¿Una gestión comunicacional del covid como desastre? Expertos proponen claves
Mensajes descentralizados y enfocados en el cómo más que en el qué: expertos proponen ideas para promover una mejor comunicación sobre los riesgos del covid-19.
Cifras, cuarentenas, anuncios, nuevas medidas, más cifras, evolución de casos, positividad, variaciones en la positividad, vacunas que llegan, otras que se aprueban y algunas otras cifras que grafican el contexto actual por el cual atraviesa Chile. En pocas palabras, así se resumirían los balances realizados por el Ministerio de Salud (Minsal) en los últimos meses.
“La comunicación por parte de la autoridad sanitaria en Chile ha sido muy débil, en el sentido en que se han centrado en dar cuenta permanente de las cifras, pero -si bien han hecho énfasis las medidas de protección con especto al uso de mascarilla, distancia física y lavado de manos- se ha fallado es en la comunicación de los riesgos”, comenta Magdalena Radrigán, experta en gestión internacional de desastres por la Universidad de Manchester.
“En la medida en se tiene más información, se pueden tomar decisiones con respecto a cuál va a ser la conducta que adoptar con respecto a dicho riesgo”, agrega.
Entablar diálogo
Los lineamientos que proponen desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) apuntan a esa mirada amplia. Que la comunicación de riesgos asigne una gran importancia al diálogo con las poblaciones afectadas es uno de sus pilares, con lo cual se les brinda la información necesaria para tomar las mejores decisiones posibles durante una emergencia o desastre.
Algo que también se debe priorizar en esta materia, y que destacan desde la OMS, es minimizar el resentimiento de las personas que se sienten excluidas de las políticas de salud y ayudar a mantener las normas o cambiar el status quo para lograr reducir la morbilidad y evitar muertes.
“Todo el mensaje debe ir en un marco de acción que considere aquellas medidas sociales que permitirán que las medidas de prevención y cuidado sean efectivas. Hay que comprender que cada medida restrictiva se cumplirá de mejor o peor manera dependiendo de si se han instalado las medidas sociales previamente”, comenta sobre esto Michel De L’Herbe, consultor en gestión de emergencias.
“No puedo decirte ‘quédate en casa’ si eso para muchas familias es imposible, porque se enfrentan a la disyuntiva entre salud y sustento”, ejemplifica.
El valor de la información
Primero, algo fundamental para que la comunicación de riesgos sea efectiva, es informar a la población cómo se contagia el virus y de qué manera las medidas de protección ayudan a reducir el riesgo de contagio.
Pero un único mensaje masivo quizás no sea la opción correcta. “Esto requiere compartir conocimiento para distintas audiencias”, explica Paula Repetto, académica de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica.
“Sabemos que un mismo mensaje para toda la población es siempre insuficiente. La comunicación es un proceso bidireccional y para ajustar los mensajes tengo que saber qué saben las personas respecto al virus, las formas de contagio y las medidas protección”, agrega.
Con ella concuerda De L’Herbe, quien señala que uno de los elementos más relevantes de la comunicación de riesgos es comprender que, al momento de comunicar algo crítico en emergencia, uno siempre debe preguntarse qué es lo que se entenderá. Es decir, para que un mismo mensaje cumpla su fin, requiere conocer y reconocer la diversidad de personas, tener claridad de a quién va dirigido y considerar que en toda emergencia se deben tener en cuenta las características socioculturales, las dinámicas y realidades comunitarias y locales en cada territorio.
Pero esta no basta
¿De qué sirve tener un montón de información a disposición si no sabemos cómo aplicarla?
Esa es la pregunta que plantea Repetto, y es que las personas tienen que saber cómo implementar las conductas y se debe ser muy específicos respecto de cómo se debe realizar, cuándo hacerlo y dar las razones específicas por las cuales nos protegen.
“En las campañas que he visto para uso de mascarilla, algunas no muestran el uso correcto, no he visto explicaciones de por qué nos protegen, qué tipo de mascarillas son las mejores y cómo usarla bien, y esto incluye ponérsela y sacársela, y dónde dejarla después”, ejemplifica.
“Es importante volver a lo básico”, complementa De L’Herbe. “Qué mascarilla usar, cuál es la adecuada, cómo se debe manipular, quiénes deben usarla y quiénes no, a qué llamamos distancia física, cómo se expresa esto en el actuar cotidiano y, si no es posible cumplirlo, qué podemos hacer”, agrega.
Enfoque en las consecuencias
Según Radrigán, una de las fallas por parte de la autoridad sanitaria ha sido no explicitar. Dice que no se ha puesto atención en mostrar, por ejemplo, lo que ha pasado en familias que han debido enfrentar la pérdida de uno de esos integrantes debido al covid-19.
“Es importante poner el foco en esos casos para dar cuenta de que esto no es una gripe un poco más seria. Esto es un virus que puede ser mortal. Es pertinente dar cuenta de cuáles son las secuelas y hemos visto que hay un montón de gente que después de seis meses siguen sin tener olfato o con fatiga crónica. Hay que enfocarse en mostrar cuál es el riesgo y cuáles son las consecuencias”, señala.
Evitar el centralismo
También para algunos expertos, algo que ha estado muy ausente -pero que aún se está a tiempo de incorporar- es el trabajo desde las regiones y comunas.
“Toda la información ha sido muy centralizada, pero no solo esta, sino que las decisiones”, comenta Radrigán. “Esto se refleja en un desconocimiento de los contextos locales. Por ejemplo, para las comunas con mucha población rural, con el permiso de las dos horas es imposible llegar a la ciudad para abastecerse. En Valdivia hay localidades donde solamente hay un bus que pasa en la mañana y otro en las tardes; con esto es muy difícil usar el permiso en las dos horas para poder ir a abastecerse de lo básico. Falta visión en términos de incorporar los contextos locales”, señala.
Según la experta, son los municipios los que debieran impulsar medidas específicas y acciones. Además, en vista de que -fuera de la Región Metropolitana- la radio es uno de los medios más consumidos, se podría aprovechar esta cualidad para formar alianzas y generar una campaña en común.
El efecto de los medios
Por otra parte, se recomienda que una de las formas para promover y mantener las conductas deseadas sea a través de mostrar qué es lo que se debe hacer, en lugar de destacar el incumplimiento de medidas.
“Si tendemos a mostrar a las personas que no cumplen, por ejemplo, personas que participan en fiestas clandestinas de manera reiterada, y además lo amplificamos, lo que hacemos es promover esta conducta en la población. Tenemos que promover las conductas que nos protegen y para eso hay que mostrarlas y destacarlas”, señala Repetto.
Una manera de resaltar esos mensajes sería, por ejemplo, mostrando aquellos grupos que con esfuerzo lograr mantener las conductas. De este modo, ciertas conductas pasarían a ser la norma social, el cómo comportarse. “Hay que mostrar lo que hay que hacer, no lo contrario. Si no, estamos enseñando lo que no hay que hacer. Y si además las consecuencias de una conducta no son las mismas para distintos grupos de una sociedad, esto promueve el no cumplimiento”, enfatiza la especialista.