Siete navidades cinematográficas
David Vera Meiggs trae un menú exquisito de clásicos cinematográficos para visitar el mundo navideño desde la tradición, el humor y la esperanza.
David Vera Meiggs, el “proyeccionista de películas” recuerda su propia experiencia con la Navidad durante su infancia y se ríe. “Hay un niño dentro de ti, David. Te brillan los ojos cuando me traes películas de niños”, dice Cristián Warnken en Desde el Jardín.
Sin embargo, el proyeccionista se pregunta en qué minuto la Navidad se tornó tan “imperialista” e implora recordar el pesebre y la raíz mestiza de cada chileno, mientras que Warnken menciona la importancia de la sencillez.
“Creo que pocas religiones tienen un símbolo tan sugestivo, tan poético. Esto de los Reyes Magos que vienen desde Oriente, que van detrás de una estrella. Estos reyes que finalmente se arrodillan frente a un niño, que en realidad es Dios […]”, agrega Warnken.
A continuación, las películas para reflexionar acerca de la Navidad:
¡Qué bello es vivir!
Frank Capra (1946)
El espíritu navideño llegó hasta la Segunda Guerra Mundial cuando un burócrata del ejército norteamericano decidió escribir un cuento, describe Vera Meiggs. Y cuando todas las editoriales negaron su publicación, el soldado decidió colocarlo en las cartas navideñas dedicadas a amistades. Una de ellas llega a Frank Capra, quien la transformó en un libreto cinematográfico, revela.
Se trata de la vida de un hombre que ha perdido toda esperanza de ser exitoso. “Debe ser de las obras que se recupera todas las navidades porque este personaje que se va a suicidar, se va a suicidar solo por decencia”, dice. Un ángel le concede el deseo, pero antes le advierte que revise cómo quedaría su entorno sin su presencia.
Una película que invita a revalorar la vida cuando se pierde la fe.
La vida de Brian
Terry Jones (1979)
“Always look on the bright side of life“, dice la canción de Monty Python de la obra del inglés Terry Jones.
“Otra película que también rompe ese esquema de la Navidad dulce, utópica, de tarjeta postal y que comienza con una tarjeta postal: una estrella, el desierto y tres señores arriba de camellos coronados que vienen caminando”, dice. Pero cuando los tres reyes magos llegan hasta donde está el pesebre del niño Jesús, se les niega la visita rotundamente.
Una película que trabaja con el humor negro, porque cuando le ofrecen oro a la Virgen María, ella cambia de parecer y permite que realicen su ceremonia. No obstante, más tarde los tres visitantes se dan cuenta de que la estrella estaba iluminando otro pesebre.
El extraño mundo de Jack
Henry Selick (1993)
Una película que no fue reconocida en su estreno en 1993, sino que sería comprendida unos 10 años después, comenta Vera Meiggs.
Jack, un esqueleto quien trabaja en las ceremonias del ministerio de Halloween decide invertir el sentido de la navidad y formar una asociación de espantos. Objetos como arañas reemplazan los autos de carrera y las muñecas en los obsequios para los niños.
Finalmente logra rescatar “los valores más auténticos, más reales, es decir, no nos confiemos en la caricatura de la Navidad, sino que recuperémosla justamente a través de la amenaza”, afirma el proyeccionista. Con la música de Daniel Elfman, “a diferencia de la película de Brian tiene que ver con el lado oscuro de la vida. Es un lado oscuro que también tiene sus matices, donde les gustan los vampiros, las sombras, las telarañas”, añade.
El Evangelio según San Mateo
Pier Paolo Pasolini (1964)
“Un cineasta totalmente fuera de la norma. Comunista. Después fuera de esa norma marxista, militante convencido del movimiento gay, cuando eso no se usaba. Polemista feroz. Defensor de las madres, de los niños. Contrario al aborto”, cuenta Vera Meiggs de la vida de Pier Paolo Pasolini.
—Tengo entendido que Pasolini, por ahí leí una historia, tenía una crisis de angustia […] que Pasolini se había retirado a un convento— recuerda Warnken.
—En Asís— precisa Vera Meiggs.
—Y encuentra la Biblia en su pieza, y se pone a leer y le toca leer el “Evangelio según San Mateo” y parece que ahí se deslumbra.
—Absolutamente, fue exactamente así. Hay que recordar que esto sucedió en la época de Juan XXIII, que fue un Papa realmente iluminado—, dice Vera Meiggs.
En ese contexto, Pasolini —a diferencia del mundo hollywoodense—, no utiliza rostros de actores conocidos, para darle énfasis a la recopilación de un relato oral popular de la imagen religiosa.
El bazar de las sorpresas
Ernst Lubitsch (1940)
James Stewart en aprietos. Un hombre que mantiene correspondencia amorosa con una mujer que desconoce. Cuando Margaret Sullivan descubre que el hombre de las cartas es el mismo trabajador que detesta de la tienda en la que trabaja en Budapest, deben resolver sus malentendidos.
Pero “todo lo que está mal, parece que irá peor la noche de Navidad”, adelanta el proyeccionista, cuando comienza a nevar.
Milagro en Milán
Vittorio de Sica (1951)
Milagro en Milán (1951) nace como una historia fantástica, pero luego se posiciona dentro de la eterna pugna de clases. En manos del mejor director de niños que ha visto en la historia del cine, según Vera Meiggs, señala que es una película que le hace muy bien al alma para los complejos tiempos actuales.
Dirigida por uno de los gigantes del neorrealismo italiano, añade Warnken, sobre Vittorio de Sica.
Y como cuenta el proyeccionista, a pesar de que no utiliza ninguna alusión navideña, logra captar el espíritu de la festividad: narra la vida de un niño quien —adoptado por una anciana—, crece con una concepción maravillosa del mundo hasta que se da cuenta que es pobre. No cae en un fatalismo, sino que reúne a todas las personas como él, y se instalan en terrenos vacíos a vivir tranquilamente hasta que aparecen los poderosos para quitárselas, porque encuentran petróleo.
El león en invierno
Anthony Harvey (1968)
Katherine Hepburn y Anthony Hopkins se trasladan a la oscura edad media, para transformarse en Leonor de Aquitania (esposa de Enrique II de Inglaterra) y Ricardo Corazón de León (el hijo de ambos).
“Lo lindo de la película es que el espíritu navideño brilla por su ausencia, pero constantemente están haciendo regalitos y paquetitos y un arbolito para juntarse en la noche y cenar todos juntos, mientras Leonor (Hepburn) trata de…”, dice el proyeccionista.
—¿Envenenar a alguien?—pregunta Warnken.
—A todos. Poco menos que a sus propios hijos, en una parte le dice a Enrique (Peter O’Toole): “Querido, nuestros hijos no me gustan nada”—confirma Vera Meiggs.
Sin embargo, añade que, curiosamente, triunfa un cierto amor familiar.
Vea la conversación sobre películas de Navidad: