Padecer la vida para ser feliz
El siquiatra y autor del libro “Felicidad Sólida”, Ricardo Capponi, visitó el jardín de Cristián Warnken para conversar y develar los fundamentos de aquello que llamamos felicidad.
En su libro más reciente, el siquiatra Ricardo Capponi se sumergió en busca de las distintas dimensiones de la felicidad. Un concepto intrínseco del ser humano, pero que a lo largo de los siglos ha sido captado, definido o asociado a distintos conceptos y realidades.
Sócrates dijo que el secreto de la felicidad no se encuentra en la búsqueda de más, sino en el desarrollo de la capacidad para disfrutar de menos. Friedrich Nietzsche planteó que es el sentimiento de que el poder crece o de que una resistencia ha sido superada. E incluso Immanuel Kant se refirió a ésta, señalando que más que un deseo, alegría o elección, la felicidad es un deber.
A Capponi le tomó diez años sintetizar todos sus conocimientos sobre este fenómeno. Y lo hizo en Felicidad Sólida. “La felicidad es una sumatoria de cómo uno vive el presente, el pasado y el futuro”, explica en Desde el Jardín, en una extensa e imperdible conversación con Cristián Warnken.
Es precisamente esta tríada temporal la que hace de la felicidad algo tan complejo para el ser humano, asegura.
La falacia del felices para siempre
Para el sentido común, la felicidad se asocia a una vida donde todo funciona acorde a las expectativas y en la que las frustraciones no son parte del panorama.
Pero desde la perspectiva del siquiatra, vivir y no padecer los momentos difíciles es encaminarnos directamente hacia la infelicidad. “Los seres humanos somos muy creativos, pero para eso tenemos que tolerar la frustración y la incertidumbre de no tener una respuesta a la mano”, comenta Capponi.
La vida es difícil y una condición inherente al ser humano es la tristeza, que lleva a que una persona oscile desde su nacimiento hasta su muerte por dudas y verdades, miedos y luchas.
“Es cierto, la tristeza no tiene fin, pero sobre esa tristeza construimos la felicidad”, señala el médico, argumentando que no vivir a fondo cada experiencia y emoción es desperdiciar una oportunidad única de crecimiento personal, de plagar la mente de recursos que nos prepararán para próximos desafíos.
Revise la conversación completa de Cristián Warnken con Ricardo Capponi en Desde el Jardín: