Banco Central ha inyectado US$ 44 mil millones para contener la crisis
Según un análisis de BCI Estudios, estas medidas no convencionales han logrado amortiguar los impactos del estallido social, la pandemia y el retiro de fondos desde las AFP.
Tras una caída de la actividad de 14% en el primer semestre y con un retroceso anual esperado en torno a 5%, la acción decidida del Banco Central ha permitido evitar que se disparen los costos de endeudamiento y se estreche la liquidez, que es lo que habitualmente ocurre en períodos de recesión económica.
Si durante la crisis subprime el Banco Central redujo la Tasa de Política Monetaria desde 8,25% en diciembre de 2008 a 0,5% en julio de 2009, ahora en la pandemia no había ese espacio. Ya en marzo la entidad la situó en su mínimo técnico de 0,5%. Para seguir velando por la estabilidad de precios acudió al manual y aplicó la fórmula “inventada” por el presidente de la Reserva Federal Ben Bernanke para la crisis subprime: comprar bonos en el mercado, lo que ayuda a mantener las tasas bajas y a hacer fluir el financiamiento, estimulando la economía.
Según un reporte de BCI Estudios, desde el estallido social de 2019 a la fecha -pero concentrado entre marzo y agosto- la autoridad monetaria ha inyectado liquidez en pesos al sistema financiero por más de US$ 44 mil millones (en torno al 18% del PIB). De este modo, ha amortiguado los efectos adversos en el sistema financiero de la crisis social, la pandemia y el retiro parcial de fondos desde las AFP.
Un efecto muy visible ha sido lo que ocurre con los créditos comerciales, que en lugar de caer como ha ocurrido en otras crisis, se han expandido con la importante ayuda de las garantías estatales (Fogape).
Positivos impactos
BCI Estudios detalla que el Banco Central ha implementado cuatro programas para incrementar la liquidez en pesos, ninguno de los cuales ha copado aún su capacidad.
El primero por US$ 8.514 millones partió el 9 de noviembre y apuntó a recomprar bonos en pesos y UF emitidos por la autoridad monetaria. El segundo se inició el 20 de marzo y apuntó a la compra de US$ 8.000 millones en bonos bancarios, sumándose otro por el mismo monto el 22 de junio. El último data del 3 de agosto y destinó US$ 10 mil millones a la compra al contado y venta a plazo de títulos, buscando así para contener efectos adversos del retiro parcial de los fondos de pensiones.
Según los economistas de BCI Estudios, “esta acción de política no convencional ha sido un factor clave detrás de menores tasas de interés”. Reportan que las tasas locales de largo plazo en pesos y UF han retrocedido más de 100 puntos base (pb) desde fines de marzo a la fecha. También se aprecian reducciones en los spreads bancarios y corporativos y la inflación de mercado para este año se eleva 40 pb, alcanzando cerca de 2%
La posibilidad de compra de bonos de Tesorería en el mercado secundario, recientemente aprobada por el Congreso, “abre opciones de prolongar los impactos ya observados en variables financieras y económicas”, agrega el texto. Esto permitiría condiciones de financiamiento favorables que consoliden la recuperación económica en el mediano plazo, concluyen.