Economía

El mercado se prepara para un largo periodo de riesgo e incertezas

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Agencia Uno
POR Marcela Gómez |

El desplome de la bolsa y la depreciación del peso son dos señales de la compleja lectura que el mundo financiero hace de los resultados de la Convención Constitucional.

Decepción e incertidumbre: con estos dos términos puede resumirse el sentimiento del mercado ante los resultados de la megaelección del fin de semana. No estaba en las proyecciones que los bloques políticos tradicionales fueran desplazados por partidos de izquierda y, en el caso de la Convención Constitucional, por independientes más identificados con una diversidad de causas que con ideologías.

El mundo financiero no tardó en reaccionar. El índice que reúne las 30 principales acciones transadas en bolsa (SP IPSA) cerró la jornada con una caída de 8,9%, desempeño que no se veía desde el 18 marzo de 2020, cuando se comenzó a sentir el golpe del coronavirus. El peso se depreció: ahora cada dólar cuesta $716 ($700 el viernes) y también hubo impacto en el mercado de renta fija, con las tasas de interés de largo plazo subiendo entre 20 y 30 puntos base.

“Hemos tenidos dos años de mucha volatilidad en la renta fija. Es muy probable que este año sigamos igual porque se vienen muchas elecciones y vamos a tener bastante ruido. Todo apunta a que veremos mayor incertidumbre y riesgo”, afirma el gerente general de Ruvix, Sergio Tricio. A su juicio, la principal válvula de ajuste ante el mayor riesgo es el dólar, por lo que no descarta que se vivan nuevas sesiones de volatilidad en el tipo de cambio. “La bolsa venía muy castigada y creo que tiene menos espacio para correcciones. El golpe fuerte ya se dio y aunque la debilidad puede seguir, sería menos intenso que lo que vimos en esta sesión”, agregó.

Las nuevas aprensiones

“El malestar expresado durante el estallido social no se disipó y posiblemente aumentó durante la pandemia, plasmándose en el comportamiento de los votantes en las urnas”, estima el socio cofundador de Pacífico Research, Igal Magendzo. Añade que prueba de ello es la fuerte derrota de las coaliciones que se han alternado el poder en los últimos treinta años.

“Estamos frente a una crisis institucional de proporciones cuyas consecuencias son difíciles de anticipar”, dice. Explica que, en términos de precios, así como la incertidumbre derivada del estallido social se tradujo en un incremento permanente de unos $50 en el tipo de cambio, la reciente elección suma otros $20, considerando también los incrementos en los días previos. “De no haber habido estallido social, el peso chileno hoy debiese estar transándose en valores más cercanos a $640 por dólar”, precisa.

Sostiene que cuando haya mayor claridad sobre el comportamiento de los independientes y los representantes de los pueblos originarios, “estos castigos en precios, que también pueden verse en otros activos como acciones o bonos, se podrían revertir o profundizarse”, dice. Pero añade que para eso “seguramente tendremos que esperar un par de meses”.

El economista afirma hay algunas señales clave para bajar la incertidumbre. “Quizás lo primero que quiere ver el mercado es cuál será el rol del sector privado en el nuevo arreglo institucional”, dice, aludiendo a la protección constitucional actual de los derechos de propiedad y la iniciativa privada. Otro punto que estima crucial para el mercado es quién concentrará el poder sobre las decisiones de políticas macroeconómica, incluyendo gastos, impuestos, endeudamiento y política monetaria. “Existe una gran aprensión que la disciplina se pierda y pronto estemos o con un nivel de endeudamiento insostenible o con impuestos draconianos”, precisa.

Hablan las clasificadoras

Mostrando que lo que ocurre en Chile es monitoreado por los mercados internacionales, varios bancos de inversión de Estados Unidos emitieron actualizaciones para sus clientes. También lo hicieron las agencias que clasifican el riesgo crediticio de Chile.

En el caso de Fitch, que en octubre de 2020 fue la primera en recortar la nota soberana, ratificó la calificación de A- señalando que “podrá soportar importantes incertidumbres políticas y económicas”. Pero advirtió que monitorearán el proceso constituyente “para detectar posibles cambios en el sólido marco institucional de Chile”, ya que además lo que se defina podría afectar tres factores claves para subir (o bajar) la nota actual: la gobernanza, la situación fiscal y de deuda y las perspectivas de crecimiento a medio plazo.

La agencia S&P, que en marzo recortó la calificación de riesgo dejándola en A, no se pronunció sobre el resultado de la elección, pero advirtió sobre los riesgos de la transición a una nueva Carta Magna “en la gobernanza y la trayectoria de calificación de Chile”. Estima que en el nuevo texto se podría “modificar el equilibrio de poder entre las ramas del Gobierno, alterando potencialmente la efectividad, estabilidad y previsibilidad de la formulación de políticas”. También prevé que el rol económico del Estado se expandirá con la incorporación de más derechos, lo que generará más exigencias de financiamiento.

¿Y el crecimiento?

“Es un poco prematuro evaluar lo que va a ocurrir hacia adelante, pero al contrario de lo que se esperaba, lo que sucedió marca un efecto negativo”, opinó el economista jefe de Gemines, Alejandro Fernández.

Entrevistado en Pauta de Negocios, de Radio PAUTA, sostuvo que la incertidumbre se mantendrá mientras no se definan ciertas líneas ordenadoras respecto de los distintos grupos independientes y las nuevas listas. “Mas allá de los efectos puntuales en el tipo de cambio y el riesgo país, sería irresponsable intentar hacer un cálculo de cuánto esto puede afectar las expectativas de crecimiento”, dijo ante una consulta. Pero apuntó a que lo que podría verse un cambio de sesgo.

Ejemplificó con su proyección para 2021, que hasta el viernes era “relativamente conservadora”, de 6,1% pero con sesgo alcista. “Mantendré la cifra pero la dejaré con sesgo neutral, para ver cómo evolucionan las cosas”, señaló. Anticipó que tendremos “unos tres meses de volatilidad, como mínimo”.