Columna de Rodrigo Gutiérrez: “Educación financiera: su importancia más allá de las finanzas personales”
La educación financiera no sólo beneficia a las personas, sino que también fortalece la competencia, incrementa la confianza y favorece la inclusión financiera. El Estado debe promover que las personas puedan ejercer su derecho a elegir, más que tomar un rol de tutela paternalista sobre sus decisiones.
Existe un amplio consenso en la importancia de la educación financiera como medio para empoderar a las personas en el uso de su dinero, proporcionándoles conocimientos y herramientas para tomar mejores decisiones. Esto puede manifestarse demúltiples maneras, tales como elaborar un presupuesto, definir un plan de ahorro y elegir correctamente los productos financieros para invertir esos ahorros; según sus expectativas,tolerancia al riesgo y horizonte de inversión. O bien, al momento de escoger un crédito, ya sea para adquirir una vivienda,enfrentar necesidades de consumo, o refinanciar deudas en elcorto o mediano plazo; evaluando las tasas de los créditos, los seguros asociados y otros costos.
Así, cuando las personas logran un mejor manejo y comprensión de sus finanzas personales, sus decisiones pueden alinearse mejor con sus valores y objetivos. Si el propósito de una familia es financiar una mejor educación para sus hijos, o endeudarse para adquirir una vivienda, o ahorrar para el momento de la jubilación; no cabe duda que disponer del conocimiento adecuado ampliará su espectro de oportunidades, pudiendo tomar decisiones racionales e informadas sobre los productos financieros que se ajusten mejor a su realidad y necesidades. En otro orden, tener un mayor conocimiento del sistema financiero servirá para evitar situaciones adversas, tales como fraudes oestafas.
Pero la educación financiera no sólo beneficia a las personas y sus familias. También contribuye a un mejor funcionamiento del mercado y a una mejor asignación de recursos en la sociedad, en la medida que se reducen las típicas asimetrías de información presentes en los mercados reales. Así, en un mercado donde los consumidores están mejor informados, la competencia entre los distintos proveedores de productos financieros será mayor, presionando los precios a la baja e incentivando la innovación y mejoras en la calidad de los servicios, atributos positivos para el conjunto de la sociedad.
Asimismo, la educación financiera también favorece la construcción de confianza en el sistema financiero, destruyendo mitos y fortaleciendo el sentido del proceso de inclusión financiera y el uso cada más intensivo de tecnologías en los servicios financieros, tales como los medios de pago electrónicoy cuentas personales, generando efectos democratizadores evidentes. En resumen, la educación financiera contribuye al empoderamiento de las personas y al fortalecimiento de suderecho de libertad de elección, como uno de los valores esenciales de una sociedad democrática.
Por todo lo anterior, el Estado tiene la responsabilidad de promover la educación financiera a lo largo de toda la vida de las personas, desde etapas tempranas como la vida escolar y hasta etapas avanzadas como la jubilación. Si bien el Estado también tiene el deber de resguardar los derechos de las personas y tiene el rol ineludible de regular y fiscalizar el adecuado funcionamiento del mercado financiero, además debe promover el aprendizaje de las personas para que puedan ejercer su derecho a elegir informadamente, más que apropiarse de un rol de tutela paternalista sobre sus decisiones, promoviendo asípersonas más autónomas.