Las urgencias de Bachelet en China y Arabia Saudita
La alta comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas aterrizó el miércoles en Venezuela. Sin embargo, en su agenda hay otros casos que también son prioritarios.
En medio de alta expectación internacional, la tarde del miércoles 19 de junio la alta comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Michelle Bachelet, aterrizó en Caracas, Venezuela. Por meses, diferentes autoridades solicitaron a la expresidenta de Chile que constatara en terreno la grave crisis humanitaria que atraviesa el país, que hoy se encuentra bajo el régimen de Nicolás Maduro.
En mi primera visita a #Venezuela como Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, espero escuchar todas las voces y trabajar con todas los actores para promover y proteger todos los derechos humanos de todos los venezolanos. Haré una declaración el viernes. pic.twitter.com/K8ME1biYcn
— Michelle Bachelet (@mbachelet) 20 de junio de 2019
Si bien la exmandataria ya se había pronunciado sobre la situación de los derechos humanos en el mencionado país, Venezuela no es el único territorio que estudia la oficina que dirige. De hecho, desde que asumió, en septiembre de 2018, ha intentado hacer frente a una serie de desafíos mundiales que ella misma definió.
En ese sentido, uno de sus grandes retos con los que se comprometió, de la mano con el Pacto Global para la Migración, es reducir la vulnerabilidad de los millones de migrantes del mundo. A juicio de la alta funcionaria de Naciones Unidas, por años estos grupos han debido soportar violaciones sostenidas de sus derechos humanos.
Buscando cumplir con las diferentes tareas que se propuso, grupos de expertos de su oficina han realizado misiones a diferentes países, recolectando antecedentes sobre el nivel de respeto a las libertades de los ciudadanos. Así, han recorrido, entre otras zonas, Corea del Norte, Arabia Saudita, e, incluso, Chile.
Violaciones a los DD.HH. en China
Uno de los temas que Bachelet se propuso abordar -y que por lo demás capta atención internacional- es el referente a las denuncias por torturas a numerosos detenidos en China, en especial en la región autónoma de Xinjiang. Ahí, comunidades musulmanas están expuestas a aprehensiones arbitrarias, hay persecución política y encarcelamientos de abogados y activistas de derechos humanos.
La apuesta de la expresidenta fue dialogar con las autoridades y, hasta el momento, parece que ha rendido frutos. El jueves 13 de junio, el nuevo embajador chino ante la Oficina de Naciones Unidas en Ginebra, Chen Xu, informó que se ha invitado a la alta comisionada a visitar la región de Xinjiang, donde han sido detenidos arbitrariamente más de un millón de musulmanes uigures.
Este grupo, según reportes de la ONU y organizaciones de derechos humanos como Human Rights Watch y Amnistía Internacional, son fuertemente vigilados mediante sofisticada tecnología. Parte de ellos, además, son ingresados a la fuerza a campos de internamiento donde son maltratados con el fin de que adquieran el idioma y las costumbres chinas.
Estos campos de “reeducación”, como fueron denominados, han sido reconocidos por China. Según argumentaron, la idea era capacitarlos laboralmente para poner fin al terrorismo, el separatismo y el extremismo.
El representante de China ante la ONU, en medio de una conferencia de prensa, sostuvo que “ver es creer”, por lo que subrayó en que la invitación a Bachelet está sobre la mesa.
Caso Khashoggi
La oficina de Michelle Bachelet ha seguido de cerca lo ocurrido con el periodista Jamal Khashoggi, quien murió en octubre de 2018 en el consulado saudí en Estambul. Tras meses de investigación, Agnes Callamard, relator especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias, comunicó que el profesional fue víctima de una ejecución extrajudicial premeditada, de la que es responsable el Estado de Arabia Saudita.
“Agentes del Estado saudí actuaron bajo la cobertura de su Estado oficial y utilizaron medios estatales para ejecutar al Sr. Khashoggi. Su asesinato fue el resultado de una planificación elaborada que involucró una amplia coordinación e importantes recursos humanos y financieros. Fue supervisado, planificado y respaldado por funcionarios de alto nivel”, sostiene en el informe.
En tanto, desde el gobierno de Arabia Saudita desecharon los alcances del citado informe. “Carece de credibilidad”, dijeron.