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La apropiación pop de Halloween

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POR Alejandro Alaluf |

Hace años que Halloween se celebra en Chile. No tanto por los orígenes ancestrales que tiene esta festividad anglosajona, sino más bien, por el paraíso de diversión para chicos. Y grandes.

Es posible que para toda una generación, la imagen de la celebración de la festividad de Halloween en la película E.T., El Extraterrestre, sea la que atesora. Y en ese momento también se envidiaba: se trataba de una fiesta de barrio donde todos los niños se disfrazaban de sus personajes pop favoritos. Cómo, ¿y además se regalan dulces en todas las casas del sector a las que uno golpea la puerta? Y si no, ¿es permitido hacer una travesura?

Siendo pequeños, era difícil comprender el alcance y la envergadura de una festividad con esas características. Sonaba como el paraíso para un niño. Aunque, claro, en Chile no había por dónde acercarse a tener algo remotamente similar a esa panacea infantil que se celebra todos los años, el 31 de octubre.

La apropiación chilena

Lo que tradicionalmente se celebra en Chile es el Día de los Muertos, el 1 de noviembre. Claro que la dinámica es bastante menos lúdica que la celebración norteamericana. Porque en vez de disfrazarse y pedir dulces, la gente suele visitar, con flores, a sus deudos en el cementerio para recordar su memoria. Otras tradiciones.

Pero con el cambio de siglo, algo pasó. Apropiación pop, tal vez, de una celebración que cada vez se hacía más cercana para las nuevas generaciones a partir de la influencia de películas, series de televisión y dibujos animados. Y la promesa de dulces a granel, por supuesto. Así fue como poco a poco, Halloween fue penetrando la epidermis social chilena.

Acaso en un principio en sectores acomodados y del barrio alto y, posteriormente, al resto de la sociedad. Así, hoy, Halloween es ya parte de las celebraciones anuales chilenas. Aunque tenga poco y nada que ver con su idiosincrasia o tradiciones.

El origen

Halloween eso sí, originalmente, tiene su origen en la misma fuente: recordar a nuestros fallecidos. De origen cristiano, la palabra, como acrónimo, nació por el año 1745 en Escocia. A lo largo de los años, la celebración en el mundo angloparlante se ha ido nutriendo de costumbres folclóricas y creencias de origen celta, con raíces paganas, como es la celebración del festival de Samhain, que conmemora el fin del verano. Hoy, las tradiciones de Halloween se nutren principalmente de dogmas cristianos y sus prácticas, para antecederse al “All Hallow’s Day” o “Día de Todos los Santos“, el 1 de noviembre. Todo, con el fin de generar una especie de “momento puente” entre el mundo de los vivos y el más allá.

Las primeras celebraciones de Halloween en Chile –o más bien, la costumbre de disfrazarse y salir a pedir dulces a casas vecinas– comenzó hace ya algunos años. Solo con un fin celebratorio, con la idea de alegrar a los niños y con un concepto mucho más blanco e inocente, junto con disfraces e imaginería menos terrorífica y “de miedo”, el concepto ha ido ganando cada vez más terreno en el país. Y se entiende, aunque el peso de la costumbre norteamericana, más oscura, aún persiste.

De hecho, la magia de Halloween ha traspasado los suburbios y los barrios, para también instalarse en espacios atípicos, como lugares de trabajo.

Según una encuesta revelada por Adecco durante el año pasado a cinco mil trabajadores chilenos, publicada por El Mercurio, el 16% reveló que en sus espacios de trabajo se realizan actividades relacionadas con Halloween, desde decoraciones en oficinas a concursos de disfraces, e incluso días libres para pasarla en familia. Lo anterior, por cierto, también va de la mano con un nutrido número de eventos, celebraciones y fiestas temáticas que se desarrollan en torno a esta festividad. Incluso, hasta ciclos de cine de terror dedicados a esta festividad. Las hay por montones, por supuesto.

¿Y usted? ¿Dulce o travesura?