Tendencias

Chile y Corea del Norte: el sí de Allende, el no de Pinochet, el casi de Aylwin

Imagen principal
Instituto Cultural y de Amistad Peruano - Coreano.
POR Josefina Ríos |

Durante la UP la relación bilateral vivió su apogeo y en dictadura su hora negra. Arturo Aylwin viajó a Pyongyang.

La relación política entre la República Popular Democrática de Corea, más conocida como Corea del Norte, y Chile ha sido intermitente y marcada por los últimos 45 años de historia nacional. Incluso el trato entre el Partido Comunista (PC) chileno y la cúpula política de Pyongyang no ha sido del todo fluido, como el que sí lo ha mantenido la colectividad dirigida hoy por el diputado Guillermo Teillier con otros partidos homólogos en el resto del mundo, entre el ellos los PC cubano y el vietnamita.

El 16 de noviembre de 1970, Santiago y Pyongyang establecieron por primera vez relaciones diplomáticas. Salvador Allende y Kim Il-Sung, líderes de ambas naciones, abrazaban políticas de corte socialista y se oponían a la hegemonía norteamericana. Un año antes, Allende, entonces senador, junto a Eduardo Paredes, miembro del comité central de Partido Socialista, realizaron un recorrido por Cuba, Vietman y Corea del Norte. En Pyongyang, se reunieron durante una hora y media con su gran líder, Kim Il-Sung.

Posteriormente, y durante el gobierno de la Unidad Popular, se vivió el mejor momento de esta relación bilateral. De hecho, el canciller Clodomiro Almeyda visitó Pyongyang a principios de 1973. Durante esos años, además, el PC chileno mantuvo comunicación e intercambio político fluido con las autoridades del país asiático.

El Golpe de Estado de septiembre de 1973 marcó el abrupto fin de las relaciones bilaterales. Tras la proscripción del PC chileno también se enfriaron en todo caso las relaciones entre esta colectividad y la cúpula norcoreana. “Antes del Golpe de 1973, hubo relaciones activas con Corea del Norte, pero después solo se mantuvo una relación epistolar, que básicamente se tradujo en cartas protocolares para conmemorar fechas importantes y hechos relevantes. Yo mismo firmé algunas en mis primeros años como presidente del PC”, recuerda Guillermo Teillier, quien encabeza la colectividad de 2005.

El regreso

Con el retorno a la democracia, el gobierno chileno presidido por Patricio Aylwin comenzó a reactivar relaciones diplomáticas con muchos de los países que habían sido “vetados” por la dictadura. En ese contexto, a comienzos de 1992, el representante para Latinoamérica del gobierno norcoreano contactó a Arturo Aylwin, el hermano del presidente y entonces fiscal de la Contraloría General de la República, con la idea de que lo ayudara en su misión de reestablecer relaciones diplomáticas con Chile.

Según recuerda Arturo Aylwin en una entrevista realizada para la Biblioteca del Congreso, asistió a al menos dos reuniones con este diplomático norcoreano y transmitió a su hermano y posteriormente a Enrique Silva Cimma, entonces canciller, sus solicitudes. Ambos miraron con muy buenos ojos la idea. Sin embargo, el proceso se frustró, ya que la totalidad del cuerpo diplomático chileno de la época se habría opuesto al plan, según recuerda Arturo Aylwin que le dijo Silva Cimma en esa ocasión. No obstante, y para agradecer su buena disposición, el hermano menor del expresidente Aylwin fue invitado a Pyongyang a celebrar los 80 años de Kim Il-Sung, en abril de 1992.

En esa ocasión, se tomó una fotografía con las delegaciones oficiales (y no oficiales) de distintos países invitados. Kim Il-Sung, según cuenta Arturo Aylwin, sólo dio un saludo inicial antes de tomarse la fotografía con todos los invitados.

Image result for arturo aylwin kim
En esta imagen, Arturo Aylwin aparece al medio de la segunda fila de arriba abajo. En la fila inferior destacan Kim Il-Sung (cuarto de derecha a izquierda) y su hijo Kim Jong-Il (séptimo de derecha a izquierda).
Crédito de la imagen: Biblioteca del Congreso Nacional

“Una cosa que llamaba la atención es que Kim Il-Sung tenía un tremendo cototo aquí [en la nuca], una cosa negra, grande, redonda. Después nos explicaban que pobre del que le fuera a sacar una fotografía por ese lado”, dice.

Tras aterrizar en Pyongyang, recuerda Arturo Aylwin en esta entrevista, los trasladaron a un hotel de alta tecnología. “Uno veía el contraste con el resto de la ciudad. La ciudad era tremendamente triste. Los edificios todos iguales”, cuenta. El sector comercial era estatal; la locomoción colectiva, estatal, incluso los pocos taxis eran del Estado. “Traté de meterme, un poco para conocer, pero de inmediato nos pusieron una secretaria que hablaba muy bien el castellano, que no me dejó ir a ninguna parte. En verdad éramos nosotros prisioneros. No podíamos bajar del hotel. Nada”, rememora.

Teniendo en cuenta las impresiones aportadas por Arturo Aylwin, de todos modos el 25 de septiembre de 1992 el ministro de Relaciones Exteriores, Enrique Silva Cimma, y su par norcoreano, Kim Yong-Nam, firmaron durante la 47° Asamblea General de las Naciones Unidas un protocolo de acuerdo sobre la reanudación de relaciones diplomáticas. Hoy, la embajada chilena en China está acreditada ante Corea del Norte; a su vez, la misión norcoreana en Brasil está acreditada ante Chile. Es decir, los respectivos embajadores ante esos países son concurrentes en Corea del Norte y Chile, respectivamente, aunque no hay antecedentes de visitas oficiales efectuadas.

La reactivación diplomática entre Pyongyang y Santiago no ha tenido, sin embargo, eco en la directiva del Partido Comunista chileno. “Hoy no hay relaciones de ningún tipo entre nosotros y ese país. Corea del Norte es un país sumamente hermético, incluso hacia los partidos comunistas más allá de sus fronteras. Mientras existió la Unión Soviética, esto era distinto, pero una vez que desapareció la URSS desapareció también esa unión e interacción”, explica Teillier. Es más, el PC se opone a la proliferación de armamento atómico que ha sostenido Corea del Norte en la última década y hoy miran con buenos ojos el encuentro que sostendrán Donald Trump y Kim Jong-Un: “Siempre seremos favorables a las intervenciones que prevengan conflictos futuros”, asegura Teillier.

Parte de la explicación sobre el enfriamiento de estas relaciones está en que Corea del Norte sigue su propia ideología, que no es marxista, sino autóctona: el Juche, un sincretismo de ideas confucianas, estatistas y hasta de cierto misticismo personalista que el fundador del régimen, Kim Il-Sung, levantó como doctrina.