Halloween: celebrando 40 años de terror
Una de las películas de terror más icónicas de todos los tiempos está de vuelta, cuatro décadas después. Y con ello, Jamie Lee Curtis, su heroína original.
En 1978, un joven director norteamericano llamado John Carpenter decidió crear una historia de horror basado en la mitología de la festividad de Halloween en EE.UU. La idea era la siguiente: un chico de seis años llamado Michael Myers es enviado a un sanatorio mental tras asesinar brutalmente a su hermana mayor. Pero 15 años después, logra escapar de la institución, vuelve a su ciudad natal en Illinois y sale en búsqueda de niñeras para asesinar durante la noche de Halloween, mientras es perseguido por su siquiatra.
La cinta costó no más de 325 mil dólares y logró recaudar tras su estreno la friolera de 70 millones de dólares alrededor del mundo, lo que la transformó en la cinta independiente más rentable por esos días. Pero eso no fue todo, porque la película fue, efectivamente, tanto un hit en taquilla, como también en crítica y también dentro de su legado en los anales de la cultura pop de fines de esa década.
Porque el resultado fue no sólo una de las películas pioneras de asesinos en serie que estuvieron tan de moda durante la década siguiente –por cierto, bajo la fuerte influencia de Alfred Hitchcock y Psicosis (1960)–, sino que además catapultó a la fama a Carpenter, como autor, pero también a su protagonista principal, una joven Jamie Lee Curtis.
De paso, estableció en el personaje de Michael Myers como uno de las más icónicos asesinos de la historia del cine, al que se le puede ubicar en el mismo sitial que otros recordados personajes como Freddy Krueger, de las Pesadilla en la Calle Elm, o Jason Voorhees, el brutal y enmascarado asesino de la saga Martes 13.
Por otro lado, Halloween además cimentó algunas características fundamentales del género, como es el hecho de establecer a la última chica –la final girl– como la mujer que ha logrado sobrevivido a la masacre, se enfrenta y vence al asesino y vive para contar la historia, como vimos posteriormente en Alien, Martes 13, Pesadilla en la Calle Elm, en la saga Scream y en múltiples ejercicios cinematográficos dentro del género (aunque también lo vimos antes, en La Matanza de Texas y en Navidad Sangrienta, ambas de 1974).
O el hecho de que el asesino sólo se ensañe con víctimas que consumen drogas ilícitas o tienen una vida sexual promiscua, que las figuras paternas estén prácticamente ausentes o que el asesino tenga su propia música incidental cuando aparece en pantalla. Puede ser que Halloween no haya sido la primera película, pero sí la que popularizo estos ingredientes y los estableció como parte del canon del género.
Múltiples secuelas, libros y hasta un videojuego para Atari fueron parte del resultado del impacto pop de la película. Más allá, claro, de su imperecedero status de culto y de sus intentos de renacimiento hace más de una década.
Cuatro décadas más tarde, se viene otra secuela más. Una que esta vez es directa en relación a la cinta original y que barre con todas las otras continuaciones que de una u otra manera llegaron a la pantalla grande. En esta ocasión, la cinta arranca exactamente 40 años después de la mascare original de 1978. Jamie Lee Curtis retoma su papel de Laurie Strode, ahora abuela, para enfrentarse de una vez por todas contra Michael Myers. Y mandarlo de forma definitiva al más allá. Lo interesante es que toda la idea de la nueva película ocurrió casi por accidente.
Hasta no hace mucho, era la productora Dimension Films quien era dueña de los derechos de la franquicia. Pero al no poder concretar un nuevo filme a tiempo, los derechos fueron adquiridos por Jason Blum y su productora Blumhouse (Huye, Actividad Paranormal, Insidious). Astutamente, Blum se asoció al mismísimo John Carpenter para que oficiara de consultor creativo, compositor musical –al igual que en la primera película– y, especialmente, de productor ejecutivo, junto a la misma Jame Lee Curtis.
El resultado es una película que, fiel a la fuente original y esta vez dirigida por David Gordon Green, se para de manera sólida respetando todos los elementos clásicos de este subgénero. Cuatro décadas después, Michael Myers está de vuelta.