¿A través de las superficies o por el aire? Cómo se contagia más el covid-19
Desinfectar la manilla de la puerta, los mesones e incluso los zapatos es parte de la rutina de las personas. ¿Qué tanto ayudan estas medidas para detener la transmisión del coronavirus?
Desde que en marzo de 2020 se confirmó la presencia del primer caso de covid-19 en Chile, muchos cambiaron las rutinas en sus casas. Acciones poco habituales, como desinfectar la mercadería del supermercado, el pedido que llegó por delivery o los zapatos al volver del trabajo, se volvieron una cosa común y corriente.
Como se ha venido informando desde el comienzo de la pandemia, se sabe que el SARS-CoV-2 se puede transmitir de persona a persona a través de las pequeñas gotas que alguien expele al hablar, toser o estornudar.
Si la transmisión ocurre de ese modo, resulta lógico considerar que ciertas superficies podrían funcionar como un posible vector de contagio. Y así lo demostró, a fines de marzo de 2020, un estudio de laboratorio que decía que el SARS-CoV-2 puede persistir en plástico y acero inoxidable durante algunos días.
¿Qué tan probable es ese contagio?
En una de sus guías actualizadsa en octubre pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) aconsejaba evitar el contacto con superficies, especialmente en entornos públicos, “porque alguien con covid-19 podría haberlas tocado antes”. Por lo mismo, planteaba limpiar las superficies regularmente con desinfectantes.
Pero las nuevas investigaciones están iluminando este campo. Y hay sorpresas.
En enero de este año, un representante de la misma OMS le dijo a la revista científica Nature Communications “que hay evidencia limitada de que el coronavirus se transmita a través de superficies contaminadas”.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos indican en su sitio web que la transmisión superficial “no se cree que sea una forma común de propagación del covid-19”, pero que, de todos modos, el contagio a través de estas superficies aún se considera un modo posible de transmisión y es muy relevante continuar con su desinfección.
En paralelo, Emanuel Goldman, un microbiólogo de la Facultad de Medicina de Rutgers New Jersey en Newark, analizó la evidencia en torno a estas superficies. En un artículo publicado en The Lancet, encontró que había pocos datos que apoyaran la idea de que el SARS-CoV-2 pasa de una persona a otra a través de superficies contaminadas.
Dado todo este nuevo enfoque, un editorial del 2 de febrero en Nature cuestiona la atención dada a los contactos con objetos: “El coronavirus está en el aire; hay mucho foco en las superficies”, titula su pieza.
Lo importante aquí es no creer que solamente por desinfectar las superficies se está protegido.
Entonces, ¿qué hay que priorizar?
Está comprobado que, en su mayoría, el virus se transmite a través del aire, tanto en gotas grandes como pequeñas. Por eso que desde Nature indican que los esfuerzos para prevenir la propagación del SARS-CoV-2 deben centrarse en mejorar la ventilación o instalar purificadores de aire que estén rigurosamente probados.
Porque si algo se puede deducir de más de un año de conocimiento de este virus y su comportamiento es que son las personas, y no las superficies, las que deberían ser el principal motivo de preocupación.