Economía

La petición de Larraín: que la liquidez “fluya rápidamente” a las empresas que lo requieren

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POR Cristián Rodríguez |

En entrevista con PAUTA, el presidente de la Sofofa plantea también ampliar las líneas de liquidez al mercado de capitales no bancario.

El presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), Bernardo Larraín, hace un seguimiento diario de los efectos que está teniendo la pandemia de coronavirus entre las empresas socias del gremio. Lo supervisa, por supuesto, a distancia, en medio de la cuarentena obligatoria que rige para las principales comunas del sector centro-oriente de Santiago.

En conversación con PAUTA, el líder gremial remarca permanentemente un concepto: la rapidez con que deben llegar los recursos a las empresas que tienen hoy problemas temporales de liquidez. “Las acciones que se emprendan no pueden tener horizontes de semanas o meses: aquí el tema es de días y semanas, a lo máximo”, asegura, al tiempo que valora el actuar que han tenido el Gobierno y el Banco Central en esta crisis, calificando sus medidas como “robustas y oportunas”.

– ¿Cuál es su evaluación general de la situación de liquidez que viven hoy las grandes empresas?

Más que discriminar por tamaño, va a haber un problema de liquidez de muchas empresas, pequeñas, medianas y grandes, que están en industrias bastante desplomadas, como el comercio o los servicios, la hotelería y las líneas aéreas. Y, por lo tanto, es bien relevante que esas líneas de liquidez que ha puesto el Banco Central y esas iniciativas que ha puesto el Gobierno, a través de medidas fiscales, fluyan muy rápido a las empresas. Y, en eso, tiene un rol muy relevante la banca y todo el sistema financiero.

– ¿De qué manera?

Las acciones que se emprendan no pueden tener horizontes de semanas o meses: aquí el tema es de días y semanas, a lo máximo. Por lo tanto, es muy importante que esa liquidez que se está poniendo a disposición por el Banco Central o algunas medidas fiscales fluya rápido a las empresas de todo tamaño. El elemento común es que son empresas que tienen problemas de liquidez, pero que no tienen problemas de solvencia. Es decir, que básicamente no van a tener problemas en los próximos tres meses, pero el desafío de la banca y el sistema financiero es discriminar aquellas que solo tienen un problema de liquidez, que van a pasar por un valle de restricciones, pero que finalmente son empresas solventes que tienen viabilidad de largo plazo.

– ¿Cómo evalúa el actuar del Banco Central y la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) en esta crisis? ¿Han dimensionado bien el problema? ¿Han llegado a tiempo con las medidas y ajustes regulatorios?

Creo que el Banco Central y el Gobierno, desde el punto de vista monetario y fiscal, han actuado oportuna y robustamente. Ahora, me parece que tienen que tener mucha flexibilidad, porque esta es una crisis que evoluciona todos los días. Por eso, a diferencia de otras crisis que tuvieron un componente más financiero, como la de 2008, no se trata de un gran paquete o una única medida financiera, sino que esto tiene que ser dinámico y progresivo, en esta lógica de restricciones progresivas, según cómo sigue evolucionando el contagio. Creo que la política monetaria y fiscal debe tener la misma lógica. Y el Gobierno ya ha anticipado que vendrá otro paquete que, me imagino, incluirá otro fondo de liquidez y garantías más robusto para apoyar a las empresas que están con esta dificultad de liquidez transitoria.

– Usted enfatiza mucho que no solo es la medida, sino el timming de aplicación de la medida…

Creo que es la medida y el timming, pero también la fluidez. Porque una cosa es la medida que anuncie el Banco Central y, otra cosa, es que fluya rápidamente para quien lo requiere. Y ahí es un desafío complejo, porque hay que mantener un cierto criterio de diferenciar por riesgo, de tratar de identificar a esas empresas que solo tienen un problema de liquidez transitorio. A mí no me gusta ese concepto de salvataje, porque suena como a rescatar a las empresas que están con problemas de solvencia permanente. Esto es básicamente un puente de liquidez que tiene que fluir rápido a las empresas.

Pero, hay otro tema relevante que creo que hay profundizar. Una cosa es el sistema bancario, que ciertamente es un actor protagónico, pero también hay todo un mercado de capitales no bancario. Hay compañías de seguros que también tienen créditos hipotecarios, hay empresas de factoring que tienen mucha capilaridad con las pymes. Entonces, me parece que en algún minuto también hay que ampliar las líneas de liquidez a ese otro mercado financiero que puede llegar con mayor velocidad a sectores que no están 100% bancarizados.

– En el caso de la banca, ¿ha visto que esta ha sido un puente rápido y fluido para las empresas?

Creo que para las personas, con seguridad. Han anunciado varias postergaciones de cuotas, que se trasladan al final de los créditos hipotecarios, que son una medida que favorece a muchas personas. No tengo la información para poder responderte con fundamentos de qué está pasando con las empresas. Pero, obviamente, que el desafío es que, a diferencia de otras oportunidades donde los horizontes de materialización de las acciones de liquidez pueden ser un poco más extendidos, en este caso particular la velocidad es clave.

