El comisionado para DDHH de la ONU recomienda a Bachelet que se quede un solo período
Zeid Ra’ad al-Hussein será reemplazado por Bachelet desde septiembre. China pidió a la exmandataria “avances equilibrados en derechos políticos civiles”.
El jordano Zeid Ra’ad al-Hussein, actual alto comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas (2014-2018), tiene un historial de críticas. Tanto las que le han hecho a él como, sobre todo, las que él mismo ha expresado.
El torbellino de cuestionamientos al que está sometido el cargo le hizo a él mismo desestimar presentarse a un nuevo período de cuatro años. Difícilmente hubiese conseguido el apoyo unánime de la asamblea general de Naciones Unidas, de todos modos, y para allá apunta el consejo que le ha enviado a quien será su sucesora en ese puesto: la expresidenta de Chile, Michelle Bachelet.
“Yo sería muy suspicaz de cualquier comisionado que busque un segundo mandato, porque me preguntaría qué acuerdos están siendo obstaculizados; y si han sido obstaculizados, lo han sido a espaldas de las víctimas”, cuenta en una entrevista con el periódico británico The Guardian. Por eso mismo, agrega el artículo, Zeid le recomienda a Bachelet mantener el coraje y no buscar la reelección.
La expresidenta asumirá sus funciones el 1 de septiembre y el mandato dura cuatro años, que puede extenderse por otro cuatrienio.
Retórica de Trump y la “incitación a la violencia”
El diplomático (y príncipe) jordano expresó su mirada crítica en esta entrevista sobre todo alrededor de la figura del Presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Incluso comparó su retórica, y lo que ella implica en relación con minorías y la prensa, con los dos peores momentos del siglo XX: aquellos que precedieron las dos guerras mundiales. En frecuentes apariciones públicas y en su cuenta en Twitter, el mandatario norteamericano ha denominado a determinados medios de comunicación como “enermigos del pueblo”.
“Comenzamos a ver una campaña contra los medios… que podría, potencialmente, y aún puede, haber puesto en marcha una cadena de eventos que podrían bastante fácilmente causar daño a los periodistas que solo hacen su trabajo, y potencialmente [provocar] autocensura”, denuncia Zeid en esta entrevista con The Guardian. “Y en ese contexto”, agrega, “esto está acercándose mucho a la incitación a la violencia”. Ante ello, sugiere que una corte tendría que decidir una grado de culpa de Trump si acaso un día un reportero es, por ejemplo, apuñalado mientras cubre un mitin electoral.
El estilo Trump tiene el problema de que puede ser imitado por otros líderes de gobiernos autoritarios, afirma el alto comisionado. Y ello corre tanto para reducir la libertad de expresión (el líder camboyano Hun Sen cerró medios independientes usando la misma retórica de Trump) como para acorralar, mediante el lenguaje y por cierto a través de políticas como la de separación de familias inmigrantes en la frontera con México, a minorías que “tradicionalmente han sufrido mucho con el fanatismo y los prejuicios y el chovinismo”.
El propio Zeid no ha tenido mayores contactos con la Casa Blanca. Por lo mismo, cuestiona que la actual administración en Washington ni siquiera haya nombrado a su embajador para el Consejo de Derechos Humanos basado en Ginebra, órgano de Naciones Unidas del cual el gobierno de Trump resolvió desvincularse en junio.
El bajo presupuesto
Del total de recursos de Naciones Unidas, solo el 3% tiene como objetivo materias relacionadas con derechos humanos. La tarea para Zeid en ese sentido, por lo tanto, ha sido dura y él mismo así lo ha presentado en diversos documentos. Es más, se trata de uno de los diversos motivos por los cuales la labor de Michelle Bachelet como alta comisionada en ese asunto es particularmente espinoso.
Las críticas de Zeid a distintos regímenes, con diversas sensibilidades políticas, le ha granjeado enemistades también diversas. De hecho, pese a que la guerra civil en Siria tiene su mayor cuota de dramatismo por los efectos que tiene sobre la población, donde se estima que ha muerto medio millón de personas en siete años de conflicto, como recuerda The Guardian, Zeid fue impedido de exponer sobre estos temas durante una sesión especial del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas en marzo. En esa ocasión, los representantes de Rusia y China rehusaron su presencia, pero de todos modos contaba con los votos suficientes para entrar a hablar. Un cambio de voto de último minuto del representante de Costa de Marfil -las razones de ese cambio nunca fueron aclaradas- le impidió hablar en tan crucial reunión.
El otro problema que él relata en esta entrevista se vincula con la aproximación misma de derechos humanos, que él pide desvincular de cualquier ganancia política. Por eso, insinúa, no tuvo una sintonía mayor con el secretario general de la ONU, António Guterres, el mismo que buscó a Bachelet para ese puesto.
La demanda china y estadounidense a Bachelet
Por ahora, Michelle Bachelet cuenta con el respaldo de, en rigor, todo el mundo, dado que su nombre fue aprobado por aclamación en la asamblea general el viernes pasado. Sin embargo, resulta interesante que representantes de grandes potencias hayan además realizado declaraciones especiales de respaldo.
La expresidenta agradeció la nominación con unas palabras que publicó en su cuenta en Twitter.
Profundamente honrada de anunciar que a partir de septiembre, comienzo una nueva etapa como Alta Comisionada para los Derechos Humanos de ONU. Agradezco la confianza del Secretario General @antonioguterres y de la Asamblea General en el cumplimiento de este importante nuevo rol. pic.twitter.com/5XxhYIksTG
— Michelle Bachelet (@mbachelet) 10 de agosto de 2018
Este lunes, el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Lu Kang, trazó los límites que espera de la gestión de la exmandataria. “China espera y cree que Bachelet trabajará de un modo justo, objetivo y no selectivo, y hará avances equilibrados en derechos políticos civiles, económicos, sociales y culturales, así como derechos en desarrollo, y mejorará más la governanza de derechos humanos globales”, manifestó Lu.
Se suma, de ese modo, a las expresiones de Nikki Haley, la embajadora de Estados Unidos para Naciones Unidas. En una declaración hecha el 8 de agosto, Haley planteó su país se retiró del Consejo de Derechos Humanos en parte por las fallidas condenas de esa instancia a los abusos que ocurren en Occidente en países como Venezuela y Cuba. “Los fracasos del Consejo de Derechos Humanos hacen que la selección del secretario general para la nueva alta comisionada sea del todo importante”. Agregó que está en Guterres el que Bachelet “evite los fracasos del pasado”.
En Chile, dirigentes de Chile Vamos han instado a la expresidenta a condenar las violaciones de derechos humanos de países como Venezuela, Cuba y Nicaragua.
Gran parte de los cuestionamientos norteamericanos al consejo apuntan no solo a que ha sido insuficientemente eficaz en su aproximación a casos como el de Irán, Corea del Norte y la República Democrática del Congo, sino también por “su crónica y desproporcionada obsesión con Israel”. En esta última materia, el periódico Times of Israel recordó la semana pasada que “Bachelet no ha sido particularmente dura con Israel durante sus años como líder en Chile y en Naciones Unidas, pero su gobierno llamó a informar al embajador de Chile ante el Estado judío durante la guerra de 2014 en Gaza”.
En esa ocasión, la Cancillería al mando de Heraldo Muñoz llamó a consulta al embajador Jorge Montero debido a lo que plantearon como un castigo colectivo contra la población civil palestina en Gaza, que “no respetan normas fundamentales del Derecho Internacional Humanitario”.