la empresa”.

Preguntas pendientes

Zimmerman explica que hay muchos países donde una gran parte de las personas que ocupan altos cargos de liderazgo y en la escala económica asistieron a universidades de élite, por lo que determinar si su paso por las universidades es importante para obtener estos puestos y cómo es una cuestión de interés en todo el mundo.

“Lo especial de Chile cuando se trata de responder a esta pregunta es que la forma en que funciona el ingreso a la universidad ayuda a separar el papel causal de las universidades de los efectos más amplios de las características familiares y los talentos de los estudiantes, que pueden estar relacionados independientemente tanto con la elección universitaria de élite y el éxito profesional”, afirma.  Y añade que “el sistema de admisión a la universidad en Estados Unidos, donde vivo, es mucho más opaco y por esa razón no podría realizar un análisis similar aquí”.

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Sobre cuál es para él el tema más revelador de su investigación, comenta que otro estudio que está realizando con Justine Hastings y Christopher Neilson muestra que los estudiantes de familias menos ricas pueden beneficiarse de ir a muchos tipos diferentes de programas universitarios. “Lo que muestra este documento es que cuando se trata de llegar a la cima de la escala económica, las cosas son diferentes y los estudiantes de bajos ingresos tienen más dificultades que sus compañeros de clase de mayores ingresos. Espero que la investigación futura pueda explorar con más detalle por qué esto es así, si el comportamiento que conduce a esto y cómo ha cambiado con el tiempo y de qué manera”, afirma. 

Entre las preguntas por explorar que quedan, dice en las conclusiones de su investigación, es si los esfuerzos para aumentar la integración social en el nivel secundario o possecundario pueden elevar el logro superior para los estudiantes de bajos ingresos que cursan programas de grado de élite.

También se debe ahondar más en las implicancia de los lazos entre pares para la eficiencia de la gestión corporativa, porque si bien pueden facilitar la información y producción, existe el riesgo de una supervisión más laxa. Un último punto es si el fracaso de las universidades más selectivas para facilitar la movilidad ascendente a las primeras posiciones puede ser una causa o una consecuencia del atrincheramiento de la élite.