Por ejemplo, en Estados Unidos se estimaba que una pyme promedio tenía una capacidad para operar sin ventas de entre 15 y 30 días. Me imagino que en Chile no debe ser distinto, e incluso puede que sea más corto. Como decía Alejandra Mustakis (presidenta de Asech), la pyme y el emprendedor vive de la venta. No tiene colchones de liquidez. Estas pymes son básicamente one man show. Por eso es importante activar todo el mercado de capitales.

– ¿Cuál es la situación de las empresas de servicios básicos, la mayoría socias de Sofofa, que tienen una estructura de caja muy dependiente de cientos de miles de pagos mensuales de sus clientes?

Tiendo a pensar que han actuado bastante bien. De hecho, las principales empresas de servicios básicos llegaron a un acuerdo con el Gobierno para entregarle facilidades de pago y no cortar el servicio al 40% más vulnerable de la población. Eso da cuenta de empresas que tienen ciertos colchones de liquidez que les permiten hacer eso. Ahora, cuando empieza a haber creatividad legislativa para que se establezca por ley la suspensión de cobros del pago por los servicios básicos, eso genera una dificultad adicional que espero que no prospere.

– Pero como presidente del gremio, ¿no tiene información de que precisamente por esas medidas, que hasta ahora han sido bien tomadas por las empresas, puedan estar empezando a tener problemas?

No, porque fueron acuerdos voluntarios de estas empresas y eso muestra el compromiso que tienen con sus clientes. Además, hay que pensar que están asumiendo un compromiso con sus trabajadores, que aunque no pueden ir a trabajar, están manteniendo su empleo y manteniendo su remuneración. 

Nosotros hemos hecho bastante el llamado que aquellas empresas que pueden o que tienen respaldo o espaldas, no recurran a los instrumentos del Estado, que son estos pactos que tú puedes hacer para suspender la relación laboral y recurrir al fondo de cesantía. Ojalá que eso esté disponible solamente para las empresa que lo requieren. En general, los socios directos de Sofofa, que son 170 empresas, están actuando con mucho compromiso con los trabajadores, con los clientes y con los proveedores. Hemos visto varios casos en que se han anticipado los plazos de pago…

– Se han conocido anticipos, pero también llamados en la línea contraria. En general, ¿ha visto buena voluntad de las empresas para tratar de acortar los plazos de pago?

Absolutamente. Todo lo que he escuchado son noticias en el sentido de acortar plazos y no extenderlos, salvo en industrias complicadas. Una cadena de restaurantes, una cadena de hoteles o una línea aérea, donde básicamente van a pasar uno, dos o tres meses con venta prácticamente cero… ¡No hay industria que pueda sostener eso!.

– Usted ha sido muy enfático en hacer un llamado a distinguir la distintas realidades de las empresas. ¿Cómo ha visto la respuesta de sus socios?

En Sofofa hay empresas de industrias que están muy golpeadas y eso es una situación con la que hay que empatizar. Hay líneas aéreas que son socias de Sofofa; Enjoy, que es de casinos y hotelería… por supuesto que están en dificultades. Por eso, que nunca hago un llamado general, a todos, a emprender una cierta acción. Mi mensaje es siempre de acuerdo a la realidad particular de cada empresa. Sería muy irresponsable de mi parte hacer llamados generales en circunstancias que hay empresas e industrias que están súper complicadas.

Así como hacemos un llamado a que las empresas que sí lo pueden hacer hagan todas las cosas que hemos comentado, también hay que hacer un llamado a la responsabilidad y a la colaboración de aquellas empresas que están en industrias desafiadas, en que se requieren tomar medidas duras, que involucran probablemente a la empresa. Porque cuando se habla de liquidez, en ningún caso puede implicar un beneficio para los accionistas. Finalmente, lo que se hace es proteger el empleo y proteger la cadena de suministros que está compuesta por muchas pymes. Todos esos actores de la cadena, en una empresa que está con muchas dificultades, obviamente tienen que asumir esa actitud colaborativa para que, ojalá, la cadena completa pueda pasar este valle. Así como esa otra empresa, que está en una industria solvente y con liquidez, asuma con responsabilidad acciones para beneficiar a contratistas, a proveedores y a trabajadores.

– El Banco Central acaba de proyectar una caída de hasta 2,5% para el PIB en 2020, pero un repunte para el próximo año, que podría hacer crecer a Chile hasta 4,75%. ¿Comparte esa mirada optimista hacia adelante?

Aquí estamos hablando mucho de la contingencia, pero lo que dijo el Banco Central es que Chile ha sufrido dos shocks muy fuertes. Primero, el que fue consecuencia de la expresión violenta de la crisis social, que afectó a muchos comercios y servicios. Y el segundo son todas las consecuencias económicas del coronavirus, las restricciones de movilidad y el cierre de ciertas operaciones. Y lo que previene el Banco Central es que si no se encauza institucionalmente, una vez que termine la pandemia, Chile no está preparado para un tercer shock.

Estábamos preparados para dos shocks. Teníamos reservas. Teníamos responsabilidad fiscal y una política monetaria de excelencia. Se han podido absorber dos shocks de magnitud. Un tercer shock, dijo Mario Marcel, no lo podemos absorber. Por eso, da una señal súper relevante; es decir, ‘mire, cuando esto pase, que ojalá sea pronto, volvamos a la discusión de la agenda social y política y encaucémosla institucionalmente’.