Carlos Peña: “Hay un espíritu tribal que está afectando a la esfera pública”
El abogado y rector de la UDP ubicó como uno de los problemas actuales de la sociedad chilena la tendencia a moralizar, pero no estar a la altura, en su nuevo libro “Ideas periódicas. Introducción a la sociedad de hoy” (2021).
“Hay una disposición en la sociedad de aferrar un conjunto de convicciones y ver quiénes se acercan y quiénes se alejan. Esto se traduce en que el espacio público, en vez de ser un lugar de conversación donde las personas intercambian argumentos para dejarse persuadir, se transforma en un campo de batalla tribal, sectario, donde importa más clasificar a las personas como miembros de una élite egoísta”, señala el abogado y rector de la UDP, Carlos Peña.
“Es un espíritu tribal que está afectando muy gravemente a la esfera pública y que es muy incompatible con un debate constitucional”, dice a Cristián Warnken en Desde El Jardín, de Radio PAUTA.
El problema de la hiperconectividad
A su juicio, ocurre que producto de la expansión de las redes sociales hay un fuerte sesgo de confirmación, lo que significa que se refuerzan los propios puntos de vista. A ello se agrega que cuando la persona se define a partir de un discurso, no permite ser criticado por el diálogo ajeno, que es la base de la democracia.
Esto se expande a que hoy los individuos no se reconocen en base a una comunidad abstracta, sino que las personas buscan ser partes de tribus, cuyos rasgos se definen por la orientación sexual, la alimentación, el uso de transporte, etcétera. “Existe la idea de que la identidad me inmuniza contra el discurso ajeno del otro. Y esto acaba con el debate”, puntualizó el abogado.
Los ataques a los centros de debate
El problema de no querer escuchar se amplió hasta aquellas zonas que representan la esencia del intercambio de ideas. En la universidad, agrega, la razón se vislumbra como una posición del poder, como quien habla es representante del discurso patriarcal. En este caso, “el discurso racional se transforma en un baile de máscaras, y lo que se hace es cancelar la racionalidad que es lo que esgrime la universidad como derecho fundamental”, añade el rector.
“Quizás hoy necesitamos más Kant y menos Nietzsche“, propone Cristián Warnken.
“Creo que sí”, respondió Peña. “De todos modos, pese a que Nietzsche sospecha, todo lo hace a partir de una racionalidad crítica que es notable. Muestra que la razón solo puede descubrir sus contradicciones al ejercitarse en el límite de sus posibilidades. No es el mero esgrimir la posición de poder del interlocutor para derogarlo, lo que ocurre en un autor como él. Pero ese malentendido ha cundido muy rápidamente en la esfera pública y desgraciadamente la está dañando”, agregó.
Finalmente, todo recae en que los procesos modernizadores han mermado las fuentes de sentido: la religión, la política, los barrios, y la lista continúa, plantea.
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