Columna de Rodrigo Gutiérrez: “Ahorro para la vida y la vejez”
Es necesario promover una cultura de ahorro que contribuya a un mejor bienestar y seguridad financiera a lo largo de toda la vida, pero especialmente para la vejez, cuando la capacidad de generar ingresos es limitada o nula. Se trata de construir una sociedad más resiliente y menos vulnerable.
Una de las problemáticas más relevantes que afecta el bienestar material en la vejez es la incertidumbre y la falta de seguridad financiera. En Chile y en el mundo, este tema se asocia frecuentemente con el monto de las pensiones, que, en muchos casos, son consideradas insuficientes para satisfacer las necesidades básicas de las personas mayores. Si bien el debate tiende a centrarse en el sistema de pensiones y las reformas necesarias, es igualmente crucial reflexionar sobre el ahorro a lo largo de la vida y cómo éste puede influir en la calidad de vida durante la vejez.
El ahorro es aquella parte del ingreso que no se destina a gasto. De este modo, el ahorro implica una decisión de consumo intertemporal, que supone que aquella parte del ingreso que no se destina a consumir en el presente, puede ser luego utilizada para consumir en el futuro. Según nos enseña la teoría económica, la decisión de ahorrar conlleva un sacrificio o costo de oportunidad en el presente, que adquiere sentido en la medida que ese ahorro traiga consigo un beneficio o rentabilidad en el futuro. Entonces, mientras mayor sea esa rentabilidad esperada, mayor será nuestra disposición a ahorrar.
Sin embargo, la realidad es algo más compleja que lo anterior. Muchas personas no tienen siquiera la posibilidad de enfrentar esta decisión, puesto que la totalidad de sus ingresos debe destinarse a satisfacer sus necesidades básicas de subsistencia. Así, en los hechos, no están en condiciones de ahorrar para enfrentar gastos futuros en salud, educación o vivienda; ni para constituir reservas para enfrentar imprevistos o los gastos en la vejez. Sin embargo, también es cierto que muchas personas no ahorran pudiendo hacerlo, quedando en evidencia la prevalencia de una cultura que promueve el consumo inmediato, muchas veces de bienes menos relevantes.
En este escenario, la educación financiera adquiere especial relevancia. Es imperativo promover el ahorro como una forma de vida, que implica tener y practicar un método, más que repasar un concepto abstracto. Se trata de proporcionar herramientas para que las personas y sus familias administren adecuadamente su dinero, y en lo posible puedan planificar y ahorrar; teniendo siempre un propósito como motivación. Por ejemplo, el ahorro es esencial para adquirir bienes significativos, como una vivienda; o también, para estar preparados ante eventuales imprevistos o futuros gastos de salud en la vejez.
Es fundamental avanzar en la construcción de una nueva cultura de ahorro que se manifieste en todas las etapas de la vida: desde la infancia en los hogares, pasando por la educación escolar y universitaria, hasta la vida laboral. El ahorro es clave para asegurar el bienestar y la seguridad financiera de las personas, especialmente en la vejez, cuando la capacidad de generar ingresos es limitada o nula. Se trata de construir una sociedad más resiliente y menos vulnerable, en la cual las personas se empoderan de sí mismas y de su futuro. Las pensiones serán siempre un pilar fundamental de los ingresos en la vejez, pero una cultura de ahorro puede ayudar a complementar esos ingresos y estar mejor preparados.
Gerente General de Ciedess, Rodrigo Gutiérrez.