Riesgo bajo, pero no descartable: que la crisis sanitaria se convierta en financiera
El Banco Central hace una advertencia en el IPoM. Y aunque hoy la economía da señales positivas, el rebrote, una mayor morosidad y cambios regulatorios podrían alterar esa trayectoria.
Aunque en general el mercado estimó que el reciente Informe de Política Monetaria (IPoM) del Banco Central muestra un escenario más positivo al detectar “signos de estabilización” de la economía, eso no significa que los riesgos de empeoramiento hayan desaparecido.
No se trata solo de un rebrote del contagio. Ante el Congreso, el presidente de la entidad, Mario Marcel, alertó del riesgo de que la crisis sanitaria pueda convertirse en una crisis financiera, si el sistema financiero ve reducidos sus niveles de capitalización y liquidez. “Si se produjera un estrangulamiento del crédito, este se transformaría en un amplificador de la recesión, como en otras ocasiones, sacando a la economía de la trayectoria prevista”, sostuvo.
¿Por qué se podría entrar en esa trayectoria? Marcel apuntó a dos razones: la caída de los ingresos de personas y empresas (lo que impide saldar sus deudas), y el efecto de diversos cambios regulatorios que se debaten el Congreso.
¿Posible o descartable?
“Claramente, es posible una crisis financiera”, dice el director del Centro de Finanzas Empresariales de la Universidad Adolfo Ibáñez (UAI), Alexis Montecinos. “Siempre es posible cuando hay una crisis económica de esta magnitud y con un escenario de corto y mediano plazo aún incierto. Aunque se esperan mejoras en algunas variables, basta un empeoramiento o un rebrote [del contagio] para que que la crisis económica se traduzca en una crisis en el crédito y luego en los precios de los activos transables”, señala el también académico de Universidad de Suffolk (Estados Unidos).
Añade que si esto ocurre, la recesión se amplifica con consecuencias muy severas en el corto plazo. “Puede generar un efecto dominó, debido al riesgo sistémico que tienen los bancos en Chile, al ser instituciones financieras con un enorme efecto en el agregado”, explica. Y agrega otro dato: todas las crisis financieras el pasado tuvieron “detonantes como los que estamos observando ahora”.
El gerente de Estudios de Gemines, Alejandro Fernández, cree que el escenario de una crisis financiera “hoy no se visualiza como probable ni en Chile ni el mundo, aunque algunas instituciones podrían verse enfrentadas a un stress importante”. A su juicio, la evolución prevista de la coyuntura y el proceso de salida de la pandemia hacen “poco probable” una trayectoria que conduzca a una crisis financiera que profundizaría la recesión.
La profesora del Instituto de Economía de la Universidad Católica e integrante del Grupo de Política Monetaria, Verónica Mies, estima que aunque la economía estaría comenzando a mostrar las primeras señales de recuperación, “existen riesgos que pueden detener o reversar” parte de ese proceso. Estos, ahonda, se asocian principalmente a lo sanitario.
“Mientras el Covid no esté relativamente controlado, la actividad no podrá ser retomada en forma normal con impacto en la situación financiera de empresas (ya no solo de liquidez, sino que también de solvencia), en empleo y en el ingreso de los hogares”, afirma. Agrega que esto requeriría más apoyo fiscal y monetario en un contexto de debilidad de la economía.
Los riesgos regulatorios
Que modificaciones legislativas o normativas puedan abrir la puerta a un mayor estrés financiero no es una preocupción reciente. Ya en mayo, el Consejo de Estabilidad Financiera había expresado su preocupación sobre los riesgos de proyectos de ley que, buscando apoyar a hogares y empresas, “no ponderan adecuadamente sus impactos en el sistema financiero, el acceso al crédito y a otros servicios financieros“.
Al respecto, Alejandro Fernández advierte que la aprobación de cambios regulatorios “mal diseñados, aunque bien intencionados, pueden producir un deterioro mayor en el sistema financiero y un impacto negativo en el resto de la economía”. Puede hacerlo incluso aunque el BC y la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) tienen instrumental para mitigar aunque sea parcialmente eventuales efectos adversos, sostiene.
El economista hace un llamado a la responsabilidad del Congreso: “No puede funcionar sobre la base de que cualquier barbaridad que se les pueda ocurrir en el ámbito financiero la va a arreglar el BC”. Añade que esa entidad tiene capacidad de enfrentar algunas situaciones, como ocurrió con el retiro de los fondos de las AFP, pero “no es ilimitada” y también depende de cómo reacciona el mercado.
Los “seguros” del BC
El Banco Central no ha estado de brazos cruzados ante estos riesgos. Tempranamente, acordó líneas de financiamiento con el FMI y otras entidades como la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y el Banco Central de la República Popular China (PBoC).
Alejandro Fernández precisa que este tipo de acuerdos no se relaciona con el riesgo de una crisis financiera, sino que tienen como objetivo enfrentar riesgos asociados a la disponibilidad de moneda extranjera, como una salida abrupta y considerable de inversionistas al exterior.
A juicio de Verónica Mies, el Banco Central “aún tiene espacio para seguir manteniendo e incluso aumentar este flujo de recursos por un tiempo prolongado”. La economista destaca que la entidad ha jugado un rol fundamental aplicando intensiva y extensivamente medidas monetarias no convencionales de manera de asegurar la liquidez y un adecuado flujo de recursos a empresas y personas.
“El BC ha tomado precauciones de modo que si el shock económico o financiero se vuelve más fuerte, si se desencadenan problemas en la cadena de pagos, pueda impulsar políticas no convencionales porque la TPM está muy baja”, comenta el académico de la UAI. Pero estima que Chile “puede hacer frente a estos escenarios adversos, por supuesto no a costo cero”, gracias a la capacidad que tiene el Banco Central y a que el Gobierno “sigue siendo muy sostenible en el largo plazo, a pesar del alza de la deuda pública”.