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Vivir en la ficción de Isabel Allende

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Perfil.com
POR Periodista Practicante |

Entre bestias, hadas, guerras y patrias ha vivido la escritora chilena y del mundo, quien en estos días visita el país para presentar su última novela: “Largo pétalo de mar”.

En un nuevo recorrido de 384 páginas, la escritora chilena Isabel Allende invita a sus lectores, y a todos quienes estén interesados, a vivir desde adentro la Guerra Civil española. Su invitación no viene desde la perspectiva de quienes permanecieron en la patria hispana, sino más bien desde la visión de aquellos que, aquejados por el conflicto bélico, debieron huir de su país.

La autora de Largo pétalo de mar destaca que en todos sus libros existe un gran sentido del lugar, y que éste siempre resulta un factor determinante en los hechos. “Quizás es por esa sensación mía de que ando buscando un lugar donde pertenezco. Ese lugar es el universo de mis propios libros”, comenta en Desde el Jardín.

“La experiencia de ser siempre extranjera me marcó en la vida”, agrega.

Ser eterna extranjera

Nació en Perú. Se crió en Chile. Vivió en Bolivia, el Líbano y Venezuela. Y actualmente vive en Estados Unidos.

Una vida yendo y viniendo. Entrando y saliendo de patrias que la han recibido cálidamente y con los brazos abiertos. Recalca que el gran motor de su vida, en todo momento, ha sido el amor. “Todas las burradas y las cosas buenas que he hecho han sido por amor. Yo creo que el amor moviliza mucho. A mí me ha movilizado siempre”, comenta entre risas.

Con 76 años, y ad-portas de casarse por tercera vez, externaliza una idea que actualmente ronda de vez en cuando por su mente: la vida se puede acabar en cinco minutos. “Voy a aprovechar los años que me quedan a fondo. A la edad mía ningún plan vale nada, solo vale el ahora”, señala.

Su interlocutor, Cristián Warnken, quien atento la observa y escucha, le recuerda una frase. Una canción. Un cantautor. La melodía suena y hace que los ojos de la escritora brillen mientras se lleva una mano a la mejilla emocionada. “La vida es eterna en cinco minutos”. Te recuerdo Amanda, cantada por Víctor Jara.  

El vicio de contar

Su pasión por contar y que le cuenten historias partió desde la infancia y fue creciendo con ella. “Empecé a leer de muy chica”, recuerda. Su tío Pablo, que era un lector compulsivo, andaba siempre con un largo abrigo negro. En el cargaba libros que se había robado de las casas de sus amigos, de las librerías y las bibliotecas públicas. “Nunca se censuraron los libros en mi casa”, comenta.

Años más tarde, a fines de la década de los 50’s y cuando la autora de La casa de los espíritus e Inés del alma mía vivía en Líbano, su padrastro tenía un armario con llave donde escondía el whisky, los cigarrillos, los chocolates, las revistas Playboy y unos extraños libros: cuatro volúmenes empastados en cuero rojo de Las mil y una noches.

En plena pubertad, y con las hormonas revolucionadas, junto con sus hermanos aprendieron a abrir el armario. Ellos tomaban los cigarrillos y el chocolate. Ella, los cuatro tomos rojos y los leía dentro del closet alumbrándose con una linterna. “Yo creo que de ahí nace el gusto de contar, la fascinación por la fantasía y la sensualidad”, relata.

Cuenta que hoy en día muchos le preguntan por qué sigue escribiendo, si a su edad podría fácilmente jubilar. Su respuesta es siempre la misma. “Primero, porque no sé hacer ninguna otra cosa y, después, porque me encanta”.

Volver a un país distinto

Cada cierto tiempo, aunque con menos frecuencia que cuando su madre y padrastro aún vivían, la eterna extranjera vuelve a su patria, aquella que dejó hace años huyendo del golpe de Estado en 1973, pero donde hoy en día dice que puede sentir la verdadera libertad. 

“La patria es una cuestión de memoria. Yo viví muy poco en Chile, ni siquiera nací aquí. Pero si tú me preguntas, yo soy chilena. Me siento profundamente chilena”, comenta la autora de La ciudad de las bestias en Un Día Perfecto, en conversación con Maritxu Sangroniz.

Revisa la conversación completa de Isabel Allende con Cristián Warnken en Desde el Jardín: