Los roces, flancos y temores que dejó el proyecto de “retiro acotado” del Gobierno
Junto con evidenciar la impericia política del Ejecutivo con sus parlamentarios, la fórmula también debilitó la credibilidad de Marcel y abrió dudas sobre su real peso en el gabinete.
La decisión del Gobierno de impulsar su propio proyecto de retiro acotado desde las AFP puede leerse como un acto de pragmatismo político y evaluarse también en función de sus efectos. Si logra sepultar la reforma constitucional que impulsan los diputados, habría logrado su objetivo. Y si con esto se cierra el desangre de los ahorros previsionales, sería positiva en esa dimensión.
La Sala de la Cámara de Diputados ya está citada para votar ambos proyectos el lunes 18 de abril. En el intertanto, las consecuencias políticas y económicas han comenzado a aflorar. Y estas no se agotan solo a la pérdida de control de la agenda por parte del Gobierno y a la irrelevancia en que quedó el anuncio del primer paquete económico destinado a ayudar a los sectores más rezagados, que se venía trabajando con celo incluso antes del cambio de mando.
Se diluye la esperanza del “nunca más”
El gobierno del expresidente Sebastián Piñera fue derrotado al tratar de frenar los retiros porque los apoyaron parlamentarios de sus propias filas. Para el primer proyecto, la mayoría de los diputados de RN -el partido más grande en representación parlamentaria y la colectividad de origen del propio exmandatario- adhirieron a la propuesta de sacar el 10% inicial.
Ahora, tempranamente el Presidente Gabriel Boric y su principal articulador político, el titular de la Segpres, Giorgio Jackson, dijeron que rechazarían la repetición de esas reformas constitucionales.
Jackson y los ministros Mario Marcel (Hacienda) y Jeannette Jara (Trabajo) lo plantearon expresamente el lunes 11 en el Congreso, pero al día siguiente presentaron su proyecto. Este diseño ya había sido usado por la administración anterior, que en noviembre de 2020 presentó un proyecto en el que no creía buscando ponerle un borde al impulsado por diputados.
“En vez de intentar cerrar una puerta que nunca se debió abrir, se envía un proyecto que abre una puerta oficial”, advirtió el economista David Bravo. Todos los especialistas en temas previsionales coincidieron en que los nuevos retiros erosionan la posibilidad de mejorar las pensiones mediante la postergada reforma integral.
Con ello también se notificó al mercado que ni el radical cambio político en La Moneda tiene efecto a la hora de cerrar futuros retiros. De hecho, ya se presentaron nuevas reformas constitucionales con ese fin.
La política de los acuerdos
El proyecto del Gobierno es una muestra palmaria de su fracaso en alinear a su propia coalición para rechazar el quinto retiro. Y aunque también puede naufragar en el Senado (como ocurrió con el cuarto retiro), en el Ejecutivo se estimó inadmisible el espectáculo de sus diputados votando en contra de lo que pedía el Presidente y sus ministros.
La incapacidad de disciplinar a sus parlamentarios revela una preocupante debilidad política del ministro Jackson y del propio Presidente, agravada por el hecho de que esto ocurre recién en el primer mes de Gobierno. Se suma a la impericia de fraguar un acuerdo con Apruebo Dignidad, que parece no haber sido abrochado con igual fuerza con el socialismo democrático (PS-PPD-PR), a juzgar por la rebelión de parlamentarios de esos partidos y de otros sectores del progresismo.
También pesa la resistencia del Gobierno a negociar con la derecha. Aunque en el Congreso el oficialismo fue parte de una negociación amplia para distribuirse las mesas y comisiones de la Cámara y el Senado, ese modo de operar parece estar vetado en temas legislativos. La derecha optó por transar su respaldo a cambio de una reforma constitucional para garantizar la propiedad de los fondos en las AFP y las cotizaciones futuras, pero lo ocurrido esta semana muestra que el Ejecutivo puede enviar un proyecto, pero no comprometer los votos de la coalición.
De este modo, se corre el riesgo de tener el quinto retiro y la fórmula del Ejecutivo aprobados por los diputados y compitiendo en el Senado.
La credibilidad de Marcel
Si el nombramiento de Marcel como ministro de Hacienda generó alivio en los mercados, lo ocurrido esta semana hizo resurgir las dudas. Porque una cosa es que el proyecto del Gobierno sea significativamente menos dañino para la economía que el retiro universal, pero otra muy distinta es que quien lo impulse sea el economista que desde el Banco Central advirtió de manera consistentemente y enfática sobre los efectos adversos de los cuatro retiros anteriores en materias de inflación, tipo de cambio y financiamiento de largo plazo.
Otro punto preocupante es que el titular de Hacienda ha asegurado que la propuesta del Gobierno tendría un impacto “significativamente menor” en las tasas interés, pero que no afectaría ni el tipo de cambio ni en la inflación, “porque no hay consumo ni gasto involucrado”.
En el mercado no están de acuerdo. Como el dinero es fungible, advierten que sí habría un efecto inflacionario si la persona destina a consumo el dinero con el que paga sus deudas, las que saldaría con el retiro. Además, advierten que el impacto en tasas, sobre todo las de largo plazo, se relaciona mucho más con la situación política y la expectativa de que vengan nuevos retiros a futuro.
En el plano político, se instala la idea de que Marcel no tiene todo el tonelaje político para imponer sus términos. Fuentes parlamentarias apuntan a que la posibilidad de un retiro acotado para frenar uno universal fue de Marcel, pero el proyecto como tal fue elaborado en la Segpres, lo que explica que la subsecretaria Claudia Sanhueza fuera sorprendida por el anuncio. Esta forma de trabajo habría complicado al titular de Hacienda.
¿Fin del “fair play” con el Banco Central?
La tradición dicta que el Banco Central no opina sobre la política fiscal y Hacienda tanmpoco sobre la monetaria.
El BC no opinó cuando los apoyos del Fisco en la pandemia fueron menores en los meses en que la economía se desplomó debido a la pandemia que cuando ya estaba en recuperación. Tampoco lo hicieron cuánto los recursos del masivo IFE Universal, sumados a los retiros de la AFP, inundaron de liquidez la economía y llevaron el consumo a las nubes. Recién ahora, en la arena política, Marcel habla de “ayudas insuficientes” por parte del Fisco y suma el efecto inflacionario de las transferencias fiscales.
Este “fair play” se desdibujó este miércoles 13 de abril, cuando la presidenta del Banco Central, Rosanna Costa, advirtió que el retiro acotado que propuso el Gobierno no es inocuo en materia financiera e hizo una lectura crítica del proyecto presentado el día anterior.
Aunque argumentó que estudiaría el proyecto y sus impactos en detalle, señaló que “tiene un efecto estructural adverso en el largo plazo, más acotado y más lento si la puerta [de los retiros] sigue abierta”. También mostró dudas sobre los impactos de corto plazo e incluso sobre el monto a retirar proyectado por Marcel.