Entretención

Tres películas en Netflix para acercarse al feminismo

Imagen principal
Netflix
POR Isabel Plant |

Un documental, un drama histórico y una tonta comedia francesa ayudan a interiorizarse en la lucha de las jóvenes hoy.

Las mujeres se tomaron las calles esta semana en Chile, generando una verdadera revuelta de género que se ha instalado en los titulares de los medios del mundo. Pareciera ser la coronación de una movilización que empezó hace dos años con las marchas de Ni una menos, y prolongar el auge de una nueva ola de feminismo joven que quiere traer abajo la cultura imperante dominada por lo masculino. Para quienes aún no entienden por qué marchan las que marchan, o para quienes quieran empaparse más de los temas que agitan las calles, hay tres películas en Netflix que pueden ayudar, y de distintas maneras.

She’s beautiful when she’s angry

Para quienes consideren que los nuevos movimientos feministas surgieron de un día para otro, está este documental que sigue la evolución de las demandas de las mujeres en Estados Unidos de hoy, y de la segunda ola de feminismo de los años 60. Es una historia fascinante contada por sus protagonistas, quienes miran hacia atrás sobre lo que consiguieron y sobre lo que deben seguir luchando. En los 60 las mujeres causaron un terremoto cultural en Estados Unidos con sus demandas sociales, desde aborto al derecho de no estar en la casa encerradas. Es interesante ver, pensando en la evolución que podría tener el movimiento feminista en Chile: la división que se crea a partir de la interseccionalidad, cuando la ola se subdivide por la identidad de sus participantes, como feministas lesbianas, feministas afroamericanas y etcétera, en el caso estadounidense. “La amarga lección es que ninguna victoria es permanente”, dice una feminista veterana, sobre por qué hoy las mujeres deben seguir tomándose las calles.

Las sufragistas

Este drama histórico no está tan logrado pero es una manera entretenida de conocer algunas de las luchas feministas pretéritas, y el costo que estas tuvieron para sus protagonistas. Protagonizada por Carey Mulligan y Helena Bonham Carter, revive la batalla de las británicas a principios del siglo XX por conseguir el derecho a voto. Y mientras en el recuerdo romántico se pueda ver ese momento histórico como protestas ordenadas, fue en realidad una pelea con sangre, sudor y lágrimas. Mulligan interpreta a una lavandera que se va involucrando en el mundo de las sufragistas, y termina por lo mismo perdiendo a su familia y recibiendo el rechazo social. La película tiene a Meryl Streep en un cameo como la madre real del sufragismo británico, Emmeline Pankhurst.

No soy un hombre fácil

Esta es una entrada muy liviana y fácil, no por eso menos efectiva, a lo que significa una cultura patriarcal. Es una sátira, una comedia francesa de consumo amable pero con algo de ingenio al evidenciar prácticas sociales aceptadas entre géneros que no tendrían por qué ser así. El protagonista es un mujeriego empedernido, quien en los primeros 15 minutos de la historia se golpea en la cabeza con un poste. Cuando recupera la conciencia todo ha cambiado: sus pantalones le quedan más apretados, la oficina ahora tiene colegas mujeres y jefa mujer, las esposas son las que se quedan en el sillón viendo el fútbol mientras los maridos ponen la mesa, y en el club nocturno es un hombre el que baila el caño, mientras las mujeres lo miran aburridas con un trago en la mano desde sus mesas. Sirve para pensar: ¿Quién decidió cómo se deben comportar hombres y mujeres? ¿Y por qué en el siglo XXI lo seguimos aceptando?