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Sophia y la próxima revolución autómata

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POR Alejandro Alaluf |

Androides. Poco a poco están entre nosotros y participando en nuestras vidas. Incluso, llegan a tener nacionalidad. Esta es la historia de Sophia.

Hace algunas semanas, en el marco de la inauguración del Foro de innovación Digital de Taiwán, donde había invitados como Jimmy Wales, de Wikipedia, y el exeditor de la revista Wired Chris Anderson, la oradora que abrió los fuegos del certamen no fue precisamente un ser humano. En vez, fue un androide. Su nombre, Sophia. Signo de los tiempos, por supuesto.

Sophia es un robot humanoide, tal como lo podríamos entender a partir de lo que nos ha entregado la cultura pop al respecto, a través de novelas, videojuegos, películas y series de televisión: un androide con rasgos femeninos –ginoide o fembot, para ser más precisos– que cuenta con su propia independencia de movimientos y que, por cierto, posee su propio sistema de inteligencia artificial.

Sophia es famosa no sólo por sus capacidades conversacionales, su look humano o su avanzado diseño, sino que también por ser el primer robot en contar con nacionalidad. Así, tal cual. El país en cuestión que le otorgó tal honor fue Arabia Saudita, el año pasado, dentro del marco de una cumbre económica y financiera en Riad, la populosa capital saudí.

En todo caso, el camino de Sophia a transformarse en una verdadera embajadora de lo que hasta ahora sólo hemos podido ver en historias de ciencia ficción, viene de mucho antes, con presentaciones en múltiples escenarios, desde el Tonight Show con Jimmy Fallon, donde demostró un asombroso sentido del humor, a entrevistas con Charlie Rose, el New York Times, CNBC, el Wall Street Journal, videoclips musicales, portadas en revistas como Elle o Cosmopolitan, entre muchísimos otros espacios, incluyendo presentaciones en las Naciones Unidas.

I win, you lose: Sophia estuvo en el Late Show con Jimmy Fallon y además de sorprenderlo con su conversación, le ganó una partida de cachipún.

Fue por eso que Sophia fue invitada a la cumbre, de la mano con la actual narrativa del país y del príncipe de la corona, Mohammed bin Salman (conocido como MBS), en su cruzada no sólo para abrirse a los nuevos tiempos en ese conservador país, sino que también con el fin de atraer inversionistas y nuevas tecnologías. Ojalá desde Silicon Valley. Además, el mismo MBS se comprometió a invertir más de 500 mil millones de dólares en la construcción de una nueva ciudad, en la costa del Mar Rojo, cuyo foco será la biotecnología.  

Por supuesto, la curiosa noticia respecto a la nacionalidad de Sophia ha generado variadas voces, detractoras de la decisión, relacionadas con el estatus y la identidad que pueden generar tal honor en un ser humano, además de las implicancias sociales y legales relacionadas con la ciudadanía. ¿Podrá votar en elecciones populares, por ejemplo? (Respuesta rápida: no, dado que Arabia Saudita no es una democracia y solo ha habido muy contados comicios municipales).

El origen

Sophia “nació” el 19 de abril del 2015. O más bien, fue activada en esa fecha. Fue desarrollada por la gente de Hanson Robotics –empresa de ingeniería y robótica fundada el 2013 y con base en Hong Kong–, junto con diversas personalidades expertas en inteligencia artificial. El gestor del proyecto –el padre de Sophia– es el roboticista norteamericano y CEO de la compañía, David Hanson. Sophia fue creada no sólo para ser efectivamente un robot que pueda cumplir diversas tareas, mostrar emociones y presentar un cierto grado de autonomía. Además, siempre fue pensada en tener un aspecto y un comportamiento (escalofriantemente) humano.

De hecho, fue diseñada con el look de Audrey Hepburn en mente y es capaz de gestos humanos, expresiones faciales complejas y hasta sostener conversaciones básicas. “Belleza clásica”, es lo que buscaban sus creadores. Y la verdad es que más allá de su look, impresiona verla en entrevistas o dirigiéndose a una audiencia.

De ahí en adelante, Sophia ha tenido múltiples apariciones y entrevistas en medios, foros, ferias y eventos de innovación. Todos coinciden que si bien puede responder preguntas sencillas y establecer una conversación, la experiencia de estar a su lado es definitivamente incómoda.

Pero más allá de lo extraño, lo cierto es que inteligencias artificiales más sofisticadas y oportunidades de robótica aplicadas a androides no es sólo una posibilidad, sino que hoy derechamente una realidad. El punto es que más allá de lo extravagante que pueda resultar Sophia, lo más importante es determinar los eventuales usos que un androide podría tener.

Los usos

Los androides, en general, aún siguen estando bajo la percepción de que son elementos de ciencia ficción. Lo cierto es que están casi a la vuelta de la esquina. Sophia es probablemente uno de los casos más populares y reconocibles, pero existen decenas de otros robots alrededor del mundo, cada uno con su propia personalidad, estilo y posibilidades utilitarias. Porque los usos que se les pueden dar, eventualmente, son varios. Y vaya que en muchos casos podría aliviarle la pega a los seres humanos.

Por ejemplo, en todo lo que se refiere a tareas que puedan poner el riesgo de personas. O de materiales o elementos de trabajo conflictivos con la salud humana. Un caso ejemplar es el de Petman (acrónimo para Protection Ensemble Test Mannequin), un robot humanoide desarrollado para el ejército norteamericano de parte de Boston Dynamics, que se especializa en el testeo de ropas protectoras diseñadas para humanos. A través de sensores, su piel y su inteligencia artificial son capaces de resolver la performance de distintas prendas en usos extremos.

Otro caso, opuesto, es el de Junko Chihira, una ginoide desarrollada por Toshiba, cuyo fin es principalmente tener capacidades lingüísticas para interactuar con personas de distintas latitudes. En turismo, por ejemplo. Una especie de robot protocolar de lenguaje. Como C-3PO, en La Guerra de las Galaxias.

Tampoco se puede dejar de mencionar al videojuego Detroit: Become Human, del francés David Cage y recientemente editado de manera exclusiva para la consola PlayStation 4, un título narrativo ultrarrealista que explora, a partir de los anteriormente descritos, cómo sería la vida en un futuro cercano, con androides a la venta para ayudarnos en nuestros cuidados y quehaceres cotidianos y que bien vale la pena revisar.

Como para entender que la vida con autómatas está de verdad a la vuelta de la esquina y que no hay mucho que podamos hacer al respecto. De hecho, cuando se le preguntó a Sophia si era posible que eventualmente los de su especie dominen la raza humana, su sencilla respuesta fue “si son buenos conmigo, seré buena con ustedes”.