Columna de Rodrigo Gutiérrez: “No basta con innovaciones disruptivas si son incompletas”
En tiempos de cambio, crisis y transformaciones, la innovación debe ser parte esencial de la estrategia. Pero no basta con ser disruptivos: las soluciones deben procurar ser sostenibles, considerando la regulación y a las partes involucradas, o bien ser éticas y auto-reguladas.
Desde las crisis económicas y sociales, pandemia, cambio climático y cambio demográfico, además de las aceleradas transformaciones tecnológicas y el mayor uso de la inteligencia artificial, las complejidades del presente nos exigen respuestas distintas a las tradicionales. En este escenario, la innovación se perfila como una herramienta clave para encontrar soluciones sostenibles y efectivas. Sin embargo, para innovar se requiere más que sólo método y entusiasmo: es indispensable adoptar un enfoque sistémico, empático e integrador.
En los principales casos de innovación que suelen repetirse, el éxito se ha logrado por resolver problemas inmediatos de alto impacto, con o sin uso de nuevas tecnologías; o por proporcionar experiencias incomparables en todo orden de cosas; o por contribuir a romper esquemas y formas tradicionales de hacer frente a situaciones inherentes a procesos en distintos ámbitos. Sin embargo, al evaluar el desempeño de algunas innovaciones emblemáticas, queda en evidencia que, aunque introducen avances significativos, no siempre logran integrar dimensiones fundamentales en aspectos sociales y culturales, o cuestiones de índole legal o reglamentaria, que permitan asegurar que las innovaciones sean sostenibles en el tiempo.
Algunas veces, la ansiedad por innovar conlleva el riesgo de caer en innovaciones incompletas, generando conflictos o efectos secundarios indeseados que limitan su impacto positivo e incluso amenazan su viabilidad. Un caso emblemático son los servicios basados en plataformas digitales, que sin duda han sido de alto impacto y contribuido a resolver necesidades de las personas, pero cuyo diseño e implementación no siempre ha incorporado en forma suficiente y eficaz las restricciones regulatorias en ámbitos relevantes, tales como normativas tributarias, laborales y previsionales, transporte y seguridad vial, entre otras.
Algunos ejemplos pueden ilustrar mejor estas situaciones. Las plataformas de delivery, si bien han simplificado la vida cotidiana de las personas, siguen enfrentando críticas por ofrecer condiciones laborales precarias a los repartidores. Las plataformas de transporte urbano, si bien han mejorado la experiencia de los usuarios, siguen generando conflictos con competidores tradicionales y fiscalizadores. Las plataformas de arriendo de alojamiento siguen siendo controversiales, al ser acusadas de competencia desleal por no cumplir con normativas tributarias y sanitarias.
¿Y en el plano de las externalidades negativas? Un ejemplo simbólico es la internet satelital, que enfrenta críticas por basura espacial y la contaminación lumínica que afecta a la astronomía.
No basta sólo con ser disruptivos, sino que de innovar de manera sostenible, evitando las innovaciones incompletas, es decir, aquellas que no integran las restricciones del entorno o no anticipan soluciones éticas y auto-reguladas para enfrentar los vacíos del presente y del futuro.