Los altos y bajos de teletrabajar en pandemia

-El teletrabajo se ha vuelto la alternativa laboral más segura -sanitariamente hablando- durante la pandemia. ¿Qué tan fundamental se ha vuelto esta modalidad?

“La modalidad de teletrabajo o trabajo a distancia ha facilitado la continuidad de muchas actividades productivas, y de esa manera haciendo posible el mantenimiento del empleo e ingresos”.

-Pero arrastra consigo algunos problemas, ¿no?

“Claro. Si bien la actual pandemia ha afectado casi a todos los grupos ocupacionales, es posible que haya profundizado algunas diferencias e inequidades ya existentes entre el estatus y remuneraciones asociadas a ciertas ocupaciones”.

-¿En qué se ven reflejadas estas inequidades?

“Algunas crisis económicas previas han mostrado que las personas en puestos de trabajo con bajos salarios y poco calificados son los más afectados, pues es difícil recuperar sus condiciones de trabajo previas y es más complejo moverse entre empleadores, ocupaciones e industrias; así también muchos de estos trabajadores tienen una capacidad muy limitada para modificar la modalidad de trabajo a distancia. En ese sentido, si se considera la composición y características de estos grupos laborales, la actual pandemia podría incrementar las inequidades de género, étnica, entre otras“.

-De todos modos, esta es una situación inédita.

“Así es, como la Organización Internacional del Trabajo lo ha mencionado, ‘la pandemia del Covid-19 ha puesto a trabajar a distancia a un número sin precedentes de personas que usan tecnologías de información y de comunicación para hacer su trabajo fuera del despacho’. Esto ha permitido continuar parte de las actividades laborales, evidenciando la importancia del trabajo como un determinante de la salud”.

-¿Qué tan determinante puede ser para la salud el tener empleo durante esta crisis?

“Un estudio en China ha reportado que las personas que no se encontraban trabajando durante el periodo de cuarentena establecido, presentaron peores indicadores de calidad de vida y salud. En ese sentido, el teletrabajo o el trabajo a distancia abre también nuevos espacios que es posible que perduren después de la pandemia”.

-¿Qué beneficios tiene esta metodología?

“Algunos estudios, anteriores a la pandemia, identificaron algunos beneficios del teletrabajo o trabajo a distancia. Incluyen una mayor autonomía del tiempo de trabajo, lo que permite tener mayor flexibilidad para organizar el tiempo de trabajo, y una reducción del tiempo de viaje, que resulta en un mejor equilibrio general entre la vida laboral y la productividad. Sin embargo, también se identificaron varios aspectos que podrían constituirse en un riesgo para la salud y bienestar de los trabajadores”.

-¿Como cuáles?

“Por ejemplo, las jornadas laborales más prolongadas; interferencia entre vida laboral y personal asociada con el desdibujamiento de límites entre el trabajo remunerado y la vida personal; intensificación del trabajo, aislamiento, agotamiento, así como algunos riesgos ergonómicos. También se encontró que era muy común el teletrabajo vespertino y durante el fin de semana. Todos estos factores podrían impactar negativamente en la salud física y mental de las y los trabajadores“.

-¿En qué aspectos hay que prestar especial atención a la hora de regular el teletrabajo?

“Dado el incremento mundial en la modalidad de trabajo a distancia, es necesario abordar ciertos aspectos para obtener los mayores beneficios de esta forma de trabajo. Estos aspectos incluyen el desarrollo de habilidades de las tecnologías de información y comunicación (TIC), actitudes de los directivos, y monitoreo del rendimiento de políticas y prácticas. Así también, es imprescindible establecer períodos necesarios de descanso”.

“En ese sentido, en Chile el 1 de abril de este año entró en vigencia la ley que regula el trabajo a distancia y teletrabajo, estableciendo un plazo de tres meses para ajustarse a esta ley. Esto permitirá que los trabajadores puedan modificar su modalidad de trabajo presencial a distancia, pudiendo trabajar desde el domicilio u otro sitio acordado entre las partes”.

Entre algunos de los aspectos que establece la Ley 21.220, se dispone que los equipos, las herramientas y los materiales para el trabajo a distancia, incluyendo los elementos de protección personal, deben ser proporcionados por el empleador al trabajador. Así también se aclara que los trabajadores que presten servicios con esta modalidad de trabajo gozarán de todos los derechos individuales y colectivos estando cubiertos por la Ley N° 16.744 sobre Seguro de Accidentes del Trabajo y Enfermedades Profesionales.

Además, esta ley permite establecer una jornada de trabajo con horario fijo, según las reglas generales, o -si es el caso- las partes podrán pactar la libre distribución de la jornada del trabajador en los horarios que mejor se adapten a sus necesidades. En este caso, siempre se deberá respetar los límites máximos de la jornada diaria y semanal, considerando el derecho de los trabajadores a tener un lapso de 12 horas seguidas de desconexión digital.

-Probablemente nisiquiera esta ley estaba del todo preparada para la situación que se vive actualmente. 

“En Chile, así como en otros países, la rápida expansión del virus no han permitido planificar adecuadamente las condiciones, tanto físicas, tecnológicas como organizacionales para ejercer las actividades laborales en la modalidad de teletrabajo o trabajo a distancia”. 

“Esto se incrementa aún más si se vive con más personas que también ocupan los espacios del hogar, o se tiene el rol de cuidador de niños u otras personas que demandan atención. Asimismo, algunos riesgos ocupacionales como los ergonómicos y sicosociales que hemos mencionado podrían incrementarse especialmente cuando la regulación del teletrabajo considera el cumplimiento de la misma carga horaria”.

Covid-19 y teletrabajo de Fernanda Monasterio Blanco

María Teresa Solís

• Médico cirujano, Universidad Mayor, Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca. Bolivia
• Magister en salud pública, Universidad de Chile
• Magister en epidemiología, Pontificia Universidad Católica de Chile
• Diplomado en docencia para educación superior: Universidad Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier de Chuquisaca.
• PhD en salud internacional, Centro para la Salud Internacional, Universidad Ludwig Maximilians, Munich, Alemania.
• Académica del Instituto de Ciencias de la Salud de la Universidad de O’Higgins, Rancagua-Chile
• Miembro del Center for International Health de la Ludwig Maximilians Universität, Munich-Alemania