El Bergman favorito de los críticos
El 14 de julio se celebran los cien años del mítico cineasta sueco, parte fundamental del cine del siglo XX, Aquí, siete destacados críticos nacionales recomiendan las que encuentran son sus películas esenciales.
Ingmar Bergman nació en Uppsala, Suecia, el 14 de julio de 1918. Y se transformó en uno de los nombres fundamentales del cine en el siglo XX, explorando la metafísica, la mente humana o las relaciones familiares. El cine de Bergman, quien filmó más de 60 películas, se transformó tanto en obsesión de cinéfilos como a veces hasta en éxito de taquilla; ganó premios en Cannes y también obtuvo tres Oscar. Para muchos es un cine impenetrable; para otros, una exploración única del ser humano a través del arte. Para celebrar su centenario, y para quienes no sepan por dónde partir Bergman, acá siete críticos chilenos recomiendan los escogidos de su filmografía.
Héctor Soto: Luz de invierno (1963)
“Una película chica, muy austera, de harto poco rating de Bergman. Se llama Luz de invierno y es la historia de un cura, un pastor luterano, que pierde la fe. Transcurre en un solo día y la crisis del protagonista es tal que ni siquiera se permite aceptar el amor de una profesora que lo ama. Es una película muy intimista, muy jugada y a mí me encantó. La filmó el año 63 y para mi gusto es la última de las películas más ‘chicas’ de Bergman, por decirlo así, antes de convertirse en un autor mayor”.
Diego Muñoz: El manantial de la doncella (1960)
(@hermeselsabio)
“Era mi época escolar, y yo devoraba todo lo que caía en mis manos relacionado con el género del terror. Un día leyendo sobre la película Last house on the left de Wes Craven supe que se había inspirado en El manantial de la doncella (o “la fuente de la doncella”), de Bergman. Para ese adolescente amante de la sangre, Bergman era un nombre de ‘cine arte’, muy lejos de mi radar, pero esa entrevista me hizo buscar la película, y verla doblada en ese temido español de España. Y resultó que Last house on the left era prácticamente un remake de esta película en blanco y negro, casi igual de brutal pero con un giro religioso y mítico que la elevaba aún más. Fue mi primer Bergman y la puerta de entrada a drogas más duras. Después vendrían otros ejercicios más complejos, El séptimo sello, Fresas salvajes y Fanny y Alexander (para deleite mío también con mucho de terror en ellas). Por ser una película lineal de fácil digestión, es una muy buena introducción al cine del sueco, y la primera que se me viene a la cabeza cuando se habla de Bergman”.
Rodrigo González: La flauta mágica
(@FranklinSerpico)
“Probablemente es la menos representativa de las películas de Ingmar Bergman, pero siempre me gustó mucho La flauta mágica, una película que hizo para la televisión en 1975 y que seguro fue un ‘descanso’ que se tomó después de Escenas de la vida conyugal (1975). La ópera, que en general aburre, es aquí un cuento de fantasía, donde hay lugar para el humor, el misterio e incluso algo de terror. Si alguien cree que Bergman es siempre en blanco y negro y con rostros de primer plano, puede desengañarse viendo este ejercicio, que por lo demás nunca se toma en serio a sí mismo: varias de sus mejores escenas son entre bastidores, mientras cantantes fuman, juegan ajedrez o duermen la siesta, antes del siguiente acto”.
Cristóbal Fredes: Escenas de la vida conyugal (1973)
(@fredescristobal)
“No tiene la fuerza visual de otras suyas como Persona o Fresas Salvajes, pero Escenas de la vida conyugal es uno de sus trabajos más memorables y una obra maestra del cine de parejas. Es sobre un matrimonio que se separa luego de 10 años, pero que sigue unido por un lazo cariñoso y a la vez destructivo, generoso en recriminaciones. Su foco está puesto en la comunicación, en las conversaciones y discusiones de esta pareja (por lo mismo en pantalla no vemos mucho más que planos cerrados de ellos interactuando), discusiones muy reveladoras de la personalidad de cada uno y de lo complejas que se vuelve muchas relaciones de largo aliento. Es romántica, pero no en el sentido idealizado-adolescente con el que normalmente se ocupa esa palabra, sino en uno más adulto, crudo y realista. También es muy influyente en su categoría. Películas como Maridos y esposas, de Woody Allen, Before Midnight, de Richard Linklater y varias otras sobre relaciones románticas medio deterioradas le deben un montón”.
Ana Josefa Silva: Escenas de la vida conyugal
(@ana_josefa)
“Con esta descarnada película Bergman se convierte en el primero en construir un durísimo, complejo y muy profundo retrato de las relaciones de pareja. Hay que recordar que es una miniserie que se adaptó al cine. Recomiendo la miniserie porque es muy completa: es un tratado”.
Yenny Cáceres: Fresas salvajes (1957)
(@yennisima)
“Pocos han filmado la nostalgia como Bergman. En Fresas salvajes (1957), un profesor anciano viaja en auto desde Estocolmo a Lund a recibir un premio. El viaje es una excusa para hacer un recuento de su vida y de sus demonios. En el trayecto recuerda a un amor de juventud y en la escena más emotiva, el hombre imagina a su familia reunida en un comedor, como cuando era un niño. La escena es una explosión de nostalgia y una epifanía. Tanto que Woody Allen, confeso admirador de Bergman, la homenajea en Días de radio”.
Pablo Marín: Un verano con Mónica
(@marincastro)
“Antes de ser consagrarse como ‘maestro de la angustia’, Bergman realizó una película que llamó la atención del circuito festivalero y de los jóvenes Cahiers du Cinéma. Trata de una muchacha y un muchacho sin historia ni recursos, que abrazan un amor irrefutable y lo abandonan todo guiados por ese sentimiento. El impulso libertario que supone el descubrimiento de la sexualidad, la propia y la ajena, da a esta cinta una impronta de libertad y realismo que hoy, acaso más que antes, debería hacernos algún daño. Para decirlo en corto, una joyita”.
Los críticos consultados publican en La Tercera, Vida Actual (El Mercurio), Wikén (El Mercurio), y Hoy x Hoy.