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Trust y El mecanismo: el sucio dinero

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Fox
POR Isabel Plant |

Una serie sobre el imperio de los Getty y otra sobre la corrupción en Brasil tienen un punto en común: el dinero lo corroe todo.

La cámara se mueve por una fiesta, se introduce en la piscina, sigue a los cuerpos que bailan bajo el sol, mientras se escucha “Money”, de Pink Floyd. Una mujer grita desesperada y cuando encuentra a quien busca, Charles, él está encerrado y, bajo un cóctel de drogas y alcohol, se suicida enterrándose un tenedor de trinchar en el estómago. Es la primera escena de Trust, dirigida por Danny Boyle (¿Quién quiere ser millonario?, Trainspotting, 127 horas), y creada y producida por su colaborador habitual Simon Beaufoy. La serie de antología -que estrena en Chile FOX Premium y está en su app- sigue a los miembros del imperio Getty, liderados por el patriarca J. Paul Getty, interpretado por un espectacular Donald Sutherland. La historia se centra en lo ocurrido en 1973, y que ya fue llevado al cine por Ridley Scott en Todo el dinero del mundo: el secuestro del joven J. Paul Getty III. 

En la serie, el joven necesita dinero y viaja hasta donde el abuelo para conseguirlo, pero aunque tienen conexión, el patriarca desprecia el consumo de drogas de su descendiente. Sin dinero en Italia, el joven Getty terminará en manos de la mafia; será buscado por su sufrida madre, Hilary Swank, y por el encargado de seguridad de los Getty, interpretado por Brendan Fraser (sí, volvió). La serie es entretenida, se nota el presupuesto, y es un placer ver a Sutherland encarnando a este millonario avaro, una especie de Ciudadano Kane que no tiene Rosebud sino que su debilidad es una infinita codicia, y bueno, el harem de mujeres que reúne en su mansión en Gran Bretaña. J. Paul Getty se niega a pagar el rescate de su nieto, y las cosas desde ahí sólo empeoran.

Trust es una historia sobre cómo el dinero corrompe familias, enfrenta a padres con hijos, debilita personalidades y arruina vidas. Hay mansiones, pero la gente es ahí infeliz. Hay familia, pero sin cariño. Hay amistad, pero por conveniencia. Siempre va a estar la fascinación en este tipo de producciones del estilo “los ricos también lloran”, pero en el caso de Trust, pareciera que todo lo que les ocurre, inspirado en hechos reales, se lo merecen. Lo que mejor retrata es esa sensación de dueños del mundo que tienen los muy millonarios, y que la serie enfoca con sarcasmo y una mirada atrevida. Cae en los excesos a veces de cursilería o de adornos a la trama simplemente idiotas -la rúbrica de la dupla Boyle-Beaufoy es así a veces-, pero quizás su mayor pecado es quedarse en lo hollywoodense y perder profundidad en el proceso.

En el lado contrario está El mecanismo. El estreno de los últimos días en Netflix es una historia sobre cómo el dinero corrompe a las instituciones. A todas, de hecho. El mecanismo es la nueva entrega de José Padilha como productor ejecutivo, el mismo tras hitos culturales de Brasil como Tropa de Elite, o de Latinoamérica con la serie Narcos (le debemos al Agente Peña. Gracias). La serie también toma hechos reales, los que han conmocionado a Brasil y hasta tienen a un ex presidente al borde del encarcelamiento: el escándalo de corrupción Lava Jato.

Es la adaptación a la pantalla chica de la investigación del periodista Vladimir Netto, y tiene a dos protagonistas, los policías Marco Ruffo (Selton Mello) y Verena Cardoni (Caroline Abras), los únicos que están dispuestos a atrapar a Roberto Ibrahim, un tipo oscuro que lava dinero en un casa de cambios ubicada arriba de una estación de servicio cualquiera. La hebra que parte en los negocios sucios de Ibrahim, a quien no logran apresar entre la burocracia del ministerio público, termina siendo parte de una madeja mayor, que incluye a la mayor empresa del país, a políticos y hasta al presidente.

El primer capítulo, centrado en la especial personalidad y locura de Ruffo -mezcla de Carrie Mathison, agente Peña y un poco de todo-, es quizás el más lento y menos interesante; aunque sí establece la historia, héroes y pecadores, y termina con un gran giro. A medida en que avanzan los episodios, la trama que envuelve a millonarios, fiscales, abogados truchos, campañas políticas y millones de reales escondidos entre las paredes de una mansión, se vuelve cada vez más fascinante (y ayuda a entender el escándalo brasileño a quienes no sean tan amigos de las páginas de crónica internacional de los diarios). Pareciera mentira pero es cierto: todo está podrido por el dinero, y sólo nuestros héroes pueden defendernos. Se podría hacer una comparación con The Wire, y su gusto por las pruebas, la verdad jurídica, las órdenes de cateo, escuchas secretas y teléfonos desechables. No se le puede pedir competir con tanto a El mecanismo, pero da una buena pelea como una producción que reflexiona sobre cómo nos han desilusionado las instituciones, de manera entretenida y altamente consumible.