Economía

Columna de Rodrigo Gutiérrez: “Pensiones y los riesgos de la reforma”

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Foto de Agencia Uno
POR Equipo Radio Pauta |

Enfrentamos 2 riesgos en pensiones. El primero, que no exista acuerdo ni reforma, acrecentando el problema. El segundo, que tengamos una mala reforma, compleja y difícil de entender e implementar, y que no cumpla las expectativas. A la larga, el mismo desenlace.

En el diseño de políticas públicas, las soluciones sub-óptimas son aquellas que no alcanzan el máximo beneficio debido a diversas restricciones, tales como recursos limitados, conflictos políticos, información imperfecta, o simplemente falta de tiempo. En ocasiones, estas soluciones pueden ser necesarias para abordar problemas urgentes o complejos, tal cual es el caso de la reforma de pensiones, cuya falta de acuerdo ha derivado en distintas propuestas que hasta ahora no logran convencer transversalmente.

Así, con un enfoque aparentemente pragmático, desde el Gobierno argumentan que es posible avanzar en la reforma en la medida que se cumplan algunos de sus postulados esenciales, es decir, incorporando un seguro social con transferencias intergeneracionales (mediante un esquema de auto-préstamo, transitorio en un plazo tan largo que amenaza con transformarse en reparto), separando la industria (mediante alguna fórmula que permita eliminar a las AFP), y una serie de otras medidas, algunas discutibles y otras no tanto.

Con todo, la complejidad de aspectos centrales de la propuesta y la poca claridad en elementos claves del diseño no dejan conformes ni siquiera a los propios partidarios del Gobierno (algunos ya piden retirar el proyecto y otros hacen nuevas exigencias), lo cual dificulta el acuerdo. Desde la oposición, están quienes se oponen frontalmente al acuerdo, y quienes lo avalan tampoco parecen demasiado convencidos con la idea, mostrándose más bien dispuestos a avanzar para despejar el camino a un probable futuro gobierno.

La verdad es que no estamos en un buen escenario. Más bien parece que estamos en frente de una propuesta de solución sub-óptima que algunos quisieran asimilar a un “segundo mejor”, o segunda mejor alternativa viable en un contexto adverso. Desde otra perspectiva, más parece ser un “segundo peor”, donde el diseño propuesto no solamente no permitirá cumplir los objetivos, sino que potencialmente generará diversos otros problemas en la implementación, ineficiencias y costos de transacción, efectos secundarios y otras consecuencias indeseadas, entre ellas, un alto riesgo de expectativas no cumplidas. Era más sencillo converger en pocas medidas simples y efectivas.

Entonces enfrentamos 2 grandes riesgos. El primero, que no exista acuerdo ni reforma y el problema siga creciendo y acumulando tensión social, la cual se expresará más temprano que tarde. El segundo, que tengamos una mala reforma, compleja y difícil de entender e implementar, y que no cumpla las expectativas en el mediano y largo plazo, a la larga, con el mismo desenlace. ¿Cómo es qué llegamos a este punto? La falta de un acuerdo en pensiones es una manifestación clara de la crisis de nuestro sistema político, que sin duda también requiere una reforma urgente. Y se acaba el tiempo, ya estamos en año electoral.