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Abstracción, emociones, memoria: los pilares que caen con el Alzheimer

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Agencia Uno
POR jorge Román |

Una neurosicóloga y un emergenciólogo explican cómo la medicina aborda enfermedades temidas de los adultos mayores, como las demencias. El 25 de septiembre se conmemora el día mundial del Alzheimer

En 2015, Julianne Moore ganó el Oscar a mejor actriz por su papel en la película Por siempre Alice, en la que personifica a una profesora de lingüística que empieza a sufrir los efectos progresivos de una enfermedad de Alzheimer de inicio temprano. Esta película está lejos de ser la única que aborda el tema: desde El hijo de la novia, de Juan José Campanella, hasta El planeta de los simios: (R)Evolución, de Rupert Wyatt, pasando por Lejos de ella, de Sarah Polley, retratan esta enfermedad como tema central o como gatillante de la trama.

No es raro que el Alzheimer esté tan presente en el cine: las enfermedades neurodegenerativas son una imagen cinematográfica muy potente porque “tenemos esta concepción de que nos perdemos a nosotros mismos con la enfermedad”, dice la neurosicóloga Loreto Olavarría, de la Clínica de Memoria y Neursiquiatría del Hospital del Salvador, en La Invención del Futuro, de PAUTA100.5.

Olavarría forma parte de la Corporación Profesional Alzheimer y otras Demencias (Coprad) e integra el equipo que está implementando el piloto del Plan Nacional de Demencia, creado en 2015, actualmente desplegado en las comunas de Santiago, Peñalolén, Osorno y Magallanes.

Tanto para ella como para el doctor Pablo Granata, emergenciólogo de la Clínica Redsalud, el Alzheimer no debe ser visto como una enfermedad aislada, sino como parte de las enfermedades degenerativas y como una enfermedad de la vejez. Tal como explica en Pauta Final, de PAUTA100.5, “existe una suerte de reloj biológico que opera de manera distinta en cada ser humano: en algunos se instalan procesos degenerativos muy generales, que no afectan un órgano en específico, y a eso le llamamos ‘vejez'”. Pero, a veces, el aspecto degenerativo se focaliza en algunos órganos específicos y, cuando lo hace en el sistema nervioso, “se llama demencia”, dice Granata.

Se estima que el 1,06% de la población chilena presenta algún tipo de demencia. Además, el 7,1% de las personas mayores de 60 años presenta algún grado de deterioro cognitivo. Sin embargo, el deterioro de la memoria -el más cinematográfico- es solo uno de los tres ejes principales de la demencia, explica Granata. Estos ejes son las funciones corticales superiores, los afectos y, finalmente, la memoria. El daño en las funciones corticales superiores afecta la capacidad de abstracción y las operaciones matemáticas: algo tan sencillo como calcular 100-7 puede resultar imposible para alguien con ese problema. El deterioro en los afectos puede producir labilidad emocional (es decir, la persona se pone a reír o llorar con estímulos pequeños) o, al revés, una incapacidad casi absoluta de reaccionar a los estímulos emocionales. Este deterioro afectivo puede ser muy dañino en la dinámica familiar, explica Granata.

Solo el tercer aspecto tiene que ver con la memoria. Granata dice que hay muchos patrones de memoria, pero dos son los más conocidos: la memoria a corto plazo, “que es la que me permite saber lo que tengo que hacer saliendo de acá, lo que tengo que comprar en el supermercado”, y la memoria a largo plazo, que es la que permite recordar la fecha de aniversario de matrimonio, de los nombres de los nietos, de los hijos… Este es el aspecto más temido de las demencias: “Nuestra vida humana, sin memoria, no es nada, estamos vacíos por dentro, somos un estuche sin contenido”, dice Granata. “Los adultos mayores y las personas que empiezan a envejecer tienen más miedo a tener Alzheimer que a morir”, comenta Olavarría.

De las demencias existentes, el Alzheimer es una de las más comunes, pero Granata insiste en que hay otras también muy frecuentes y que pueden prevenirse: las enfermedades cerebrovasculares. “La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte sobre los 40 años”, explica Granata. El cerebro también puede sufrir enfermedades vasculares y “tiene menos tiempo de respuesta que el corazón”, es decir, “sufre y se daña más”. Por ello, dice que reducir los factores de riesgo cardiovasculares ayudan también a prevenir las demencias.

Según el emergenciólogo Pablo Granata, se ha demostrado que las personas que han tenido una vida sana en lo físico y en lo intelectual tienen menor riesgo de sufrir demencia senil.

Olavarría coincide con esta advertencia: una de las preguntas más comunes sobre las demencias es si son heredables. Aunque lo son en parte, “el factor genético tiene poco peso si se compara con otros riesgos”, dice la neurosicóloga. De hecho, “el mayor riesgo tiene que ver con los estilos de vida”, por lo que llama a prevenir recordando que “lo que le hace bien al corazón le hace bien al cerebro”: actividad física, dieta saludable, abandonar el cigarrillo, reducir el consumo de alcohol y, como destaca Granata, actividad intelectual.

Aunque las demencias pueden afectar a personas jóvenes o de mediana edad, son más habituales en las personas mayores. Por ello, a medida que la población chilena envejece, las enfermedades propias de la vejez se convierten el objeto principal de estudio de la medicina. Granata recuerda que se estima que en 2025, la pirámide poblacional de Chile se invertirá: pasará a haber más adultos mayores que nacimientos. Es por ello que, según él, “la medicina, de alguna manera, se ha ‘geriatrizado'”.

Día mundial del Alzheimer

La neurosicóloga recuerda que el martes 25 de septiembre se conmemora el día mundial del Alzheimer: a las 10:00 AM, en la Plaza de la Constitución de Santiago, se realizará una marcha hasta el auditorio de la Caja de Compensación Los Andes, ubicado en Alonso de Ovalle. Es una caminata corta porque, según dice, habitualmente les acompañan “muchos adultos mayores”. Esto termina con un acto en el auditorio, donde se presentarán diversos testimonios. Estará la presencia destacada de la actriz Paulina Urrutia, que contará cómo han vivido ella y su familia esta enfermedad: su marido, el periodista Augusto Góngora, padece de Alzheimer, y su testimonio quedó reflejado el 4 de agosto en un reportaje de la revista Sábado, de El Mercurio.

“El gran valor que tuvo el testimonio que dieron Augusto y Paulina fue que mostraron no solamente el lado triste de la enfermedad, que, yo creo, todos nos podemos imaginar. Ellos nos mostraron una cara distinta, que es posible vivir con esto, de forma digna. La vida no se termina cuando hablamos de Alzheimer, pero para eso tenemos que hablar del tema. No podemos esconder este problema debajo del tapete”, dice Olavarría.